En el proceso de solicitud de admisión al opus, uno tiene que hablar varias veces con distintos "directores" (bien sea al enviar la famosa carta o cuando se acerca a la admisión pasados seis meses).

Una pregunta que siempre me causó angustia, y que me daba la impresión de ser parte de lo que todos tenían que responder, era "¿Tienes algo que esconder al Opus Dei? ¿O que querrías que el Opus Dei no supiera?" Yo tenía 18 años en ese entonces y ningún crimen que esconder. Pero me angustiaba porque no sabía si mi no aceptada homosexualidad caía entre las cosas "terribles" que el opus debía saber. En el fondo, conociendo por encima la doctrina de la iglesia católica sobre el tema, sospechaba que si llegaba a decirlo me dirían que no podría ser parte de esa institución. Al final nunca lo dije (sobre todo porque nunca lo había dicho a nadie y era un tema que aún no sabía cómo manejar). Ese miedo me acompañó a lo largo de los años que fui numerario.

Alguna vez hablando con un sacerdote sobre no saber si yo era apto para estar ahí (por supuesto, sin decir nada en concreto sobre mi sexualidad), me dijo: "No te preocupes, que todos nos hemos colado en la obra" ("colado" en mí país se usa cuando uno entra a un sitio sin permiso). Aunque no sabía si se refería a algo como ser gay, eso logró tranquilizarme un poco. En todo caso, con el paso del tiempo corroboré que si hubiese respondido sin más esa pregunta (exponiendo injustificadamente mi vida privada) sí habría tenido problemas.

Un par de veces me dijeron que no "tratara" a dos estudiantes hombres. No me dieron la razón para dejar de hacerlo, pero es el caso que eran dos chicos abiertamente gais. También un par de veces en charlas para numerarios, el que daba la charla afirmó de modo tajante (muy al estilo de Escrivá) que los homosexuales no tenían nada que buscar en el opus. Todas esas veces, al notar la discriminación a los estudiantes homosexuales y cuando salía el tema en los medios de "formación", yo la pasaba bastante mal...

Tendrían que pasar años para poder darme cuenta de que eran ellos, los que dirigían esas casas y daban esas charlas, los que hubiesen debido sentirse mal y avergonzados: eran ellos los que se habían decidido a discriminar velada y públicamente a las personas con una orientación sexual diversa. Ahora mismo pienso en esa pregunta por los "secretos" de alguien y me parece absurdo que sea requisito para la entrada a un sitio donde esconder y maquillar las verdades es una práctica de todos los días.

Indagar