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 Tus escritos: La figura de las directoras de la Administración.- María Elena García

077. Numerarias auxiliares
María Elena G. :

 

Cuando llegué a estudiar a una de las escuelas Hoteleras en México, me llamó mucho la atención el trato que se le daba a las directoras. Me explicaron que eran las personas de más autoridad y hubo dos ideas que se me quedaron muy grabadas de aquellos tiempos. La primera es que eran como las mamás de la casa y la segunda que representaban “al Padre” No sé por qué tenía que representar ella a algún padre, pero bueno...



Al llegar a una casa ajena una trata de apegarse a las reglas de la casa, creo que ese fue el motivo por el cual pronto entré al redil, por agradecimiento, ya que se supone que me estaban dando una oportunidad al aceptarme en la escuela.

Viéndolo ahora parecía que había entrado al ejército o algo parecido. Marchábamos todo el día al ritmo de horarios y normas del plan de vida (¿Por qué tenía yo que vivir un régimen así?). Volviendo al hilo del tema recuerdo que al llegar la directora a las tertulias, nos poníamos todas de pie, incluso las que estábamos sentadas en el suelo. Cuando pasaba por el comedor dejábamos de comer para ponernos de pie. En sus cumpleaños se tiraba la casa por la ventana, “literal”. Se hacía comida especial y se preparaban tertulias muy elaboradas, como obras de teatro, bailes o cosas así. Creo recordar que era la única que tenía un lugar fijo en todos lados, incluso en el oratorio. Recuerdo que en el oratorio se sentaba en la última banca y decía que lo hacía para comprobar que estuvieran todas en el oratorio, y cuando notaba que faltaba alguien, mandaba a alguna a buscarla a su cuarto. Así que su lugar fijo sí era importante.

Siempre había un grupito más “cercano” en torno a la directora y otro que no era tan afin a ella. En todos los centros pasaba algo así, yo era de las cercanas, se me podía pedir cualquier cosa y la hacía, aunque no me gustara. Al llegar a la escuela siendo tan joven (14 años) me parecía la figura materna de la casa, no fue difícil que ya siendo instructora fuera tan cercana a esa figura que, además, acumuló muchos años en ese puesto. Además, tenía claro que las directoras siempre tenían la famosa “gracia de estado” así que nunca cuestionaba. Cuando empecé a cuestionar, pasé al lado obscuro, a las que no eran tan del grupo próximo. Me daba cuenta de que las que no eran cercanas la pasaban bastante mal, aunque nunca vi tan clara la situación. Ahora veo perfecto que yo era cercana por ser más manipulable y cuando me pasé al otro grupo lo padecí en carne propia.

El asunto de las directoras lo traigo a cuento por lo siguiente que voy a contar. En todos los años que viví (casi 17 años) en esa escuela como instructora, me tocó la misma directora, así que había continuidad en el servicio, en el funcionamiento y lo más importante, el semillero de vocaciones que en mis tiempos iba viento en popa. Pitaron muchísimas (las mismas que se fueron después a puñados) pero el día de los cambios llegó y una nueva directora llegaba a la casa. Hubo despedidas, llantos y algunas miradas de alivio. Cuando llegó el día de su marcha, la directora se iba mientras estábamos en limpieza para que nadie la viera. Al darme cuenta salí a hacerle compañía porque estaba sola con sus maletas como si a nadie le importara su partida. Al observarla vi la desilusión dibujada en aquel rostro que conocía tan bien, lo que ella estaría sintiendo después de tanto tiempo, los años habían dejado su huella. Al poco rato llegó la flamante directora, mucho más joven que la que se iba, toda sonrisas. Al quedarme con la que se iba me dijo que la dejara porque si no, iba a tener problemas con la nueva directora. Pensé que era broma, pero no pasó mucho tiempo cuando me di cuenta de que todo había cambiado.

La nueva directora era más joven y muy risueña como ya dije, además era administradora con experiencia, profesión muy valorada en una escuela y casa de retiros. Por eso me sorprendió tanto que al poco de llegar mandara tirar todas las praxis que había en cada zona, eso suponía tirar el trabajo de más de 15 años, experiencias, aciertos y errores para facilitar el trabajo a las que venían detrás. Y así, con una sonrisa fue a dar nuestro trabajo a la basura. Poco a poco acabé desconociendo el lugar donde vivía, el ambiente era tan diferente, fue entonces cuando me di cuenta de que había caído en el lado obscuro, había pasado a formar parte del otro bando, de las que no éramos afines a la directora.

Siempre había indirectas cuando hablaba conmigo:

ꟷ“La directora anterior decía que usted podía hacer tal cosa…”

ꟷ“¿No que usted era buena para ese encargo…?”

Sobra decir que duré poco tiempo con esa directora. Tristemente me hizo ver que mi tiempo en las escuelas había terminado. Además, me dejó agotado el cuerpo y con mucha desilusión en el alma, no digo que se lo haya propuesto, pero me dejó una herida de la cual ya no me repondría.

Con el tiempo descubrí que había muchos tipos de directoras. Las había encantadoras, jóvenes, amables, algunas muy risueñas, otras deportistas, pero también las había mayores, algunas que daban miedo, unas muy tacañas e incluso gruñonas. Conocí a unas retadoras y valientes. Siempre fueron figuras indispensables en cada centro, de ellas dependía nuestra vida entera, si descansábamos o no, si veíamos a nuestra familia, si podíamos hacer amistad con tal o cual persona, si permitía que se nos agrediera física y verbalmente. Esto último lo digo porque me pasó. Una numeraria auxiliar tomó por costumbre insultarme incluso delante de la directora y la directora miraba para otro lado. y luego cuando le decía que yo no podía con aquello me contestaba: “pobrecilla, rece por ella”. Así por un año. En fin, era la persona elegida por Dios para velar por “las hijas pequeñas”.

Sé de muchas que nunca quisieron estar en ese puesto o que no estaban preparadas y otras que abusaron de ese poder y que lastimaron a familias enteras.

Con las que me tocó coincidir: gracias, porque no siempre fui una persona fácil. A las que me lastimaron: gracias, porque ese dolor me hizo ver que estaba en el sitio incorrecto. A las que siguen ahí: fuerza, porque no es un sitio fácil y a los que llegaron a este punto del relato: gracias por su paciencia.

María Elena García




Publicado el Monday, 02 October 2023



 
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