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 Tus escritos: ¿Es voluntad de Dios una montaña de incongruencias?.- Mediterráneo

070. Costumbres y Praxis
Mediterráneo :

El post de SaturiaValentín del miércoles 13 de diciembre me hizo reír y me hizo pensar. Para quien piense que exagera, yo digo aquí y ahora que se ha quedado corta. Como dice mi “Martín Fierro”, “aquí no hay razón de más / más bien las puse de menos”. Todo lo que dice es rigurosamente cierto.

Yo hice ese hojaldre, lector, con sus vueltas y revueltas, no recordaba lo del sentido contrario a las agujas del reloj, no en vano carezco del más mínimo sentido de la orientación, pero recuerdo la mantequilla del pingüino (verde, roja o azul), la harina de fuerza y el amasado, como si lo hubiera hecho esta mañana. Con esa masa se hacía el hojaldre y los croissants.

Y recuerdo algo más: en mis tiempos se vendía una cosa, el T-500, que igual servía pa’ un barrío que pa’ un fregao, y que era un compuesto químico en polvo para bizcochos, magdalenas, plum cakes, brioches, bollos, etc. Al polvo se le añadía leche o agua, se mezclaba bien, se colocaba en moldes y al horno durante 45’. Listo. Lo que fuera.

No tengo la menor idea de qué tenía ese compuesto, no sé si los conservantes, emulsionantes, estabilizantes y todos los antes que tuviera eran cancerígenos o no, no sé ni siquiera si el producto sigue existiendo a fecha de hoy. Lo que sí sé es que, por una parte, nos deslomábamos amasando hojaldres, y por otra parte mezclábamos polvos y agua/leche para hacer un bizcocho. El sentido común dice que hubiera sido mucho mejor comprar un hojaldre hecho, aunque no hubiera sido tan bueno, total el hojaldre solo salía en fiestas, y dedicar esa energía a hacer un bizcocho, que cuesta nada y menos, y en el tiempo de hacer una masa de hojaldre pueden hacerse bien ocho, pero nutritivamente ese bizcocho hubiera sido más sano que un compuesto químico.

¿Por qué, cuando se hacían reformas en la casa, en cualquier casa, había que pasar a limpiar cuando los obreros se marchaban? Se dejaba todo a punto de revista... solo para ser ensuciado al día siguiente, cuando se volvía a limpiar todo. ¿No hubiera sido más normal que un batallón de personas pasara a limpiar a fondo durante tres días, al final de las reformas, cuando ya no se hubiera vuelto a ensuciar? ¿Qué sentido tenía el cansancio añadido de unas personas que ya llegaban agotadas a esa limpieza, limpieza igualmente inútil porque al día siguiente, y al otro, y al otro, y al otro, se repetía la misma función?

¿Por qué el horario de las numerarias auxiliares fue (¡es!) tan inhumano? ¿Por qué, a la persona que salía a servir el comedor y se había pasado la mañana limpiando como una máquina, no se le daba un buen cuarto de hora para ducharse, sino que tenía que ducharse y cambiarse en tres minutos de reloj? Hablo en pasado, gracias a Dios, porque ahora mismo aquellos tiempos en que había numerarias auxiliares para servir comidas y cenas en las comisiones y delegaciones de la sección de varones, ya son historia. Gracias a Dios, repito.

Se me dirá, y es cierto, que ahora las cosas han cambiado. Sí, sí han cambiado algunas cosas. Sin embargo, no han cambiado por voluntad de la institución, sino porque LA VIDA en mayúsculas ha dicho “o por las buenas, o por las malas”. Claro que han cambiado las cosas. Han muerto cientos de numerarias auxiliares, las que quedan no pueden mantener el ritmo inhumano que se les impuso porque se han hecho mayores; gracias a Dios, no hay vocaciones de auxiliares y, si alguna pide la admisión, se preocupa de dejar muy claro qué sí y qué no. LA VIDA, en mayúsculas.

Las numerarias auxiliares tienen tarjeta de crédito y cuenta bancaria, aunque cada dos o tres meses, en el círculo breve se lea un aviso de vaciar las cuentas y dejar solo €50, por favor, que el centro lo necesita, y de una numeraria auxiliar independiente económicamente, libera nos, Dómine. Las numerarias auxiliares cotizan. Ninguna, ni una sola, repito ni una sola, por sus horas reales de trabajo, pero cotizan. LA VIDA, en mayúsculas.

¿Por qué se identifica una perfección que solo existió en la mente de un narcisista y, como tal, es completamente imposible de alcanzar, con la voluntad de Dios? ¿Por qué se reciclaba el agua de las jarras de la mesa, para ahorrar, cuando el oratorio del prelado haría palidecer de envidia a los mismísimos papas del renacimiento? ¿Por qué se exige un ritmo de trabajo inhumano pero no se permite dormir más de siete horas y media? ¿Por qué se exigía santificar el trabajo pero en lugar de estudiar había que hacer apostolado? ¡Que levante la mano un/a estudiante universitari@ que no vio bajar sus calificaciones después de pedir la admisión, que levante la mano!

¿Por qué la obsesión paranoica de la sección femenina en España es el dinero? ¿Por qué se quejan de no tenerlo, cuando hay centros, y clubs, y apeaderos, cerrados y vacíos que podrían venderse? ¿Por qué se regatea hasta el céntimo en los sueldos de las empleadas de hogar externas a lo largo y a lo ancho de todo el país? ¿Por qué ¡ahora! se insta a las numerarias a que se marchen a vivir solas, y la dispensa de la vida de familia ha pasado a la historia, y solo interesa que en los centros no quede nadie, para gastar menos? Recuerdo al lector que hubo un tiempo, no tan lejano, en que una numeraria no podía pasar una noche fuera del centro sin ser automáticamente expulsada de la institución.

¿Por qué se hizo, y se hace, voluntad de Dios de una montaña de incongruencias? ¿Por qué, a fecha de hoy, desde dentro se sigue empeñado en que no pasa nada, cuando están viviendo un terremoto que tira cuadros y lámparas, agrieta paredes, desquicia puertas y hace que el suelo parezca gelatina?

Mediterráneo 

"Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron" - José Hernández, "El gaucho Martín Fierro".




Publicado el Monday, 18 December 2023



 
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