Soy un abusador de conciencias

Zartán, 16/02/2024

Eso de pasear por el ciberespacio es sorprendente, te encuentras de todo, san Google a veces hace uso de una imaginación propia de inteligencia natural y te sorprende con respuestas que te dejan patidifuso. Por ejemplo, si buscas acetona, el malévolo Google te manda por un lado a ver el removedor de esmalte para uñas (de dudosa utilidad para mi) y por otro a un lado más oscuro: el peróxido de acetona que resulta ser un simpático explosivo preparable en forma prácticamente doméstica.

Pues el otro día, buscando sobre cómo ayudar a personas con características del espectro autista, me topé con un inesperado artículo en la página del Istituto Superiore per Formatori escrito por don Davide Cito que es un insigne canonista de la prelatura…

La curiosidad me hizo empezar a leerlo, aunque ya tenía claro que nada que ver con lo buscado, era el típico guiño de san Google que -como con los explosivos- me lanzaba al abuso de conciencia de manos de don Cito y me dije a mí mismo “oye mí-mismo, mira a ver qué dice”. Y no salgo de mi asombro, ¿el censor duerme? ¿Se ha dado usted cuenta de lo que dice? Don Cito, según Internet no es un peón más, parece que sus galones los tiene: asesor del Papa Benedicto XVI, Vice Rector de la P.U. della Santa Croce, profesor ordinario de derecho penal y -para colmo- de Milano.

Os voy a poner aquí los párrafos que me han llamado más la atención y si puedo, algún comentario al respecto

Empieza poniendo una cita del Papa "El elitismo, el clericalismo fomentan todas las formas de abuso. Y los abusos sexuales no son los primeros. El primero es el abuso de poder y de conciencia" Vale, por ahora vamos bien.

Se han encontrado con situaciones en las que era ciertamente reconocible un uso distorsionado de la posición de superioridad de un sujeto sobre otro, con consecuencias, a veces graves -psicológicas, físicas, espirituales, morales o incluso económicas- sobre la víctima. Efectivamente, la mayor parte de nosotros lo hemos sentido en carne propia.

El abuso espiritual también puede definirse por sus efectos, algunos de los cuales son: daño a la autoestima, dependencia inducida, disminución de la capacidad de tener confianza, reacciones emotivas como ira, ansia y depresión. Los expertos añaden que en algunos casos puede darse un shock con respecto a la fe. Don Cito, está usted definiendo en este párrafo al menos al 90% de los usuarios de esta página. Por tanto, si los efectos califican el origen, en la obra se practica de forma bastante habitual el abuso espiritual.

Incluso antes de desempeñar el oficio concreto, sea el ministerio sacerdotal o la consagración recibida, se crea una relación de confianza y "superioridad" de los ministros sagrados o consagrados, fortalecida por el hecho de ser de alguna manera "representantes" de Dios y por tanto merecedores de la escucha, la obediencia y la confianza precisamente porque son expresiones, en cierto sentido, de la voz y la voluntad de Dios. La voluntad de Dios nos llegaba a través de la voz de los directores (curas o no), la relación de superioridad quedaba establecida desde el momento en el que el director te decía “Zartán, ahora tu charla fraterna la haces con el señor Cebra sin Rayas”. En ese preciso momento, ese caballero quedaba certificado como portavoz de la voluntad de Dios.

¿En qué puede consistir el abuso de conciencia? En la teología católica, y más allá, la parte más sagrada del hombre es la conciencia individual. Una conciencia que te permite distinguir entre el bien y el mal. Puede equivocarse, pero la debemos seguir, aunque quizá implica un error. El papel del acompañante no consiste en decir a la persona qué debe hacer, sino en ayudarle a tener más luz sobre lo que considere mejor para sí mismo. Tomar el lugar de la conciencia de los demás es, de hecho, un abuso de conciencia. ¡¡¡A buena hora me lo dice usted!!! ¿Es decir, que todas las veces que me han dicho “esto lo haces así porque es lo previsto” era un abuso de conciencia? Pues estamos listos, resulta que he sido abusado innumerables veces y yo sin saberlo, menos mal que -como me decía hace poco un mandril medio amigo- mientras sea de ombligo para arriba es más llevadero. Pero me duele enormemente saber que yo también soy un abusador ya que, en más de una charla fraterna (confidencia le decíamos) he indicado un camino concreto sin preguntar demasiado al confidente.

Es decir, uso la confianza que la gente deposita en mí para guiarlos hacia mi solución: "¡Tienes que hacer esto!". porque es lo que la obra espera de ti, es lo que el Padre te pide, …

Una dificultad es darse cuenta. Un abuso de este tipo no se ve claramente cómo se puede ver un abuso sexual, y además existe una complicidad "falsa" que vincula a la persona con el abusador. Es más, las personas en situaciones vulnerables casi "piden" ser tratadas así: se presentan con problemas muy serios y difíciles, pero en lugar de hacer un largo trabajo de análisis y aclaración, prefieren confiar en un "gurú" que les diga: "La Palabra de Dios te dice que hagas esto". Puede haber una correlación entre el abusado y el abusador, entre aquellos que quieren decirle al otro cómo vivir y aquellos que quieren que le digan cómo vivir. De hecho, el abuso de conciencia no lo cometen monstruos sino personas que a veces actúan de buena fe. Pero hay que preguntarse también sobre la buena fe de quien ha puesto al señor Cebra sin Rayas como mi director espiritual y a su vez, hay que ir subiendo en la jerarquía y seguir indagando sobre la inocencia ¿nadie ha dudado de lo que se está haciendo? ¿Por qué este escrito de don Cito no nos lo hacían leer antes de darnos el encargo de llevar charlas fraternas? ¿Por qué tanto aviso, tanta norma, tanto vademecum sobre cómo tratar a la gente del sexo opuesto y ni una fruta palabra formativa seria sobre cómo llevar charlas fraternas? ¿Eso no es tentar a Dios? Enviar a un pobre mangarrán a intrusear y pontificar en la conciencia de otros. que a veces actúan de buena fe. La vida cristiana y espiritual es un camino de libertad. En la vida del Espíritu la persona se vuelve cada vez más libre frente a las esclavitudes sean materiales como espirituales, y entre ellas se encuentran también el sentimiento de culpa, la aspiración a ser perfectos, la no aceptación de las propias limitaciones, etc. El papel de la Iglesia es acompañar a las personas a liberarse de estas esclavitudes. Crecer en la vida cristiana significa ser cada vez más libre. Ya me estás cayendo tan bien que voy a empezar a llamarte caro Davide. ¿La hojita para llevar control de las normas vividas diariamente es liberante?

Si en cambio necesito siempre de alguien que me diga qué debo de hacer, es un signo de que algo no está funcionando. El problema de fondo surge cuando se confunden los objetivos: ¿mi intención es que hagas el bien o que ames el bien? Caro Davide, esto se lo tienes que decir al Protonotario para que, de alguna manera, se refleje en los nuevos estatutos.

Ahora me toca modificar mi curriculum vitae y después de lo de gestor de selvas voy a poner redomado violador de conciencias, reconocido abusador de poder. Aunque, de verdad, yo no tenía idea de lo mal que estaba haciendo las cosas, era pura buena voluntad.

Compungidos abrazos desde mi selva.

Zartán

http://www.isfo.it/files/File/Spagnolo/e-Cito20.pdf