Querida Agus, [se refiere a la nota que escribí tras su escrito del miércoles], cuando se trajeron de México a Antonio Pérez Tenessa a la España todavía dentro del imperial catolicismo, era un simple cura fugado quien, encima, había tentado matrimonio civil en México. Es decir, en la escala civil de los malos de ese momento era un grado antes de llegar al mal absoluto: el masón, vamos que los “cuennos” y el rabo ya le habían empezado a echar raíces.

Dos sacerdotes canonistas del Opus Dei resolvieron jurídicamente su reducción (así se decía entonces) al estado laical, consiguiendo levantar todo tipo de excomuniones y entredichos y en tiempo muy breve en comparación a lo que solían tardar estas cosas en la Rota, su tema canónico se resolvió.

En lo material también hubo ayuda, inicialmente en forma directa y luego indirecta ayudándolo a regresar al mundo jurídico y trepar profesionalmente (ten en cuenta que el personaje era de una gran valía por lo que con un par de palabras bien dichas a quien era menester, subía él solito y lo hizo hasta llegar -por méritos propios- a Secretario del Consejo de Estado.

Le ayudaron en todos los frentes con mucha discreción pero también eficacia y mientras fue necesario. Ninguna de las dos partes aireó el tema.

Distinto lo de Antonio Esquivias. Él necesitó mover Roma con Santiago para que le hiciesen caso. Al final parece que lo apañaron, pero no fue iniciativa de ellos, fue a pesar de ellos, tal como pasará con las 43.

Lo que me sorprende es que si eso se hizo en los finales 60 y primeros 70 y es radicalmente distinto a lo que se hace hoy (o me hicieron a mi) ¿qué es lo que ha pasado? ¿Cambió la política de cómo tratar a los ex? O también puede ser que haya ex y EX. Pérez Tenessa dio que hablar, era conocido ¿tuvo un trato diverso? Eso también es muy propio de nuestros amigos, para ellos todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros. A este respecto tengo un ejemplo genial sobre una persona despedida de una institución ligada a nuestros amigos solamente por haber dejado de ser numerata, y prontamente recontratado con mejor sueldo y posición en el IESE (o similar) porque su padre era mucho más igual que el resto de los mortales.

No tengo otros datos de otros ex de esos años, todo era muy oculto (no había internet), pero me interesaría si alguien puede aportar datos que nos ayuden a saber si el trato material que se da a los ex ha cambiado o si esa indiferencia (o mala leche) es algo ligado al espíritu fundacional.

Selváticos abrazos.

Zartán