LA TAPADERA

DESCUBRIENDO LA PÓLVORA (2)

Buenos días a todos los lectores, espero de todo corazón que se encuentren bien. Quería yo haber sacado este escrito para mi onomástica “apellidal”, si es que tal cosa existe (me refiero a San Valentín, cómo no). Me he retrasado un poco.

De nuevo voy a quedar como La Chata ante toda la web, qué le vamos a hacer. Que soy corta, sí, eso mismo. Resulta que ahora acabo de “descubrir” el mecanismo de base, el sistema por el cual el Opus Dei te vende una cosa pero te cuela otra. Resulta que te dan el cambiazo. Y ni te enteras.

Y son buenos. Fíjate si son buenos que no lo había formulado en mi mente con total claridad hasta hace relativamente poco (ya me vale…) Todavía en mi cabeza estaba ese batiburrillo en el que te encuentras cuando, estando dentro, te vas barruntando algo que no te cuadra, pero no sabes muy bien ni qué es. Otros tienen tiempo, o alcances, para desliar la madeja. Pero yo no tuve ni lo uno ni lo otro: como he relatado antes, yo no me fui, “me fueron”. Y bastante pronto. Así que cualquier barrunto que hubiera o hubiese nacido dentro de mí, se me cortó de raíz, y hasta hace bien poco no había vuelto a pensar en el Opus Dei ni en su (in)coherencia teoricopráctica.

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