¿Por qué sigues con la vaina esa?

Noob, 8/03/2024

¿Por qué sigues con el asunto del opus, “con la vaina esa?”. Quizá hace no muchos años algunos “de casa” (puede que hoy día también) hubiera dicho “pobrecito, es que está mal de la cabeza, y por eso busca culpar a la obra”.

Pasé 19 años de mi juventud en la institución, desde recién cumplidos los 17, pero estudié en su colegio desde los 13. La lectura de más de diez mil testimonios en OpusLibros, las conversaciones recientes con otros sobrevivientes del opus dei, la terapia, me han ayudado a ir descubriendo el profundo efecto que esa experiencia tuvo para mí. En particular, ha sido muy importante descubrir el trauma real que me causó la institución a la que entregué con toda confianza mi vida, mi corazón, mis energías, mi formación. A pesar de los muchos años que han pasado, esos traumas me hacen HOY DÍA muy difícil la vida...

He optado por escribir de vez en cuando mis estados interiores, como un proceso para aprender a conocerme, y también con el ánimo de compartir con los otros sobrevivientes mis experiencias a medida que se van dando. En la obra hubiera sido imposible expresar en palabras el estado de oscuridad compartiendo con un amigo, muchísimo menos como un testimonio en Crónica antiséptica sobre lo que me pasa íntimamente como persona. No, sólo se podía hablar en la charla, esa que dizque era dirección espiritual no gobierno, hasta que en 2011 la autoridad eclesiástica intervino.

Hoy me sorprendió darme cuenta que cuando escribo hacia un interlocutor imaginario del opus, particularmente al Prelado Protonotario, me doy cuenta de que sigo partiendo de la premisa de que es un hombre con verdadera buena voluntad, como yo, y de que la iglesia también tiene esa sed de justicia y de verdad. Me salta entonces de atrás, como una ninja de negro atuendo, el pensamiento de las 43 ex numerarias auxiliares, y cómo se siguen burlando de ellas. Y también de las miles y miles de personas a las que el opus dei debe en justicia pedir perdón DE VERDAD y en concreto, reparar material y moralmente, y aclarar públicamente que asume las consecuencias, y como Zaqueo bajarse de su árbol a este mundo.

La vida mía y la de los demás sobrevivientes no se reduce a lo que algunos llaman “atacar al opus dei”. Cada uno, cada una, tenemos una vida que se va realizando al paso que cada uno lleva, en el lugar del mundo donde nos encontramos. La mayoría me imagino que ni siquiera piensan en estas cosas. Aquellos que aún tenemos que lidiar con el torito que nos echaron al ruedo, o que estamos aprendiendo a no entrarle al toro, o que ya no vamos de toros, a aquellos, digo, nos toca para vivir seguirle trabajando al efecto que aun llevamos. Y muchos queremos además lo mismo que cuando nos metimos a la cosa: ayudar a otros como nosotros a encontrar la paz. Ahora tal vez ya no lo hacemos desde un supuesto puesto de superioridad, como nos sentíamos en la obra.

Me ayuda tener un espacio como este para escribir lo que siento, para enviar este mensaje en botella a todos ustedes, los “in” y los “out”, todos sobrevivientes de una u otra forma.

Le decía a un amigo de la obra que al fin de cuentas, la mayoría de unos y otros estamos buscando el bien nuestro y de los demás. La obra se está acabando por atrición, pues no hay casi vocaciones, se cierran los centros de estudios, se consolidan varios países en una sola región, etc. Aunque lo traten de maquillar con el tradicional escrito desinfectado, no hay quién no se dé cuenta, a no ser que lo niegue por no ser capaz de aceptarlo. Pero en lugar de sinceramente encarar la realidad, aceptarla como es, y ver a ver que verdadero remedio hay para cada uno, cada una, lo directores y directoras vuelven a repetir los mantras cansados e inútiles, vacíos de cariño, de rezar más, de que es obra del demonio, o de que sólo hay que esperar que pase este Papa, que no nos entiende.

“Veritas liberavit vos”. Sólo la radical aceptación del presente tal y como es, sin perderse en la morriña por el pasado, o el rencor por las memorias amargas, es un punto de partida real y sólido. Desde esa aceptación radical del presente es posible no perderse en la imaginación de un futuro en el que finalmente tal o cual cosa ocurrirá, y seremos felices. Tampoco se pierde uno en el miedo a un futuro imaginario que puede repetir los horrores del pasado, o inventar quién sabe que otros. Cuando yo consigo conectar con ese presente, con la realidad de mi propia existencia aquí y ahora (me atrevo a decir que es una conexión o percepción que va más allá del pensamiento), cuando lo voy consiguiendo, entonces encuentro verdaderamente esa paz. No es algo a lo que hay que llegar como un pico puntudo del Himalaya tras un largo camino. Está siempre ahí, y a veces estoy más cerca, a veces más lejos de ese centro real que es mi verdadero yo. Pero está siempre allí, y su puerta si está verdaderamente abierta. Y desde esa altura, desde esa profundidad, es posible tomar decisiones y acciones que no surgen del miedo, de la vergüenza, de la culpa, sino de una sólida fuerza interior que no sé bien describir con palabras. Y descubro desde allí ese mismo valor en cada una, en cada uno de ustedes que me acompañan, a su ritmo y paso, por este camino tan espectacular que es estar vivos, y compartir la luz o las tinieblas por las que vamos andando.

Va pues este granito de arena para quién le pueda ayudar a construir su playa maravillosa. Con muchísimo cariño, y agradecimiento por todo,

Noob