Muchas veces me pasó en el Opus Dei escuchar a alguien decir que no votaba a cierto candidato pues era divorcista, o abortista o defendía la fecundación en vitro. Entonces votaban por otro candidato del cual no tenían idea de su plataforma política: vivienda, salud, educación, defensa de los derechos civiles, etc., pero eso sí, ese candidato defendía sus "valores morales".

Pues bien, Bush centró su campaña en que iba a penalizar el aborto, reformar la constitución para prohibir el casamiento de las parejas gay y a restringir el estudio de las células embrionarias. Y eso hizo que todos los fanáticos religiosos saliesen a votarlo, pero se han olvidado que esta misma persona ha iniciado una guerra sin sentido, que miles de personas han muerto y seguirán muriendo por su culpa, que miles de personas están sin trabajo y las escuelas sin maestros, que en los últimos cuatro años el déficit ha escalado a cifras billonarias, que hay millones de personas sin seguro de salud, que está a favor de la pena de muerte y de la libre portación de armas, que cada vez hay más gente viviendo en la calle cuando el gobierno gasta millones y millones de dólares en Irak, que con pretexto de defender al país de los terroristas cientos de derechos civiles se violan a diario, etc. Podría dar mil ejemplos más pues para Bush los inmigrantes no somos nada así que las fronteras se van a restringir mucho más y el tema ecológico daria para largo.

Pero eso sí, Bush defiende los "valores morales". Si sus pasados cuatro años fueron nefastos, los cuatro que se vienen van a ser peor. Vamos a tener un claro ejemplo del engendro que puede producir el fanatismo religioso. En vez de unir, va a continuar dividiendo. En vez de reconciliar va a continuar peleando.

Quisiera estar equivocado, pero dudo que cambie ahora que ha recibido un cheque en blanco para hacer lo que quiera.

Mariano