Jose :
Sólo quiero aportar un pequeño apunte en torno al tema que ha salido en algunos correos de estos últimos días sobre si existe o no vocación a la Obra. Durante la década de los 80 hizo fortuna, al menos en España, una frase atribuida al entonces Secretario General y hoy Prelado, Javier Echevarría, repetida en charlas y círculos que decía así: "Mientras no se demuestre lo contrario, toda persona tiene vocación al Opus Dei".
Recuerdo que a mi me producía escalofrío esa afirmación porque, en pocas palabras, venía a decir que Dios había llamado a "todos" a la Obra salvo, claro, los que la Obra, pasado el filtro correspondiente y evaluado al individuo en cuestión, decidiera que no había recibido esa "llamada". La frase que supuestamente pronunció Echevarría y que, evidentemente, no tenía otro afán que encender el afán proselitista con todo bicho viviente a nuestro alcance, me parecía de tal frivolidad y de "abaratamiento" de (nada menos) una llamada Divina que a mi me produjo el efecto contrario y empecé a pensar que la tan sublime vocación no era más que un mecanismo discrecional de la institución para el reclutamiento masivo de personas.
José
PD: Para Isabel Nath: Aunque comparto casi al 100% cada una de los argumentos por separado de tu escrito, no estoy tan de acuerdo en la conclusión final. Por poner un ejemplo rápido y a bote pronto (pido disculpas por lo superficial de la comparación), la dictadura de Fidel Castro en Cuba ha logrado un nivel de educación alto y un sistema sanitario muy respetable (dicen). Imagino que habrá gente que viva muy a gusto en ese régimen al que incluso pueden agradecerle su estatus y su formación cultural. ¿Justifica eso un sistema político en el que meten en la cárcel o tiene que marcharse al que disiente o, por el contrario, esos fines (positivos) no justifican su existencia y lo mejor sería erradicarlo? También discrepo con el tono, en algunos casos desabrido, con el que te refieres a Ana Azanza.
Publicado el Sunday, 27 February 2005
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