Isa:

Hola!!

Dios no juega con bromas macabras, es el bien absoluto, es nuestro creador y nos ama tan cariñosamente que nos acaricia con todo lo que nos sucede y sucederá en esta vida.

Esa pregunta que has lanzado al aire,  y que muchos de los que escribimos en estas páginas (y que en obvio hemos abandonado el Opus Dei), tenemos una vida interior nutrida y te diré que en mi caso particular entré a la obra, por un amor profundísimo a Dios y me salí de la obra, además de por las razones que hay en mis escritos, por una razón de fondo…

Yo cada que veo el sagrario, me salen de esas lágrimas de amor a Nuestro Señor, cada que recibo una absolución, me imagino la cara de Cristo, cuando vio al usurero colgado del árbol, o cuando curó al endemoniado, te imaginas su mirada? Yo sí, en cada momento… y cuando estaba en la obra más bien me sentía engreído, era todo un fariseo, criticaba otros apostolados, subestimaba de tontos o menos listos a otros, veía a los de tropa como pobrecitos, a los cooperadotes como menos… todo eran normas, formulas, planes rígidos, enajenación mental, creo muy en el fondo que me salí por Cristo, aunque para los de la obra parezca una herejía.

Me salí por Cristo, para recuperar su mirada, para recuperar mi corazón y poder amarle, como creo yo que le gustaría a Él, porque me hizo un tipo sensible, piadoso, amoroso, que le gustan las familiaridades, las amistades particulares, amar a su familia, comerme a besos a mi esposa… porque creo que Dios me veía tristemente, como un Fariseo cumplidor  de la ley, escrupuloso hasta el guevo, diría Satur, y ya no era yo, era un reflejo de algo que ya no quería ser…

Me salí, y le amo como creo que le gusta a Cristo que lo ame, sin formulas, con fe, con el corazón listo y listo…

Así que el único consejo que te puedo dar, es que ames a Dios, pues el te ama, y quiere que le ames como tu creas que puedes amarle, que te doto de unas virtudes personales muy particulares, por lo que no hay razón de quererle amar, como robots en serie… para el amor no hay formulas.

De hecho el evangelio esta muy nutrido de las diferentes formas de amar y que todas le encantaban a Cristo, desde Pablo doctor en la ley, Mateo el cobrador, Pedro el testarudo, y no sólo los 12, sino también el usurero, el leproso, el pobre, el ministro del gobierno romano,  no hay porque amarle todos de la misma forma, pero si con todo el corazón. Nos dio el ejemplo del samaritano, de lo terrible que era el ver la ley como ley y no buscar el espiritu justo de la misma, como criticaba la dureza de corazón cuando se quería ejecutar la ley, sin ver la causa de fondo...

Amar no es decir, hacer, pensar, amar es amar y actuar en consecuencia, no actuar pensando que eso es querer, si no hay disposiciones interiores amar se convierte en receta de cocina, en un plan de vida, en normas por la norma misma.

La obra no es Dios, en todo caso y para quien le sirva un “camino”,  sino que pobre sería la fe…  YO era muy infeliz dentro y lo único que estoy seguro es que Dios me quiere feliz…

Consejo, se feliz, como creas que Dios te quiere feliz!!!, si te equivocas, te perdona y es todo…

Un abrazo cariñoso.

El Chicharo