Hola a todos,

Mi silencio no es debido a que me haya rajado, sino a la falta de tiempo. Como es lógico después de 24 años en el opus todavía sigo asentándome profesionalmente y con frecuencia ando escasa de tiempo, he tenido que estudiar o trabajar a la vez, hacer trabajos que exigían muchas horas, etc., pero todo llegará, incluida la estabilidad profesional, igual que han llegado ya muchas otras cosas.

De todos modos hoy lo que quiero es aportar unos cuantos pensamientos que me rondan la cabeza, y que desde que me he ido, hará ahora en la práctica dos años, cada vez veo más claros...

El otro día fui a ver el famoso Código da Vinci, fantasmada, que ni siquiera ataca a la Iglesia, sino a un reducido grupo ficticio de Obispos que persiguen a los Templarios desde tiempos inmemoriales, dentro de los cuales cual está el “prelado”. Sí que ataca la divinidad de Jesucristo, que para un católico de verdad, creo que es lo que más tiene que escocer y lo que debería defender o rebatir a ultranza (aplíquense esto los que desde el opus están preocupados de defender el daño que creen que se les ha causado).

En cuanto al opus se muestra descarnadamente la práctica de la mortificación corporal, supongo que porque es una de las cosas que a un ignorante en el tema, más le puede impactar. Desde mi punto de vista no es el tema más grave que tiene el opus, pero éste no es el tema de mi escrito, esto daría para otro, ya lo haré. Lo que sí que me parece importante es una frase que alguno de los del opus de la película dice y que queda en el aire. Sólamente quien ha vivido eso a diario durante mucho tiempo, lo capta: “Dios lo quiere”.

Esto es lo que me lleva rondando la cabeza mucho tiempo, y en los últimos meses de agonía ahí dentro, ya dije: por favor no me digas nada más de parte de Dios, si El quiere, ya me lo dirá.

Oráculo en su escrito del miércoles 31 de mayo en el punto 1 hace referencia justo a mi pensamiento: “¡Dios lo quiere!”. Y ese grito, que rememora el ¡Santiago y cierra España!, se acompaña de toda la doctrina estandarizada sobre la obediencia y la unidad en la Obra, y hasta de un sinfín de citas de la Sagrada Escritura sobre la eficacia de la obediencia de fe dada a Dios... aplicada al caso... porque, se supone, aquí estamos ante una “voluntad divina”: ¡Dios lo quiere! , Oráculo sigue más pero, no reproduzco su artículo completo, ya lo podéis leer vosotros.

Ese “Dios lo quiere” acompaña cualquier decisión de los directores sobre tu vida, que tú como persona con buen espíritu debes acatar sin miramientos e ir de cabeza. Podría extenderme infinitamente recordando momentos de mi vida en los que ese “Dios lo quiere” ha hecho una huella honda en mi vida, pero no os voy a enrollar. Sí que voy a desglosar dos momentos importantes, pues creo que pueden ayudar a quienes se encuentran en esas circunstancias:

1. El momento de “pitar”: “Dios lo quiere”,

¿Como puede nadie saber qué existe entre una conciencia individual y Dios?, pero los argumentos son fuertes, en algunos casos difíciles de desoír.

Pero si los analizáis contradictorios, una de las cosas que te dicen es “Dios se ha fijado en ti, te ha elegido desde antes de la constitución de los tiempos”, eso puede ser verdad, Dios lo ve todo, lo pasado, lo presente y lo futuro, lo estudiamos en el catecismo cuando íbamos ha hacer la primera comunión, por lo tanto Dios ya ha visto la película de tu vida, conoce el final que tu has decidido vivir, pero eso no significa que haya decidido por ti. También creo que Dios tiene un plan para cada criatura, pero lo que diferencia al ser humano de las demás criaturas existentes, es la libertad, ha querido asumir el riesgo de nuestra libertad, por lo tanto en definitiva, tú y solo tú puedes decidir sobre tus actos. Cuando están hablando-presionando a una persona para pitar estos dos argumentos se esgrimen.

Hay muchos otros, no me quiero extender más de la cuenta, pero hay otro que también es frecuente, “el tren de la vocación pasa solo una vez, y si no te decides ahora, puede ser que no vuelva a pasar”. Esto en realidad es un invento para poder cubrir los objetivos que se han marcado en cuanto a vocaciones-mes, y está en absoluta contradicción con el argumento anterior. Si Dios te ha escogido desde antes de la constitución de los tiempos, y también sabemos que para Dios no hay tiempo, ¿a qué viene ese rollo del tren?, si tienes vocación a Dios le da igual que pites con 14, que con 20 que con 30, Él tiene mucha paciencia y sabe esperar, lo importante es qué cuando una persona tome una decisión trascendental en su vida, por lo menos, tenga la madurez suficiente (y con esto me refiero a conocimientos y experiencia de vida, no lo digo en plan peyorativo hacia un adolescente) para saber que no se equivoca.

 Este es uno de los problemas fundamentales que tiene el opus, la falta de rectitud de intención en la selección, no importan las personas, importan los números de pitajes para cubrir sus objetivos, así luego pasa lo que pasa, pero los únicos perjudicados no sólo son los que dan el paso de decir que sí a un camino que no es el suyo, sino también el propio opus, que si en su origen, realmente tenia algo de divino, lo esta perdiendo a base de utilizar medios humanos y no divinos, para seguir “atrayendo gente a Dios”.

2. El momento de marcharse.

Dentro, por lo menos para mí, ha habido muchas experiencias dolorosas, en cuanto a que me han hecho sufrir mucho, pero éste el momento de marcharse, es de lo mas doloroso, pues tienes que debatirte entre:

-        Tú conciencia falsamente alimentada.

-        Tú instinto.

-        Tú afán de supervivencia en algunos casos, pues te puedes llegar a plantear el suicidio, como único camino de salida.

-        Tú miedo a un salto al vacío, que en algunos casos es más fuerte que otros, pues sales con una mano delante y otra detrás, sin dinero, a veces sin trabajo e incluso sin estudios, como en mi caso, pues estudié "ciencias domesticas", y como no, el bienestar material del que gozas dentro se acaba.

-        También es frecuente que una persona que empieza a manifestar dudas de vocación, inseguridades, etc., sea llevada al “medico” y empastillada, con lo que con una medicación fuerte, la capacidad de decisión queda fuertemente mermada, pues no eres capaz de decidir ni que ropa ponerte cada día.

Aquí el famoso “Dios lo quiere” vuelve a jugarte muy malas pasadas, pues si eres una persona recta, temerosa de Dios, en el buen sentido de la expresión, ¿cómo vas a ir contra su voluntad?

 La única manera de salir de ese atolladero es desoír todo lo que se te dice, ponerte a solas delante de Dios, no necesariamente delante del sagrario, puede ser en medio del campo, o donde más te encuentres tú con Dios, y averiguar realmente qué es lo que quiere Dios.

Yo os puedo decir que después de 24 años dentro llegué a la conclusión de que no estaba en mi sitio, y aunque iba a tener muchos problemas de todo tipo: dejar las pastillas, sacar unos estudios, buscar un trabajo, ser capaz de mantenerme en la vida, encontrar amigos, aprender a desenvolverme en el mundo (me pasé toda mi existencia en el opus detrás de un pestillo, en la administración), aprender a querer, a un hombre, a mi familia, a mis amigos, etc., en definitiva, vivir una vida real, con cosas buenas y cosas malas, lo que tenía que hacer era marcharme.

 Hasta el último momento en el que la directora del centro me llevaba a casa de mi madre el “Dios lo quiere” estaba presente, incluso los dos-tres meses posteriores en que seguí yendo al centro al círculo, charla y caja (se entiende por que iba, ¿no?).

Os cuento un detalle paradójico, pero real: la misma directora que estuvo dos años, siendo mi “consejera” en mi salida, a la que tantas veces le oí el famoso “Dios lo quiere”, para intentar retenerme ahí dentro, hace unos días, me encontré con ella, me saludó, se interesó por mí, y cuando yo le dije que cada vez tenía mas claro que el opus no era mi sitio, ella me contesta, sin anestesia, “yo también lo vi claro”. Como os podéis imaginar esto me produjo un fuerte impacto, ese vi, encerraba un montón de realidades, entre otras su conciencia delante de Dios, pero su actuación fue contraria a su conciencia en todo momento, ya que actuaba según los dictados de las directoras de la delegación, asesoría o de donde fuese, que no estaban viviendo mi situación real. Era una marioneta más en medio de toda esa gran comedia que decía el fundador que hacíamos, me da la impresión de que lo decía en otro sentido, pero no me digáis que al final no es una de las verdades que ha dicho.

Espero que estas consideraciones, sí maduradas, algun@ que os podáis encontrar en cualquiera de las dos situaciones, os aporte algo de experiencia y os ayude.

Un beso muy fuerte a todos y mucho animo, que la vida es preciosa y hay que vivirla a tope.

Piturro