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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 13 de Noviembre de 2017



Sin CARIDAD todo se pervierte.- Salypimienta

Sin CARIDAD todo se pervierte II

¿La CARIDAD existe en el Opus Dei? Sí y no. Como institución yo pienso que no es para nada caritativa, pero casi todas las personas que pertenecen a la Obra sí lo son (aunque con el paso del tiempo, la caridad de cada uno, como todas las virtudes se vuelve un poco institucional). Entonces, ¿si los fieles de la Prelatura viven la caridad o por lo menos tratan de hacerlo, por qué la Obra no?...



(Leer artículo completo...)




Si te quitan la libertad te quitan la vida.- Linterna

Hola es la primera vez que entro en ésta página, tal vez antes no me hubiera atrevido y nunca había pensado en ello. Ya no tengo el miedo que tuve tiempo atrás. Yo fui cuando era más joven Numeraria Auxiliar unos 9 años. Soy valenciana.

Me gustaría que existiera información muy accesible para la gente joven. Yo fui captada con 15 años y no tuve la oportunidad de resistirme. Después fui consciente de que si te quitan la Libertad te quitan la Vida. Tal vez es difícil explicar y no da tiempo de lo vivido pero se puede aconsejar a otras personas de la realidad para que no pasen por lo que Yo pasé y no sean engañadas y lo que me parece peor es que utilicen el nombre de Dios para aprovecharse de los Inocentes. Gracias

Linterna





Ética en el trabajo en la Opus y Max Weber.- Dámaso

Parece que cada vez existen indicios más sólidos de que la “Opus Iosephimariae, sed non Dei” probablemente ya haya comenzado el largo tránsito de su agonía, tal como están poniendo de relieve los escritos de Jacinto Choza y Gervasio, entre otros.

Por ello, me referiré aquí únicamente a un aspecto de la mentalidad opusina con aparente fortaleza: la ética de la santificación del trabajo que se recoge el tardío lema escribariano “santificar el trabajo, santificarse en el trabajo, santificar a los demás con el trabajo” (Conversaciones, nº 55, -¡finales de la década de los 60!-).

Aunque es un asunto ampliamente tratado en la interesante obra de Joan Estruch, “Santos y pillos”, no obstante yo daré aquí mi humilde opinión, que diverge de la de Estruch en algunos puntos.

Creo que esa “santificación del trabajo ordinario” atribuida a Escriba y la ética calvinista de raíz protestante que contribuyó al nacimiento de la mentalidad racional capitalista están prácticamente en las antípodas.

Como consecuencia, la mentalidad opusina sobre la santificación del trabajo y la vida ordinaria jamás logrará mejorar en nada ni la sociedad, ni la economía como hizo la ética estudiada por Weber, y sí únicamente contribuirá al aumento de la balanza de resultados de la propia Opus.

El enorme genio que fue Max Weber probablemente se indignaría profundamente si llegara a su conocimiento semejante asimilación -ni tan siquiera parcial- de la ética opusina con la puritana que él estableció como última fase del proceso del proceso que llamó “desencantamiento del mundo”, como le ocurrió en vida no pocas veces, con el “incompetente” K. Fischer, con F. Rachfahl, W. Sombart, o con su “venerado maestro” Lujo Brentano,…

Weber, que ya había despachado el mismo tema respecto a los jesuitas señalando que la Compañía de Jesús (y la Opus igual, aunque se trate de fundamentos aparentemente diferentes) tenía un grado de racionalización sumamente consecuente y útil para el poder hierocrático (es decir, para incrementar el suyo propio), hizo también esta aclaración en 1920:

“La concepción tan característica del protestantismo ascético, de la comprobación de la propia salvación, la “certitudo salutis” en la vocación, es decir, las primas psicológicas que esta religiosidad derivaba de la ‘industria’, las cuales faltaban necesariamente en el catolicismo porque sus medios de salvación eran otros”.

Aclarado mínimamente ello, creo que la pretendida “ética del trabajo” de la Opus no sólo no aporta nada nuevo, y sí algo malo porque su fundamento no es otro que extraer los frutos del trabajo individual en favor de los intereses de la obra, siempre muy materiales (llámense proselitismo, expansión de la obra, "dar la vuelta al mundo como a un calcetín" o como quiera que se llamen ahora).

Por todo ello, estoy convencido de que esta pretendida y artificial peculiaridad sobre la santificación del trabajo y la vida ordinaria desaparecerá como el humo con la Opus sin dejar rastro alguno, (y así hay que reconocerlo en justicia) justo lo que no ha ocurrido con la ética puritana, que logró crear una mentalidad capitalista que, según señaló Weber, desde el siglo XVIII pervive mecánicamente al margen de cualquier referencia ética religiosa.

Dámaso





El asunto Lejeune – Gautier.- Ana Azanza

Hola:

Envió traducción de un interesante documento aparecido en una revista dedicada a la Etica científica en Francia. El asunto tiene que ver con la Fundación Jerôme Lejeune, ya sabéis, de esas Fundaciones que son pero que no son y nunca fueron pero algo hay. Jerôme Lejeune fue un famoso genetista fallecido hace poco más de 20 años que “perteneció” como supernumerario, que ha pasado o pretenden que pase a la historia, y ahí está el meollo de la cuestión, como el descubridor del triple gen causante del síndrome de Down.

 

Lejeune se hizo famoso en España gracias a las páginas de la revista que tampoco es siendo, Mundo Cristiano, en aquellos tiempos en que la dirigía el cura donostiarra y numerario Jesús Urteaga. Este sacerdote numerario era célebre en los años 70 del siglo pasado por haber escrito un arrebatado libro “El valor divino de lo humano” que estaba en todos los centros y en todas las casas de supernumerarias para la lectura espiritual. En él se animaba a realizar apostolado y proselitismo con un lenguaje apasionado y guerrero, incluso en exceso. Tengo para mí que posteriormente y con la evolución de la sociedad española el libro fue quitado de en medio. Seguía en los centros, pero ya no era de referencia cotidiana. Otros más recientes y de otro estilo pasaron a ocupar el primer plano de las lecturas espirituales recomendadas.

 

Estaba en que fue Mundo Cristiano la responsable de que en todas las casas afines al “Opus Dei” entrara el profesor Lejeune. De aquellos años de mi adolescencia creo recordar que si un mes no salía Lejeune era porque salía otro médico opusino famoso, el Dr. López Ibor, y si no salía ninguno de los dos entonces le tocaba el turno al célebre Dr. Nathanson, al que llamaron el rey del aborto en Estados Unidos, y el Opus encomiaba porque se había convertido en “el rey de la defensa de la vida”.

 

Lejeune también pasaba por científico famoso y “defensor de la vida”. No recuerdo que en aquellos reportajes se hablara de su adscripción como supernumerario al Opus, de eso me acabo de enterar. En mi época francesa conocí a una de sus hijas y marido, supernumerarios, que vivían cerca del centro del Opus en el que hice el centro de estudios. El marido era filósofo y ella con ser la hija del Dr. Lejeune y activista pro vida además de madre del correspondiente numeroso cupo de hijos ya tenía bastante. Creo que este matrimonio recibió un nombramiento del papa Juan Pablo II en el Consejo Pontificio de la Vida o de la Familia. En fin y en resumen, gente notable.

 

La Fundación Lejeune ha quedado como una organización que honra la memoria del genetista ya fallecido además de trabajar “por la vida”, dice que siguen apoyando la investigación sobre la trisomía, y sobre todo, es una de esas instituciones que dada su finalidad de utilidad social, no paga impuestos por los donativos que se le hacen. Es decir, parece ser y me comentan que a ella llegan las herencias de miembros, familias y gentes “captadas”.

 

El asunto es que y de eso va el artículo que he traducido, hay polémica con respecto a quien fue el verdadero descubridor de la trisomía. Durante años parecía que Lejeune fuera el único, recibió premios por ello que no compartió con nadie más, por ejemplo, el Premio Kennedy. Sin embargo se ha descubierto recientemente que Lejeune estaba en un equipo de al menos tres científicos y que no fue él la persona que miró por el microscopio y “vió”. Se llevó las fotos para su revelado, pero la que montó el laboratorio para hacer los cultivos celulares, técnica que había aprendido en Estados Unidos, fue Marte Gautier, una científica que se vio relegada por sus dos colegas varones del mismo equipo y fue víctima de lo que se ha llamado “Efecto Matilda”.

 

Todas las no verdades, o contra verdades, semi verdades, invenciones, silencios, añadidos y pases diversos de la Fundación Lejeune para minimizar el papel de Gautier o para replegar velas cuando se les ha pillado en renuncio, son analizados y examinados en este “paper” que he traducido. Es minucioso, sus autores se han leído los documentos de la época, cartas de los científicos entre sí, artículos en prensa y lo han mirado todo con lupa.

 

El asunto Gautier tiene importancia puesto que a raíz de la minimización del papel de esta mujer en el descubrimiento, se han producido y elevado cartas al Papa Francisco I en el sentido de que lo tenga en cuenta a la hora de examinar el “dossier” Lejeune que ha emprendido ya el camino de los altares como supernumerario ejemplar y descubridor, además de padre de familia numerosa y no pobre.

 

Otra de sus hijas que ha escrito un libro sobre su ilustre padre, también mencionado en el artículo, es una empresaria de renombre, Clara Gaymard, esposa de un ex ministro de Economía al que echaron del gobierno por cierto piso parisino cuyos gastos pagaba la República. Y también está claro que a la Fundación pertenece sobre todo la familia del científico, su viuda, otro yerno, que sale en el documento como Presidente de la Fundación Jean Marie Le Méné.

 

Como decían en cierto programa televisivo “suyas son las conclusiones”.

 

Ana Azanza

 

La polémica Lejeune - Gautier en español





Un poco de psicología.- El Cid Campeador

 

La verdad nunca triunfa, simplemente sus oponentes se van muriendo.

Max Planck

 

He leído el artículo de Jacinto Choza y querría dar mi opinión acerca de que la obra cambie y consiga sobrevivir.

En mi consideración, la Obra lo tiene muy difícil para transformarse porque tiene un patrón de comportamiento sectario, muy cerrado al exterior de modo que no reconoce lo que realmente son ni la imagen que transmite hacia fuera: están muy satisfechos consigo mismos. 

Este fenómeno es propio de los grupos cerrados, tribales, y ha sido definido por el psicólogo Irving Janis: “el modo de pensar que utilizan los miembros de un grupo muy cohesionado, cuando el deseo de unanimidad impide una valoración realista de las distintas alternativas”. Este señor desarrolló una teoría de groupthink que se puede aplicar al Opus Dei.

La naturaleza humana da soporte a este tipo de comportamiento grupal: la búsqueda de seguridad, evitar lo desagradable que resulta el desacuerdo con el resto de los miembros, entre otros. 

Esto da lugar a que se aprueben declaraciones y proyectos a pesar de que cada miembro sepa a título individual que son un sinsentido. Todo suele aprobarse por unanimidad, ya que no existe discusión sobre los diferentes asuntos y los miembros tienen miedo de disentir. No sé, Jacinto, si estos numerarios mayores que se desahogan contigo han hecho público en la Obra su malestar: con público no me refiero a comentarlo al director o a manifestarlo en ‘tertulias pirata’.

Muchos experimentos psicológicos demuestran que estar rodeados por una opinión coincidente y errónea es una presión suficiente para que nos decantemos por el error, aunque el error sea obvio. Infravaloramos la ‘presión’ que ejerce este hecho. Adjunto un interesante link que explica el experimento.

Por último, respecto a la sociopatía y el sadismo que hemos sufrido Nancy o yo mismo y muchos otros, también encuentro una explicación en el psicólogo Stanley Milgram.  Su tesis, que resultó cierta, es que raramente nos rebelamos cuando una persona investida por una autoridad reconocida por nosotros o con ascendiente moral arremete de manera abusiva o injustificada contra un tercero, incluso cuando este tercero es amigo, colega o, en nuestro caso, hermano. Aquí el link.

Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio (Stanley Milgram).

No hay salvación si no volvemos a la poesía y a la inocencia de los comienzos:

            Ya no cogemos de las frondas nidos,

            ni en tu dulce regazo me guareces,

            ni yo te mezo a ti, ni tú me meces

en los columpios del ramaje asidos (Salvador Rueda)

El Cid Campeador





El Opus Dei era más un proyecto cultural que uno espiritual.- Salvador

El Opus Dei no es consciente de aquello que podemos llamar el “problema cultural”, tan embebido como está de un determinado marco cultural que es completamente marginal en esta post-modernidad.

Los jesuitas, con Arrupe al frente fueron conscientes, en tiempos del Concilio, de la revolución cultural en marcha y cambiaron de rumbo. Hoy en día, dentro de la pluralidad jesuítica, es posible encontrar espiritualidad verdadera. Y mi recomendación es “volver a los jesuitas”.

Jacinto Choza trata de los condicionamientos culturales en relación a la religión y a lo eclesiástico, dos cosas diferentes que en sus trabajos –serios y muy elaborados- parece identificar, como lo hace el Opus Dei. O, por lo menos, no diferencia suficientemente.

Como dice Choza, hoy en día no hay una identidad cristiana; es decir, no hay una referencia cultural cristiana. Esto es dejar al Opus Dei sin contexto porque el suyo cultural es de un pasado que ya no tiene vida; y ajeno al mundo actual. Mi tesis es que el Opus Dei era más un proyecto cultural que uno espiritual.

El Opus Dei originario era una mezcla de intuiciones profundas y aspectos lamentables. Estos últimos, de principio y de detalle, han sido exhibidos en esta web.

Escrivá era como un empresario lleno de energía e ímpetu que percibe una necesidad importante en el mercado, formula la idea… pero no es capaz de traducirla en un producto adecuado o solvente.

Una de las ideas  era la de la secularidad. El producto resultante lo confeccionó a base de una espiritualidad reducida a un ascetismo férreo de una “orden (sumisión de observancias) laical” que se puede sintetizar en la fórmula de “religiosos sin papeles”. De una religiosidad de prácticas conventuales a compaginar con el trabajo normal. El público eran las clases dirigentes. Primero fueron los intelectuales, y fracasada la misión, la empresa, los altos funcionarios y la educación. Finalmente, el ámbito eclesiástico.

Su oferta consistía en la “selección de los selectos”, siguiendo el patrón jesuítico de entonces. Su finalidad, la reivindicación de un marco cultural cristiano –una identidad concreta- que la modernidad secular englobaba dentro de la “contrarevolución”. Su innovación fue ser modernos antimodernos. También innovó en política comunicativa. Nunca hubo espiritualidad, pero sí mucho marco cultural o identidad. En realidad, un proyecto eclesiástico- cultural.

¿Las pruebas de ello? Su historia. Me permito lanzar un esbozo ideológico y estratégico que me gustaría que fuera revisado y completado (hay blancos por falta de información que pongo en verde) por vosotros.

Cordialmente, Salvador.





Esbozo de mapa ideológico y estratégico del Opus Dei (1939-2016).- Salvador

ESBOZO DE MAPA IDEOLÓGICO Y ESTRATÉGICO DEL OPUS DEI (1939-2016)

Me permito lanzar un esbozo ideológico y estratégico que me gustaría que fuera revisado y completado (hay blancos por falta de información que pongo en verde) por vosotros.

1939-1951: el apostolado de la inteligencia en el ámbito universitario. La estrategia era la recristianización cultural mediante la hegemonía cultural. La bandera de “recristianizar la sociedad” que el ministro de Educación Ibañez Martin hizo suya fue el soporte institucional de la misión que sanjosemaría entendía debía hacer el Opus Dei.

De los 580 catedráticos que había en la universidad, 20 fueron asesinados, 150 expulsados y 195 se exilaron. Había, pues muchas plazas. Fue un intento de dominar la Universidad. La empresa cultural se centró en el control del  Consejo Superior de Investigación Científicas con la fundación de la revista Arbor; la fundación de la editorial Rialp; influir en los medios de comunicación (Actualidad española, Patmos, Punta Europa, control de Diario Regional de Valladolid y Diario de León); de participación activa en congresos (Congreso Internacional de Filosofía del año 47) y jornadas (Católicas de San Sebastián) y una labor publicista (Calvo Serer) con apoyo institucional (Perez-Embid como director general de Información y gran manager)...



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