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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 24 de Septiembre de 2018



Opus Dei: Fuentes de la triple fórmula, y del trabajar bien.- Xuxu

Fuentes de la triple fórmula, y del "trabajar bien"


Atención.
Escribí el original en portugués. Traducí al español con google translate.

En mis artículos estoy abordando la relación entre Escrivá y el Concilio Vaticano II. Yo ya examiné dos expresiones, la "unidad de vida" y el "centro y raíz", que Portillo usó para intentar asociar a Escrivá con el Concilio, y presenté algunas fragilidades de ese intento de Portillo.

Ahora pasaré a tratar más directamente de Escrivá. Para ello es necesario entrar en el tema de la santificación del trabajo, debido al destaque que Escrivá le dio en el posconcilio ("es sobre todo a partir de los años sesenta cuando este tema de la santificación del trabajo empieza a ser presentado como central en la espiritualidad y la ascética del Opus Dei", Joan Estruch, Santos y Pillos 14.3.1 n. 1, p. 327 leer en Opuslibros).

Por eso estoy componiendo una breve historia de la santificación del trabajo. En esta primera parte, presento fuentes que contextualizan y explican dos de las doctrinas de santificación del trabajo que se encuentran en los libros de Escrivá (a continuación se verá que históricamente estas dos doctrinas son antagónicas). Una es la fórmula triple "santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo", que representa un enfoque penitencial (sección nº 2 abajo). Y la otra es el trabajar con perfección de Conversaciones n. 10, que retomó la predicación jesuíta del "hacer bien las obras" (sección n. 3). El Opus Dei también indica esta segunda doctrina con el mote "trabajar bien", como se puede ver en el libro La santificación del trabajo de José Luis Illanes leer en opusdei.org.

En los puntos donde sustituye algún texto por una traducción mía, el texto original puede ser leído a través de los enlaces proporcionados.

 Artículo completo

 





Opus Dei: Fontes da fórmula tripla e do trabalhar bem.- Xuxu

Fontes da fórmula tripla e do “trabalhar bem”

Nos meus artigos estou abordando a relação entre Escrivá e o Concílio Vaticano II. Eu já examinei duas expressões, a "unidade de vida" e o "centro e a raiz", que Portillo usou para tentar associar Escrivá com o Concílio, e apresentei algumas fragilidades dessa tentativa de Portillo.

Agora passarei a tratar mais diretamente de Escrivá. Para isso é necessário entrar no tema da santificação do trabalho, devido ao destaque que Escrivá deu a ela no posconcílio ("es sobre todo a partir de los años sesenta cuando este tema de la santificación del trabajo empieza a ser presentado como central en la espiritualidad y la ascética del Opus Dei", Joan Estruch, Santos y Pillos 14.3.1 n. 1, p. 327 ler em Opuslibros).

Por isso estou compondo uma breve história da santificação do trabalho. Nesta primeira parte, eu apresento fontes que contextualizam e explicam duas das doutrinas de santificação do trabalho que se encontram nos livros de Escrivá (abaixo se verá que historicamente essas duas doutrinas são antagônicas). Uma é a fórmula tripla "santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo", que representa uma abordagem penitencial (seção n. 2 abaixo). E a outra é o trabalhar com perfeição de Conversaciones n. 10, que retomou a pregação jesuíta do "hacer bien las obras" (seção n. 3). A Opus Dei também indica essa segunda doutrina com o mote "trabajar bien", como se pode ver no livro La santificación del trabajo de José Luis Illanes ler em opusdei.org.

Nos pontos onde eu substituí algum texto por uma tradução minha, o texto original pode ser lido através dos links fornecidos.

Artículo completo





Integrar la propia historia.- Lila

Yo no soy quien para decirle a nadie lo que ha de hacer pero hoy se me ha ocurrido pasar de seguir con "Las perlas" - creo que no enviaré más, no porque no tenga más perlas en la memoria sino porque son simples anécdotas comparadas con otras vidas deshechas y porque todo en demasía puede llegar a cansar, aunque sí creo que esas humildes perlas pueden mostrar el estilillo del opus y lo arraigado que tienen en la institución que el fin justifica los medios-. Como digo, se me ha ocurrido no seguir con las perlas y en su lugar hacer un breve comentario a algunos artículos de personas que han sufrido y que han estado ahí muchos años. Dicho sea de paso también quería pedir disculpas porque el estilo de mi último escrito era un poco descuidado, estaba cansada y tenía que acabar.

Como he empezado diciendo, yo no soy quien para decirle a nadie lo que tiene que hacer. Sólo voy a hacer un breve comentario por si a alguien le ayuda. Especialmente para los que han estado ahí muchos años y han sufrido. Tienen todo el derecho a contarlo y a desahogarse. Me gustaría decirles que, si aún siguen siendo creyentes, que se agarren a la mano de Cristo porque esa historia suya es historia de salvación para ellos. Como Jesús, habéis sido expulsados de la sinagoga, despreciados e incomprendidos por los fariseos, considerados pecadores e impuros, y crucificados. Esa historia de cada uno creo que es bueno entregársela a Cristo y decirle "Ahí la tienes, haz con ella y con mi corazón lo que quieras". En la Iglesia hay personas buenas, malas y regulares. No nos puede separar de Jesús lo que nos hayan hecho.

Después de las cosas vistas en el opus, yo ya no me asusto de nada. Después de lo que se descubrió del fundador de los legionarios de Cristo y de los abusos a niños... yo ya no me asusto de nada. Si alguno ya no tiene fe, merece todo el respeto, pero a los que sigan teniendo fe me gustaría decirles que intenten integrar su historia personal como historia de salvación, si no lo han hecho ya, y también me gustaría decirles que han sido bendecidos con la cruz más grande. Esto no lo digo para que se queden en la cruz sino para que la transciendan y resuciten. A mí me da exactamente igual cómo debería ser el opus, no me corresponde a mí decirlo ni tampoco me apetece echar ni un segundo de mi tiempo en eso, aunque sí creo que desde Roma se les ha debido de llamar la atención - no tengo evidencia de ello ni lo he pretendido ni lo pretendo, sólo es una intuición - pero, sea como sea, les llamen la atención o no, sí me gustaría hacer llegar este mensaje a los que han sido heridos: que se olviden del opus - en el mejor de los sentidos -, que suelten amarras y que entreguen toda su historia a Cristo, con todas las injusticias y todos los hechos infames. Creo que la historia en el opus se puede transformar en historia de salvación personal, creo que tener esa mirada sobre la propia historia personal es una forma de sanación y de olvido, y que ello no implica dejar de hablar o escribir sobre ello cuando uno/a considere. Simplemente creo que es mejor entregárselo a Cristo y abandonarlo todo en Él. Sólo eso quería decir. Y pido perdón si he ofendido a alguien.

Lila





Las Opusiciones…- Dasmacio

LAS “OPUSICIONES”, TURBO-PROMOCIÓN DEL TRABAJO EN LA FUNCIÓN PÚBLICA

 

            Hace muchos años que no disfrutamos de las inteligentes chanzas de Satur. Seguro que le hubiera gustado saber que la RAE está estudiando la inclusión de un nuevo término en su Diccionario: “Opusición”: “dícese del medio, bien de acceso, bien de rápida promoción profesional dentro de la administración pública y organismos a ella vinculados sin más capacidad ni méritos que la pertenencia a la Opus Dei”.

            Recuerdo aquellos lejanos años de aspirante en un perdido “apeadero” de provincias. El grupito lo formábamos varios que habíamos “pitado” casi simultáneamente (eran otros tiempos), todos recién salidos de la EGB y comenzando el BUP.

            Recuerdo también los cursos anuales con otros muchos aspirantes amontonados (sí, eran otros tiempos) en Diego de León 14, o en La Estila (Santiago de Compostela).

            También me acuerdo perfectamente de unos pocos entre ellos que eran cabezas brillantes, con una capacidad realmente extraordinaria (a veces en memoria, otras en razonamiento lógico o matemático). Eran pocos, pero esas cualidades, sin duda, brillaban entre todos los demás. Normalmente eran también los más alegres e ingeniosos, salvo alguna excepción al que dominaba la timidez.

            Como en la viña del Señor, había de todo: otros, por el contrario, se pasaban encima de sus libros y apuntes gran parte de la noche, generalmente en medio de una nube de humo de cigarrillos de la marca Ducados y con la imagen del “Padre” preferida (las más codiciadas eran aquellas en que aparecía su firma hecha firmemente con una pluma de muy ancho plumín –que entonces me parecía elegante y hoy me parece profundamente presuntuosa, insultante y más bien hortera, parecida a la de Donald Trump-) estampa preferida del “Padre” suscrita con su ancha firma, o de una Virgen delante. Pero parecía que la información de los papeles no lograba traspasar esa nube y asentarse en su cabeza. Tenían verdaderas dificultades para no quedar descolgados del curso académico correspondiente, o directamente se veían obligados a repetirlo. Yo –que debía pertenecer a una escala de capacidad académica intermedia- di clases particulares a alguno de ellos. Casualmente, casi todos ellos pertenecían a familias con un buen –o muy buen- patrimonio y vinculadas a la Opus. Los que no cumplían ese requisito patrimonial desaparecieron pronto del Centro, ya que los directores de repente descubrían que no tenían vocación y así se lo decían. Y adiós. Si te he visto, no me acuerdo.

            Con el paso del tiempo, casi todas aquellas pocas y alegres “cabezas brillantes” dejaron la obra. Lo hicieron antes que yo. Los muy pocos inteligentes que quedaron eran personas dotadas de una inmensa bondad natural, con una inocencia a veces rayana en la imbecilidad. Carne de cañón para ser engullidas por el Saturno Opusino, como lo hubieran sido igualmente de caer en manos de cualquier otra secta.

            Han pasado muchos, muchos años. He perdido el contacto con aquellos “compis” de sufrimientos. Pero, a pesar del evidente declive de la Opus hacia su me indigna el “cursus honorum” alcanzado por los más zotes de aquellos aspirantes con los que conviví. Varios de ellos tienen bajo su brazo el título de catedráticos universitarios, otros son muy altos cargos en diversas administraciones.

            Una de dos: la Obra ha obrado milagros en su poco dotada mollera, o lo que parece más posible, han hecho unas brillantes “opusiciones”. Todo queda en casa (y los trapos sucios se lavan también dentro de casa). Si se conoce la composición de los tribunales en los que aprobaron y las relaciones de sus miembros, o en los nombres del organigrama administrativo previo a su promoción, todo queda claro.

            Dasmacio




 

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