Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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CORRESPONDENCIA

 

Viernes, 13 de Noviembre de 2020



Opus Dei: fundacional clandestinidad.- E.B.E.

«Su labor apenas se ve sobre la tierra: está debajo, crece hacia dentro. ¡Ya llegará la hora de subir!», decía Escrivá en la “Instrucción” de 1934 (nro. 2). Se refería a su fundación como a la vida interior de una persona, pero también estaba expresando un modo de funcionamiento que se institucionalizaría con el paso del tiempo.

Desde su origen, la Opus Dei tuvo marcadas características de clandestinidad (a nivel económico –con sus asociaciones auxiliares ya en 1941-, a nivel del gobierno –con un control de las conciencias que no era advertido por los socios-, a nivel apostólico –planificando el proselitismo con un seguimiento diario y con características coactivas-, etc.) y podríamos decir que ese funcionamiento fue exitoso hasta finales del siglo XX, coincidiendo con cambios culturales (como el advenimiento de las democracias en España y en Latinoamérica) como también con avances tecnológicos (Internet) que irrumpirían en el modo de funcionar de la prelatura. Pensemos qué hubiera sucedido si esos cambios no se hubieran dado: Opuslibros no existiría, la mayoría de los ex miembros permanecerían aislados –en otro tipo de clandestinidad- sin tomar conciencia de las dimensiones de la experiencia sufrida y la prelatura hubiera seguido creciendo tal vez sin mayores obstáculos (las dimisiones se producían sin que se notaran demasiado y las vocaciones seguían igualmente ingresando, proceso de recambio humano que formaba parte del funcionamiento clandestino, del cual no había que hablar).

                                                               Leer el escrito completo

 




Irse sin problemas.- Arcángel

¡Hola!

Quiero agradecer profundamente a todas las personas que han escrito en esta web y que han colaborado con ella. Sus testimonios no sólo me han abierto, con el paso de los años, los ojos a la luz de la verdad, sino también me han ayudado a profundizar más en mi relación con el Señor y también a comprender más profundamente los males que aquejan a la Iglesia, como las prácticas que la Obra tiene y defiende. No me voy a extender demasiado por ahora en mi historia personal. Directo al grano: quiero salir del Opus Dei lo más pronto posible.

Como conozco los tentáculos de la institución no sólo por esta página sino en carne propia -varios familiares son miembros o lo han sido-, quiero hacerlo de la manera más amena posible, de modo que se identifique con que salgo "en buen plan" al no ser mi vocación.

La realidad es otra, pero no quiero:

a) el desgaste de hablar con una pared, misma con la que me he topado mil y un veces,

b) dejar mínima duda a que quiero seguir perteneciendo a la Obra.

Si bien he de reconocer, con toda franqueza, que el Opus Dei ha ayudado de manera profunda en mi relación con Dios al paso de los años y me ha enseñado a orar, a estar cerca de Jesús y a sentirle de cerca a Él Pero también faltaría a la verdad si digo que la Obra me ha hecho flaco favor al ver el mundo sin una paleta de colores, sino con grises y blancos siendo categorías no existentes en el mundo ordinario por la complejidad de la realidad. Que me ha forjado con una base de valores conservadores y formas de ver el mundo dignos más de un club de élite que de verdaderos seguidores de Cristo, que no se ajustan a un "está bien o no ser así", sino que son simplemente opiniones. Ni hablar del escandaloso machismo y del poco feminismo de una institución que defiende que una mujer debe dormir en tablas porque "la mujer renuncia a la maternidad y el varón no, por lo que debe mantener los sentimientos más en la raya", ni de la misma que defiende que existan numerarias auxiliares, realidad vergonzosa, como es vergonzoso que piensen que en mi matrimonio yo debo proveer materialmente y la mujer cuidar de nuestros hijos. Ni me detengo en el proselitismo con menores, digno de secta. Tampoco me explayo en hablar de la obsesión con la sexualidad; tesoro de Dios que irremedisblemente en el Opus Dei se ve como un mal justificado por el matrimonio.

Todo esto, nada tiene que ver con Cristo. Ni se diga lo tremendo que ha sido para mí esta pandemia en todas mis circunstancias, empezando por la familia que he de ayudar a mantener junto a mi esposa, y donde el Opus Dei sólo ha brillado por su ausencia. Ni me ven ni intereso; es un cuento lo de ser hermanos. La persona queda aparcada en aras de la omnipotencia de la institución. Una lástima que Josémaría Escrivá, con todos los muchos defectos que tenía, no aprovechase la gran confianza que mucha gente le otorgó: la de su vida. Si en el altar de la verdad, no puedo sacrificar la caridad, es una mentira decir que en mi caso particular el Opus Dei me acerca más a mi camino hacia el Señor. En cambio, me ha dado mayor repele a las personas generalizadas de la Iglesia -que no a la Iglesia como esposa de Cristo-. Mi camino es hacia Él y nada más, y esta institución que era medio y no fin, para mí ha dejado y no es más un sendero por el cual caminar. No toleraré más que haya dobles discursos de feminismo cuando se inculca el machismo, ni de cristianismo cuando se inculca el fariseísmo. No me interesa el club de élite conservador -para eso me hacía miembro de un partido político- con sus formas morales y sus formaciones humanas conservadoras. Todo eso no lo dice mi Jesús, sino "El que me ama guarda mis mandamientos" y no que si debía o no estar sólo con mi novia en el auto.

Ni se diga la obsesión por rezar -mismos ordenamientos que el de las órdenes religiosas-, como si rezar santificase per se cuando como decía Antonio Ruiz Retegui "son los actos buenos los que dan gloria a Dios y no per se los actos que dan gloria a Dios, buenos". Sólo quiero ir a Él, pero para no obstaculizar, debo dejar a la Obra. Sólo quiero no pelear, pues conozco bien el modus operandi sobre los que sí han peleado y no quiero en absoluto una sola influencia más por el resto de mi vida. Agradeciéndoles otra vez, espero sus opiniones.

 Arcángel.





Para Decepcionado.- Alexander Supertramp

Querido Decepcionado,

Dices que estás en medio de un mar de oscuridad y confusión. Creo que buena parte de los que bajamos de la barca pasamos por ese mismo transe. Al menos tus palabras me recordaron lo que pasé hace unos diez años cuando me planté en dirección y le dije al director que quería dejar la obra. A ese momento siguieron 6 meses de oscuridad y confusión, generada en buena medida por las palabras de tres directores espirituales, semana a semana, para intentar disuadirme. Sentí oscuridad y confusión durante los dos cursos anuales y durante el curso de retiro a los que asistí en ese tiempo. Lo sentí cada vez que tocaba el tema con mis directores, y cuando los veía sufrir honestamente por lo confundido que yo estaba. Oscuridad y confusión cuando por fin escribí la carta de dimisión. Cuando se me dispensó de la vida de familia y me trasladé a lo de un amigo. Cuando esperaba que llegase la dispensa y se me solicitó pensarlo un mes más. Pero puedo dar fe de una cosa: desde que, por fin, recibí la dispensa (mediante una brevísima llamada de mi otrora director) esa confusión y oscuridad no volvió JAMÁS. Otras confusiones y oscuridades han venido, pero esa nunca más. Sé que hablo por mí. Alguna vez ha venido a mi cabeza el pensamiento de en qué estaría yo si siguiera siendo numerario. No rechazo el pensamiento como tentación diabólica; más bien me entretengo con ella un rato, después del cual termino donde siempre: gracias a Dios, me fui. Cómo no lo hice antes.

Hace un tiempo, a raíz de uno de esos pensamientos, escribí algo aquí que eventualmente te podría ayudar o, al menos, consolar. No me gusta autorrecomendarme, pero escribí eso pensando en lo que yo hubiera necesitado leer mientras intentaba ver claro entre tanta confusión y oscuridad.

Mi recomendación, si quieres "hacer las cosas bien" y seguir los conductos reglamentarios, es que permanezcas firme, y vayas pensando en la logística de tu salida (dónde vas a vivir, si podrás seguir trabajando donde actualmente lo haces, a quién pedir ayuda, etc.). Por ejemplo, yo dejé de entregar mi sueldo un par de meses antes, y no me dijeron nada (hay que decir que no era un dineral ni mucho menos).

Por otro lado, si no te molesta ofender a nadie en el opus, o a tu abuela supernumeraria (es un ejemplo, se entiende), y si ya tienes clara la logística, mi mejor recomendación es que te vayas ya: si te vas ahora o en unos meses, de cualquier modo mantendrás amistad con aquellas personas de la obra valiosas que se dan cuenta de que no pueden juzgarte. Los demás no importan. Y tu abuela supernumeraria te va a querer igual. Yo ya tengo claro que debí haber hecho lo segundo, pero eso ya no lo puedo cambiar.

Y lo último, lee opuslibros... las reflexiones de EBE y Gervasio, los testimonios de Novaliolapena, las anécdotas de Satur, y tantas cosas más que darían para armar un gran catálogo. Todas estas lecturas indebidas te darán luz. Ya verás.

Rezo por ti. Un abrazo

Alexander Supertramp





Gaztelueta.- Alvaro C.

Agustina:

 

He leído con interés lo relacionado con el caso del profesor de Gaztelueta acusado y condenado por abusos sexuales, especialmente las declaraciones del padre, hoy parlamentario del psoe (que bien le ha venido el lío de su hijo para medrar en la política). El padre no puede demostrar nada de lo que dice, como yo tampoco podría demostrar nada en el supuesto y peregrino caso de que se me ocurriera decir que fue el padre quien infringió alguno de esos daños a su hijo.

 

Un abrazo.

 

Alvaro C.

 

Sabes cuál es mi posición con respecto a la obra tras estar 29 años en ese lugar que nunca debió existir, pero creo que no hay en este caso.

 

Un abrazo. Os sigo de vez en cuando y me alegra saber que la página no ha perdido el motivo que le vio nacer.





Lamentable.- Antonio Moya Somolinos

Hay tres cosas que obcecan a la gente si no se integran correctamente: El poder, el sexo y el dinero. Las tres cosas son buenas en principio, pero deben ser bien integradas, tanto en las personas como en las instituciones. De lo contrario, corrompen.

 

Los recientes escándalos del Opus, ahora tras las herencias y legados millonarios, y los juicios a los que se enfrentan en Uruguay y Argentina muestran algo que ya venía en los antiguos libros silenciados de María Angustias Moreno y que venimos viendo desde hace muchos años: la voracidad por las herencias, por el dinero.

 

En el Opus hay especialistas en sacarles las herencias a viejecitas piadosas e incautas a cambio de miles de misas en Torreciudad. Desde el CARF también llevan tiempo lanzándose a la caza de herencias y legados habida cuenta de que ni el Banco Popular es ya la gallina de los güevos de oro ni los antiguos supernumerarios forrados viven ya y ni los numerarios mileuristas o esquizofrénicos dan ya mucho de sí.

 

Lo del CARF es un buen invento, pues a base de becar a seminaristas pobres se genera un tráfico de favores en la medida de que los obispos de esos chicos quedan cogidos literalmente por los güevos. Y eso sin contar con la opacidad LEGAL, propia de las fundaciones, que permitirá Dios sabe qué operaciones.

 

También hay que pensar que esos seminaristas pobres de hoy son los obispos del mañana, que normalmente serán estómagos agradecidos, pues literalmente se cumple en ellos lo de “tuve hambre y me distéis que comer”. En definitiva, se trata de una buena inversión. Los que no son – éramos – rentables, ya se sabe: el descarte.

 

Es lamentable que una entidad eclesial cuyo carisma es la búsqueda y la difusión de la santidad en medio del mundo y de la vida ordinaria termine enredada en el dinero, en el sexo (Cociña, McCluskey, Gaztelueta y un largo etcétera) y en el poder (pretensión falsa de pertenecer a la estructura jerárquica de la Iglesia, ambición episcopal demostrada del fundador, marqués emérito de Peralta, episcopado de Álvaro del Portillo y de Javier Echevarría, copar cargos en la Curia Romana, en los poderes judiciales, al menos en España, en los poderes políticos, etc.).

 

Todo esto no es sino una mundanización, o como decía un amigo mío, “el lado oscuro del Evangelio”.

 

Si estudiamos la historia de la Iglesia veremos que lo que ha dado al traste con determinadas instituciones de la Iglesia es el haber caído en la mundanización, de la que, por cierto, tanto habla el Papa actual. Lo que sostiene a la Iglesia y a las instituciones de la Iglesia no es el poder, el dinero o el sexo, sino la fe, la esperanza y la caridad.

 

¡Qué diferencia hay entre todo esto y el seguimiento de Cristo!

 

Que quede claro que no me olvido de comentar brevemente la cartita de Ocáriz para miembros despistados. Todo llegará.

 

Antonio Moya Somolinos.





Lo que El Opus no me enseñó.- Orange

Aunque sigo siendo lector de Opuslibros, actualmente he de confesar que lo hago con menos asiduidad e interés que en los primeros años.

Ello se debe, en parte, a la repetición de argumentos y testimonios que se publican, desde cualquier parte del mundo, que vienen a ser similares. Pero eso es algo subjetivo. Objetivamente sigo comprendiendo la ilusión, el desahogo y el gran consuelo que cada colaborador siente al escribir lo que lleva en su alma, como yo los sentí en mi momento. Siempre tienen mi apoyo incondicional  ( aunque yo he sufrido algún "apoyo incondicional" que pronto se convirtió en "olvido incondicional"... mais, ces't la vie!)

También puede deberse a que en los últimos años he encontrado una situación muy buena dentro de la Iglesia, que me hace sentirme feliz por primera vez después de los más de 65 años que tengo. Esta situación es muy elemental: con la ayuda de un par de sencillos curas de parroquia,  me he enamorado de Jesús. Y ello ha traído la verdadera alegría y una nueva y bella juventud  a mi corazón. Por supuesto, en medio de los avatares, pecados, adelantos y luchas diarias de la vida. Nada de esto me lo enseñaron JAMAS en los 18 años que estuve en el Opus Dei. De todas formas no  soy un místico. Los tengo perdonados y bastante  olvidados. Se me vienen a la cabeza las palabras de Jesús primando la actitud de María ante la de su hermana Marta, en Betania, casa de Lázaro. 

 En estos 18 años , la Obra se ha puesto en contacto conmigo una sola vez. Me puso un email un n. con el que yo había hecho la charla, años ha, y dijo que tenía  ganas de verme. Yo le contesté con verdadera alegría que sí y quedamos en que el me llamaría. A los 4-5 días me puso otro email diciendo que tenía una ligera indisposición , que me llamaría la semana  próxima. ( cuando estaba dentro me llamaba para hacer la charla aunque se estuviera muriendo....). Pues bien, han pasado 7-8 meses y sin noticias de el. Así  las  gastan. Suerte que ahora, la salvación de mi alma no depende de él ( y quizá antes tampoco!). Pero puede ser que ahora la salvación de la suya pueda depender en parte de mi. Por ello lo llamaré en los próximos días.

Veo con hastío que continúan las polémicas de siempre sobre los abusos en la dirección espiritual, los abusos en la Confesión, a la cual tratan como una simple 'norma de piedad' más, siendo un Sacramento instituido por Jesucristo y últimamente, los tristisimos abusos sexuales. Siguen mostrando un desaforado interés por la tupida e intrincada red de normas y costumbres y por los  interminables debates  canónicos. Dan una gran importancia a la imagen externa , alejadisima de su realidad interior, ( todo es..... ! que maravillosos somos y viva la madre superiora! ). sobre todo en su rimbombante website, donde casi todo es fachada, fachada y fachada, lo cual ahoga el amor íntimo a Jesús. No es que sea malo todo eso  en sí, pero me parece que son las espinas que ahogan el crecimiento de la semilla del amor que Jesús no se cansa de sembrar en sus corazones.

Me apena que dediquen tantos esfuerzos al apostolado y al proselitismo de coacción y lavado de cerebro, prostituyendo el auténtico valor de la auténtica amistad humana; desoyendo el apostolado de la  atracción del ejemplo que la  vida cristiana ejerce sobre los demás, que es el natural crecimiento la Iglesia, como repetidamente recuerda Francisco.

En fin, miembros del Opus Dei ( desde el Prelado hasta el último mono) : dedicad más vuestras energías a la intimidad del amor de Jesús y menos al resto de la parafernalia que tenéis, que es my grande, os ahoga y no sirve para nada, si no está conectada a ese amor, que siempre se ha llamado caridad... y no quiero seguir con S. Pablo, al que conocemos de sobra. 

En fin, perdonad si este envío puede pareceros el speech de un telepredicador. Pero he sentido la necesidad de enviarlo. Gracias por atenderlo.

 Orange.




 

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