Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
OPUS DEI: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Tus escritos
Inicio
Quiénes somos
Correspondencia
Libros silenciados

Documentos internos del Opus Dei

Tus escritos
Recursos para seguir adelante
La trampa de la vocación
Recortes de prensa
Sobre esta web (FAQs)
Contacta con nosotros si...
Homenaje
Links

¿EL 'BUEN' PASTOR?

NACHO FERNANDEZ, ex agregado, 34 años en la obra

-El " Buen Pastor" (4-5-2004)
-La madre de sangre (6-5-2004)
-La sangría de los agregados (20-5-2004)
-No hay quien lo entienda (23-5-2004)
-Desaparecer de las publicaciones internas (26-5-2004)
-El truco (30-5-2004)
-El Opus destapa gays (31-5-2004)
-Estar dentro con el corazón fuera (1-6-2004)
-Automóvil para todos (4-6-2004)
-La guillotina (5-6-2004)
-Más, más dinero (7-6-2004)
-La pobreza del Mercedes (9-6-2004)
-Arrodillados ante el papel (10-6-2004)
-Resistirse a la reforma litúrgica (13-6-2004)
-El sacerdote misógino (15-6-2004)
-Una vieja aspiración (15-6-2004)
-Hacerte mayor (17-6-2004)
-La suerte de tener al lado a tu madre (18-6-2004)
-Más sobre la Iglesia (19-6-2004)
-La burbuja de los hijos (20-6-2004)
-Una historia inventada (21-6-2004)
-Una casa que no es tu casa (22-6-2004)
-La toalla (23-6-2004)
-Vaya cara (25-6-2004)
-Calzador de dinosaurio (27-6-2004)
-Flores de plástico para Isidoro (28-6-2004)
-El "ejemplo" de un mayor (29-6-2004)
-El cadenal Herrera no autorizaba al Opus en Málaga (2-7-2004)
-El informe de los obispos (5-7-2004)
-Un pisito para perseverar (7-7-2004)
-¡Oh tío Santiago! (9-7-2004)
-Hinchar el pecho (11-7-2004)
-Los ricos accionistas (13-7-2004)
-Usar y tirar (16-7-2004)
-Los ojos de los directores (18-7-2004)
-Quiero ser monseñor (20-7-2004)
-Dulcísimo precepto (22-7-2004)
-Duces y cilicio (24-7-2004)
-El opus pierde 500 al año por fallecimiento (25-7-2004)
-Los catecismos agotados (3-8-2004)
-El hermano extraño (6-8-2004)
-El santo polivalente (9-8-2004)
-Miedo a los directores (16-8-2004)
-Las sombras dolientes (20-8-2004)
-Atraer a los populares (25-8-2004)
-Vocación de segunda (27-8-2004)
-El corazón y la cabeza (29-8-2004)
-Las velas de Torreciudad (1-9-2004)
-El control anual de la mente (3-9-2004)
-Un efímero cumpleaños a los 40 (10-9-2004)
-Como las bolas de jugar (19-9-2004)
-Supuestos pecadores graves (29-9-2004)
-El gheto de los agregados viudos (4-10-2004)
-La travesía del desierto (13-10-2004)
-El beso (17-10-2004)
-Medallero (22-10-2004)
-Malas notas (27-10-2004)
-Intención sine die (29-10-2004)
-Por sus estampas los conoceréis (1-11-2004)
-Paralelismos (5-11-2004)
-El ombligo del mundo (14-11-2004)
-El magnetofón del florero (19-11-2004)
-Irse sin nada (26-11-2004)
-El misterio de la embarazada (5-12-2004) Fin del escrito

 

UN PISITO PARA PERSEVERAR


Todos creemos que tenemos un secreto que solo comunicamos a nuestros amigos más intimos, confiando en que ellos no se lo dirán a nadie. Algunos en la obra piensan que lo que le comunican al que lleva su charla fraterna solo lo saben las dos personas. Pero, ¡sorpresa! de vez en cuando les llama la atención que el sacerdote en las meditaciones les hable y les de un consejo como anillo al dedo. Inmediatamente, lo atribuyen a la mediación del fundador. Ingenuos. No saben que su vida la sabe, no solo el que lleva su charla fraterna, sino también el consejo local, la delegación y el consejo general, si son asuntos graves.

En la vida de la calle sucede lo mismo, pero no con tanta profundidad como en la obra. A veces pensamos que le comunicamos un secreto a un amigo y olvidamos que éste nos puede traicionar y comunicárselo a más personas. Esto es lo que les sucede a algunos numerarios, cuyo caso describo a continuación.

Uno de mis amigos es amigo también de un numerario del opus dei, cuyo nombre omito para que no le persigan y acusen con el dedo. Éste último tiene un pisito en pleno centro de Madrid al que, de vez en cuando, se escapa y donde hace una vida muy a su gusto, que es tanto como decir, una vida libre sin los prejuicios y las ñoñerías a las que se ve sometido cuando vive en el centro.

Fui agregado durante casi 34 años y, por lo tanto, al cabo del año, mi vida de familia se reducía primero a los cinco días y pico del curso del retiro; a los dos de la convivencia con el motivo que fuera; y los 25 días y pico del curso anual. Multiplíquese eso por vida de familia y se encontrará una cifra exacta, que no lo es totalmente puesto que periódicamente pisaba el centro de numerarios para leerlas publicaciones internas 'Crónica' y 'Obras'. Ese era el momento en que tenía oportunidad de tratar con numerarios, agregados o supernumerarios que se encontraban en el mismo lugar.

El otro día, mi amigo numerario, que posee un pisito de éstos, se lamentó: "Mira, a veces, no puedo recibir a mis amigos en el centro después de la tertulia, porque nos puede ocurrir que estemos hablando y se oiga de fondo las avemarías o las letanías del Rosario". Por ello, había decidido --y había sido autorizado por la obra-- a comprar un piso que le sirviera de palomar donde refugiarse y allí hablar con sus amigos que no entienden el opus dei. Si hace años que sus amigos no pisan una iglesia, puede ser contraproducente oir al lado tales oraciones.

Existen algunas personas de la obra a las que se les ve venir que, en un periodo no muy lejano, van a abandonar la prelatura. Eso es lo que me decían mis amigos cuando salí de la institución. Ahora soy yo el que se da cuenta de esas "flojeras", a las que se ven sometidos esos que antes se denominaban "socios" y hoy se les conoce como "fieles" del opus dei.

X, por llamarlo de alguna manera, ha justificado la propiedad del pisito ante sus conocidos con motivos como que es dinero de su familia, del que puede disponer. No lo dudo. Es una pista que me lleva a decir que le queda poco dentro de la obra. En conversación reciente, se lo hice ver y el respondió: "Estás muy equivocado, yo ya tengo pisito".

Yo creía que los numerarios estaban muy a gusto haciendo "vida de familia" en los centros. Por lo que se ve no están tan a gusto. Algunos de ellos me han comentado, cuando yo aún era de la obra, que la vida se hacía muy difícil. Ahora me lo explico con ejemplos como el que acabo de describir.

Si no escribo más estos días es poque se me ha estropeado la máquina del ordenador y he perdido la conexión a Internet. Hoy hace seis días que Telefónica de España me anunció que vendría a arreglarmelo. Me he visto obligado a escribir desde tiendas con Internet de la calle. He protestado y aún no me han enviado nadie. Antes de la avería, un que se dice numerario y que habla en el chat de opuslibros.com reconoció que había varios numerarios en esta situación. Ya el hecho de entrar en el chat me parece sospechoso y así se lo he hecho ver.

Otro hecho parecido al anterior, pero no igual, me ocurrió cuando pertenecí al centro de numerarios, agregados y supernumerarios llamado 'Lima', que tenía un "apeadero" al que íbamos los agregados. Como me habían echado de la sala de estar de aquel, una vez que leía las publicaciones internas me iba a al apeadero que conocíamos como 'K' en la calle General Yagüe. Pues bien muchas veces, un sacerdote numerario acudía allí a estar conmigo. Justificaba su presencia en el apeadero diciendo que quería aprender inglés, al disponer el edificio de antena parabólica.

El caso de X se ha repetido en una numeraria. Como todos somos tan discretos, contamos la vida a otros, que no tienen obligación de guardar el secreto y, al final, todo el mundo se entera. En el caso de la numeraria, según mi informador/a, no es un pisito sino un pisazo. De descubrir casos sabemos un poco los periodistas. Solo digo que los agujeros del "colador" de la obra se están agrandando y cada día se escapan "los miembros de la familia" con más años dentro de ella. Igual falla el pronóstico de Escrivá que el opus va a durar hasta el fin de los tiempos.


¡OH TIO SANTIAGO!


El otro día, lo comentábais uno de vosotros, esta página le está ayudando a resucitar algunas de las vivencias que tuvo durante el tiempo que fue miembro de la prelatura. En mi caso concreto, estuve en la obra entre marzo de 1965 y octubre de 1998 solo tuve una oportunidad de trabajar con la familia del fundador, hoy San Josemaría. Como estoy empeñado en que se separa todo lo que viví en ese tiempo, sin censuras de ningún tipo paso a describiros la única vez que ese encuentro se produjo. Fue con el llamado 'tio Santiago', hermano del 'padre' como entonces le llamábamos y en la denominada 'casa vieja', del recinto de retiros 'Molinoviejo', en Ortigosa del Monte, provincia de Segovia, a 90 kilómetros de Madrid. Hago estas aclaraciones para que sepáis dónde situaros los de fuera de España.

Era el verano de 1971. Yo acababa de terminar el servicio militar. Estaba haciendo el llamado 'curso de estudios' de los agregados en Tajamar. Para los que no entendáis de esto, curso de estudios es un período de dos años -entonces se hacía solo en verano- en que los agregados reciben especialmente formación. Viene a equivaler al llamado 'centro de estudios' de los numerarios, pero en nuestro caso no se cursaba ningun asignatura filosófica o teológica, puesto que no todos los agregados pasar a cursar asignaturas de este tipo. Una de las partes más importantes de este período de formación es la llamada 'convivencia', equivalente a los que, cuando se cursan estudios, se denomina 'curso anual'.

Pues bien, en aquel verano se había ordenado Soichiro Niita, uno de los primeros numerarios de Japón y quizá el primero que se ordenó sacerdote. Deseaba celebrar su primera misa en Molinoviejo, quizá la primera casa de retiros de la obra, que había sido adquirida a una persona de la familia de don Jose María (este es con nombres separados) Hernández Garnica, uno de los tres primeros sacerdotes numerarios (los otros fueron don José Luis Múzquiz y Don Alvaro del Portillo). A la celebración acudió, como ayudante del nuevo sacerdote, Don José Luis Múzquiz. Esa misa se celebró en el oratorio antiguo de la 'casa vieja', en el que existe un sagrario, que está sostenido por cuatro figuras de ángeles, no se si de oro o dorados, que tienen actitud de oración. En ese oratorio existe una cruz de palo hecha con las vigas de la antigua errmita, hoy actualizada. De esa madera salen 'cruces de palo' para los primeros que pitan en cada país.

Para mí que fue el fundador el que quiso que los padrinos de la celebración de esa primera misa fueran su hermano 'tio Santiago' y su mujer, 'Fefa' (creo que ese es el nombre). Estaban acompañados --lo recuerdo perfectamente--, por Vicente Mortes (ex ministro de Vivienda del gobierno del general Franco) y su esposa; David Sell (un numerario que residía en Japón) y Don José Luis Múzquiz. Supongo --no estoy seguro-- que estaría don Florencio Sánchez Bella, entonces consiliario de la obra en España. También estaba don Giuseppe Angelicchio, el primer numerario de Italia y también sacerdote.

Dentro del curso de estudios, al estar cursando la carrera de periodismo, recibí el encargo de ser el fotógrafo. Como había fallado el fotógrafo oficial de la primera misa de Soichiro Niita, me encargaron de la tarea de realizar fotografías de la celebración. Eso sirvió para que viera de cerca al hermano del fundador y a su esposa. La impresión que saqué es que era una persona que representaba poca cosa: era bajo de estatura, muy feo y con gafas. Su esposa me dió la impresión de que se daba mucha importancia, como también Vicente Mortes (ya fallecido), que luego fue presidente de la Fundación Tajamar. Era 'vox pópuli' en toda España que este hombre era supernumerario del opus dei. Luego me he enterado que él estuvo de residente en la llamada 'Residencia Jenner', antecedente inmediato del Colegio Mayor Moncloa, en el periodo posterior a la Guerra Civil española. No se cuándo pitaría, pero luego fue de los primeros supernumerarios. El matrimonio no tenía hijos.

Recuerdo también que durante toda la misa estuve haciendo fotografías, lo mejor que pude. Como corresponde a los padrinos 'Tio Santiago' y su esposa, en el momento del lavabo de las manos del ofertorio, ofrecieron la jarra para el agua y la toalla. Eso lo reflejé en mis fotografías. Luego seguí observándoles otros momentos de la misa. Confiaba que todo saliera bien y así poder tener en mi colección algunas fotografías de aquellos a los que entonces consideraba mi familia.

Una vez terminada la ceremonia me dijeron que al día siguiente fuera a Madrid y entregara a un fotógrafo, llamado Portillo (puede ser familiar de Don Alvaro), en la plaza del Angel, cercana a la céntrica Puerta del Sol y la Plaza de Santa Ana, el carrete de la ceremonia. Luego me pregunté qué habría sido de aquel carrete de fotografías. Un día le eché valentía y acudí al fotógrafo 'Portillo' para interesarme por aquellas fotografías. La respuesta fue clara: no sabían qué había pasado con tales instantáneas. Siempre me he quedado con la duda si salieron bien o si se las quedó el fundador como recuerdo. No recibí más explicación.

Para mí, 'Tio Santiago' y su esposa 'Fefa' eran unas personas que guardaban mucho la compostura y eran distantes. Me da la impresión que no le gustábamos mucho los de la obra, pues me llegaron anécdotas de cuando era pequeño que preguntaba a su hermano qué se llevaba de la casa para su nido. Desde luego, visto aquello, no guardo un grato recuerdo de la experiencia. Siempre me pareció excesiva la veneración que se profesaba dentro de la obra hacia la familia de su fundador y, visto este caso, me ratifiqué en mi convicción. Por cierto, luego he sabido que este señor tenía ocho hijos. Uno de ellos, llamado entonces José María en honor de su tío, llegó a pitar, pero, a pesar del enorme cuidado dentro de la obra, abandonó lo que ellos llaman su vocación. Sin embargo me he enterado que uno de sus yernos, llamado Josep Manola, perteneciente a la embajada de Austria en Madrid, es de la obra como supernumerario.


HINCHAR EL PECHO

Ante todo una consideración. Escribo este artículo conmovido por el estupendo que ha escrito Javier, un sacerdote diocesano que fue agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz durante unos cuantos años, que ahora nos sorprende con ese cariño que profesa por todos los que tenemos la consideración de ex. Los que quedan dentro de la obra se permiten el lujo de despreciarnos o de no dirigirnos la palabra cuando se encuentran con nosotros por la calle. Gracias por tu artículo. Yo ahora te escribo desde mi experiencia de casi 34 años como agregado en el opus Dei y más de 31 como redactor de información religiosa en un medio de comunicación de información nacional en España.

Una primera consideración: hincha el pecho, eres grande y siéntete orgulloso como hijo de Dios de ser sacerdote diocesano, que no es ningún grado menor dentro de la Iglesia, aunque algunos numerarios os parezcan mirar por encima del hombro. No eres menos que esos que a tí y a mí nos han influido negativamente para no continuar en una institución que se proclamaba nuestra familia y en verdad no lo era. Decían que en el opus Dei (escribo la primera palabra con minúscula de manera voluntaria, pues lo han empequeñecido) todos participaban del mismo puchero, pero con los hechos demostraban que eso no era cierto. Algunos de ellos (numerarios) podían estar en cualquier sitio, mientras que los agregados teníamos que estar como ayudantes de ellos, una especie de hermanos legos de las antiguas órdenes y congregaciones religiosas, aunque en la obra se dijera que no eran religiosos o frailes o monjas.

Me atrevo a decir que para la mayor parte de vosotros, los sacerdotes diocesanos de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz (sss+), érais personas que no os enterábais del espíritu de la obra, pues --aseguraban-- teníais una "formación clerical" que hacía que no os enterárais. Incluso achacaban a los jesuitas, que, según ellos, controlaban la formación de la mayor parte de los seminarios. Esas mismas personas se sentían como una "iglesia paralela", sin que comprendieran que en el mundo existen muchos caminos para llegr a Dios. Hablaban una cosa que con los hechos desmentían. Ellos se sentían "laicos" y no les gustaba hablar de "seglares", aunque sí de "espiritu secular". Si conectaban con alguien de otro grupo apostólico, procuraban acercarle a ellos e incluso que se hiciera cooperador. Con eso, lo único que vivían es el único camino dentro de la Iglesia.

Unos pocos, solo unos pocos, según estas mismas personas, eran los sacerdotes de la sss+ que entendían a fondo la obra. Siempre se citaba a Lucas Mateo Seco, José Antonio Abad, y algún profesor de la facultad de Teología de Pamplona, cuyo nombre no recuerdo. Ellos que se decían en el mundo, parecían apartarse del mundo, pues el mundo tenía que amoldarse a lo que ellos querían y no existía otra interpretación que la de sus "laboratorios". Recuerdo perfectamente que durante unos pocos años en los centros de agregados contábamos con sacerdotes agregados de la sss+ para que confesaran, dieran meditaciones o predicaran los retiros mensuales. No olvido los nombres de Don Aurelio, un sacerdote asturiano que luego tuvo altos cargos en la diócesis de Oviedo, y don Alejandro, que luego fue canónigo de la catedral compostelana. Uno y otro estuvieron en Madrid y se aprovechó su estancia para realizar sus funciones sacerdotales en centros de agregados.

Cuando dejé la obra en 1998, los agregados solo teníamos relación con los sacerdotes diocesanos de la sss+ cuando deseábamos confesarnos con urgencia y era difícil acercanos al centro de la obra. No hay que olvidar que, dentro de la prelatura, se nos decía que teníamos libertad para confesarnos con cualquier sacerdote, pero se nos aconsejaba los de la obra y en especial el asignado en el centro. No digo nombres, pero el algún momento tuve más facilidad de confesarme con el de la sss+ de la parroquia que con el del centro, aunque existían otros sacerdotes residentes en el centro de numerarios, que sí nos atendían. Esto es totalmente cierto. Gracias tengo que dar a los que fueron tus compañeros.

Pienso que algunas personas en la obra solo se servían de los sacerdotes agregados o supernumerarios de la sss+ para eso, para confesar y, si acaso, exigían que vosotros aportárais vocaciones de numerarios, agregados y supernumerarios. Unos pocos, en un exceso de generosidad, admitían que enviárais alumnos a los seminarios diocesanos, si es que antes no se había visto la posibilidad de que tuvieran vocación al opus Dei. ¡Qué pena! Yo, que hacía información religiosa desde 1973, no entendía que alguien se pitorreara en las tertulias del centro de agregados del trabajo que hacía no solo con los obispos y sacerdotes diocesanos, sino con los religiosos y religiosas así como con personas de otras confesiones religiosas. Lo más que entendían es que esas personas pudieran llegar a ser "cooperadores" --se citaba siempre a las monjas de clausura-- o incluso "cooperadores acatólicos", a los que se podía tratar para convertirlos.

En mi empresa trabajó un sacerdote agregado de la sss+. Alguna vez me hizo ver la falta de "entendederas" que existía en la obra con relación a los que eran iguales a él. Me quedó claro que su superior jerárquico era el obispo, y solo recibía dirección espiritual de la obra. Un día contaré más detalles de lo que sucedió entonces, pero hoy no es el momento. En 1977 fue llamado por su arzobispo a una ciudad gallega, dejó el periodismo y acometió la tarea de construir una nueva parroquia. Luego le he perdido el rastro.

Javier, decías que se estaban yendo muchos sacerdotes diocesanos de la sss+. Otro artículo mío reflejaba "la sangría de los agregados". Así es. Aunque exista una página web de un agregado que sigue dentro que da nombres de los que continúan, os diré que se ha olvidado de muchos otros que se han ido de la prelatura, tras haber estado entre los primeros pitajes del Instituto Tajamar. Esa página no se puede hacer sin "la censura" de la obra. Tu puedes también escribir mucho de lo vivido dentro del opus Dei. Algunos ex me han pedido que escriba lo vivido como agregado, pues existen pocos testimonios y la mayoría son de numerarios o supernumerarios. Puedes marcar un camino. ¡Qué cosa más buena! Será sin rencor, aunque, como me ha sucedido a mí, me duela esa parte de mi vida, en la que entregué todo mi ser y luego otros se aprovecharon.

Mi primer artículo se titulaba " El 'Buen' Pastor" y ponía 'Buen' entre palos, puesto que el que tuve como director no fue mi buen pastor. No me auxilió cuando me hizo falta. Yo tenía dudas de si debía continuar. Fue como hablar con la pared. No me hizo caso. Al cabo de seis meses de mi marcha, a traves de un tercero, dijo que quería hablar conmigo. Javier, tu sí que puedes ser un "Buen Pastor" dentro de la Iglesia. No tengas complejo de los numerarios, que muchos de ellos van a su bola. Hincha el pecho, que ser sacerdote diocesano merece la pena.


LOS RICOS ACCIONISTAS

Se ha repetido muchas veces en estas páginas que cuando te vas de la obra lo haces con una mano delante y otra detrás. Todos los que hemos vivido esa situación sabemos hasta qué extremo esto es cierto. Los que fuimos agregados lo podemos testificar, pero mucho más los numerarios que, en muchos casos, hasta han entregado a la prelatura el dinero, casas y acciones que les habían dejado sus padres. Los que voy a escribir, me ha venido a la mente tras leer el artículo de Luis Vallecas, que, con toda generosidad, dirmó la liquidación de sua acciones, que tenían un valor de 6.000 euros (un millón de las antiguas pesetas).

Desde que me hice de la obra en 1965 entregué todo el dinero que gané o me dieron mis padres para mis caprichos. Por ello, salí con una mano delante y otra detrás, pero con una diferencia. Mi padre, que era muy listo, observó que no me quedaba nada para mis caprichos. Sospechó que se lo entregaba al opus, como el decía y ahora digo yo. En consecuencia, empezó a cobrarme una cantidad de dinero en concepto de contribuir a los gastos del domicilio familiar y la comida.

Mi padre fijó una cantidad simbólica en concepto de contribuir al sostenimiento de la casa. Lo dije en el centro de la obra y me lo aceptaron. Desde ese momento, mensualmente entregaba ese dinero en mi domicilio. Mi progenitor que era muy listo, decidió voluntariamente invertir a mi nombre ese dinero en acciones de una importante empresa española de telecomunicaciones. Menos mal que no se enteraron en la obra. No lo hubieran permitido.

Cuando salí de la obra en octubre de 1998, una de las primeras cosas que me planteé fue buscar un apartamento en un lugar que me gustara para cuando llegara la jubilación profesional. Así lo hice. Pensé que una localidad de la costa del Mar Mediterráneo podía ser buena y escogí La Manga del Mar Menor. Hice balance del dinero del que disponía de mis padres. Fijé la cantidad y, mira por donde se cumplió el deseo. Tenía vistas al mar, la mayor parte del año gozaba de buena temperatura, debajo existía un garaje para aparcar y, además con ascesor, lo que era muy conveniente para mi madre, que entonces ya contaba 83 años. Lo mejor de todo era que disponía de suficiente dinero.

Todo el dinero que obtuve por el ejercicio de mi profesión periodística había ido a parar a la obra. Claro que tenía la suerte de la vista que tuvo mi padre, al invertirme en una compañía de telecomunicaciones. Fuera de lo que entregaba a mis padres y lo que sacaba para mis gastos corrientes (gasolina de coche, comidas, periódico, ropa y locomoción), no me quedé nada. Calculo que dos terceras partes de mi salario mensual se lo "comía" la prelatura. Ese dinero que entregaba en el centro de la obra se destinaba, en algunos casos, a "empresas de la obra que no tienen beneficios". Así se me indicaba anualmente a la hora de hacer la declaración de la renta de las personas físicas al Estado. Por ello, se me insistiía, no debía figurar en tal declaración.

La sorpresa vino cuando dejé la obra. No debieron enterarse en tales empresas y me citaron a una "reunión de accionistas" en un despacho de abogados --todos pertenecientes al opus, por supuesto-- para hacer balance del año anterior, que siempre resultaba negativo. Pues bien, en el papel de citación para la junta de accionistas se me indicaba que yo disponía de tantas acciones de inmobiliaria tal, y tantas de tal empresa y tantas de una casa de retiros que figuraba con otro nombre. No revelo los nombres, pero tengo guardado tal documento en una caja fuerte.

El valor de todo lo que tenía en acciones era --pasmaos-- 12 millones de las antiguas pesetas, hoy euros. Haced un cálculo si queréis, a 166,366 pesetas cada euro... Era rico, un rico accionista, también en el dinero que había entregado a la obra. ¡Qué iluso! El tiempo me hizo pisar más firme en la tierra. Al cabo de dos años de dejar de ir por el centro de la obra, no me han vuelto a citar a "la junta de accionistas". Eso sí, cuando era de la obra, anualmente se pedía mi firma para que alguien me representara en la "junta de accionistas". De un manera mecánica yo estampaba mi firma en aquel papel que me presentaba uno de los miembros del consejo local del centro. Después, miau, miau, que diría un gato. Cuando firmé la baja definitiva en la obra, el 20 de enero de 2000, el encargado de agregados de la delegación de Madrid Oeste, me anunció que me iba a llamar otro día para que firmara la liquidación de "mis acciones". Cada vez que me llamó posteriormente le salí con evasivas. No me ha vuelto a insistir. ¿Qué hubiera pasado si hubiera reclamado esos 12 millones de pesetas? ¿Me los hubiera dado la obra? Me inclino por decir que no me lo hubieran entregado, alegando miles de motivos, que sabemos que tienen. No he vueto a saber más. Os garantizo que no he vuelto a ser citado a "una junta de accionistas de inmobiliaria.. de X, Y o Z".

Cuando alguien de una congregación religiosa abandona le ayudan para salir adelante, durante un tiempo. No sé de nadie que haya dejado la obra y le hayan ayudado con dinero. Todo lo contrario. Pero el opus no es una congregación religiosa y, en consecuencia, no da dinero a nadie pues es una prelatura. Así sales de la obra con una mano delante y otra detrás. Eso sí, un "amigo" que así se decía me preguntó de dónde había salido mi dinero de la casa de La Manga del Mar Menor. Le respondí lo de mi padre que os he narrado. No me había quedado ningún dinero de la obra. Sin embargo, en los papeles figuraba "12 millones de pesetas". Vamos, "un rico accionista"... de las empresas de... Decid quién es el propietario.


USAR Y TIRAR

Ayer 15 de julio de 1943 fallecía en el Sanatorio San Francisco de Asís de Madrid Isidoro Zorzano, el segundo que se hizo de la obra, un joven ingeniero nacido en Argentina, antiguo compañero de estudios de san Josemaría en Logroño. que pidió la admisión en la obra en agosto de 1930, según dice la web oficial de la prelatura.

Como podrá observarse, he entrado en la web oficial de la prelatura esperando encontrar algo que recordara a este ingeniero, cuyos restos reposan en un nicho en la zona llamada de 'Los Héroes de Cuba', con el letrero 'In pace', al igual que otros muertos de la prelatura, y las fechas de 13 IX 1902 y 15 VII 1943. No aparece ningún letrero que diga que es Isidoro Zorzano.

Pues la página oficial del opus ni cita ese aniversario del 15 del julio... Y eso que han pasado 61 años. Ellos que son tan detallistas, han descuidado este detalle, teniendo en cuenta que se ha hablado recientemente de él en opuslibros.com. ¡Qué se le va a hacer! Como es verano y hace calor, la próxima vez llevaré flores de plástico para imitar a los del opus que me han precedido en ese cometido. Es lo más moderno y lo que gusta mucho a algunos/as.

Ya sabemos que Isidoro, así se le conoce dentro de la obra, fue el primero de la obra al que se abrió un proceso de beatificación en fase diocesana. Incluso últimamente hubo un tímido intento de volver a hacer una hoja sobre su vida y virtudes.

Una de las primeras medidas que tomaron en la obra cuando me fui consistió en dejarme de enviar las diferentes "hojas" sobre la vida y virtudes de los posibles santos. Por lo menos eso es a lo que aspiran ellos. También se me dejó de enviar convocatorias de los muchos actos que promueven los seguidores de Josemaría. No sé a quién dirigen sus escritos, pero a mí no. ¡Qué descarado lo hacen! Al principio, protestaba oficialmente a los responsables de la oficina de información del opus Dei en España, pero no servía para nada. He bajado la cabeza ante semejante "sordera" y los he dejado por imposibles.

El caso de Isidoro Zorzano es semejante al mío, solo que yo todavía no he muerto. Somos, como dice el anuncio, de "Usar y tirar". Como los guantes, como las toallitas para quitarse la crema que nos protege la piel del sol, como el tubo de la pasta de dientes cuando se acaba. ¡Qué fatal destino tenemos! Así se sirven de nosotros en el opus. Una vez que no convenimos a sus intereses, prescinden de nosotros.

He pasado un buen rato leyendo la página oficial. No me podía creer aquello. Isidoro Zorzano era ignorado. Lo más que dice la web del opus es, dentro de la biografía del fundador, que Isidoro Zorzano les mantenía contacto con el exterior a un grupo de seguidores de Josemaría durante la estancia en el consulado de Honduras en plena Guerra Civil española en 1937. He querido encontrar esa fecha de fallecimiento y no la he encontrado. Opuslibros está más al día que la página oficial.

La web oficial de la obra no narra nada de la vida de Isidoro Zorzano. Debo ser torpe porque no lo he encontrado. Mira que he buscado. Alguno de los seguidores que entran en la página pueden ayudarme o confirmar el hecho. Claro que dentro del opus hay un santo que ya está en el altar y los demás todavía no han merecido subir a los altares.

Por eso, cuando en el apartado de opuslibros se habla de libros silenciados nos podríamos incorporar muchas personas, no solo Isidoro Z, sino todos los que nos creímos lo que ellos predicaban y también hemos sido silenciados. Se ha repetido el anuncio de "usar y tirar".


LOS OJOS DE LOS DIRECTORES

Algunos cuadros antiguos representaban a Dios en un triángulo. Dios todo lo veía y nada se escapaba a su mirada. Pues en la obra es exactamente igual. Ha muchos medios de controlar a los "fieles" de la prelatura: la confidencia, la corrección fraterna, la dirección espiritual, el comentario del Evangelio, las tertulias y el diario que se lleva diariamente en cade centro. Todo ello se plasma, en muchos casos, en un informe que primero llega al consejo local o al director espiritual laico --no quiero pensar en el sacerdote--y, si es grave, a la delegación, a la comisión, al consejo general y.. hasta el mismísimo prelado, que yo ya no llamo padre. Perdonad las que me leéis, pero no domino el vocabulario de las que dicen que están "a mil kilómetros de distancia".

En mis últimos tiempos en la obra tuve oportunidad de comprobar algunas de estas afirmaciones que realizo en este escrito. Me voy a ceñir al diario de cada convivencia anual. Como soy periodista, habitualmente se me encomendaba este encargo. Alguna vez se me pidió el texto, lo leyó el director de la convivencia y, finalmente, decidió que aquello no estaba bien y había que cambiarlo. Al estar acostumbrado en la redacción profesional, eso no me suponía gran esfuerzo. Lo que se reflejaba en el diario de cada convivencia eran los temas tratados en las tertulias, las conversaciones entre nosotros, las excursiones que hacíamos, las asignaturas que cursábamos y tantos y tantos hechos. Era el diario de una "familia", pero menos. El cuadernillo del diario era como el de un alumno de estudios primarios. Tenía renglones. Se pretendía que todas las palabras estuvieran en la misma línea. Aparentemente era normal, pero, con el tiempo, he visto que no tanto. Los ojos de los directores nos contemplaban desde lejos y, aunque estuvieran en otro lugar geográfico, en realidad estaban allí cerca.

Cada año que terminaba la convivencia, debía entregar el cuadernillo en dirección. No se qué paso un año. Tuve que ir hasta la delegación del Madrid Oeste (así se divide la capital de España y la otra es el Madrid Este). Allí dejé lo que había escrito sobre la conivencia. En algún momento el director de aquellos días me había recordado la necesidad de tener el diario al día. Alguna vez se me retrasó, pero lo corregí en poco tiempo.

En la vida, las cosas no ocurren porque sí. En la obra, mucho menos. Todo está cuidadosamente estudiado. El diario es un caso de éstos. Cuando ha pasado el tiempo, me he dado cuenta que si se hubiera contado algo menos conveniente para los participantes en la convivencia anualmente allí hubiera quedado reflejado. Era como el ojo de los cuadros antiguos. Dios todo lo veía. En este caso, los directores todo lo veían y tenían una especie de 'chivato' en el redactor del diario. Bastante esfuerzo hace el "fiel" de la prelatura al que se le encarga esta tarea. Los que somos periodistas estamos acostumbrados a contar todo lo que pasa. Por si había poco control, algunos de las convivencias, con toda su buena fe, narran hechos o sucedidos de esos días que oyen mientras eperan a recibir los platos de la comida en el comedor. Algunos tienen mucha gracia y así queda reflejado, pero, en otros casos, el "chivato" descubre algo que el otro no quisiera que se supiera.

En el último año del Colegio Mayor Ayete de San Sebastián, ya no tuve el encargo de redactar el diario. Duré solo once días, pues tuve que ir a atender a mi madre, que ya necesitaba mi presencia en su casa del pueblo. Existen sucedidos que se te quedan clavados y, aunque hayas dejado la obra, ya no los puedes olvidar. Este es el caso de la pregunta de un agregado sacerdote que me aseguró que iba a hacer una buena excursión, a lo que yo asentí y revelé que me iba por necesidades de fuerza mayor y que la excursión era larga.

Un hecho difícilmente reflejable en el diario fue la presencia de don Francisco Vives, creo que entonces director espiritual de la obra, en una tertulia en el Colegio Mayor Ayete. Fue el año anterior al de mi marcha. Estaba descansando en una casa cercana a nuestro lugar de estudios y descanso. ¿Qué reflejaba yo en el diario de la convivencia de aquella tertulia? Os aclaro. A cada uno se nos nota la profesión a la que pertenecemos. Yo, que no me callo nunca, se me ocurrió preguntar con un poco de salsa periodística. No le gustó nada. Me miró de arriba a abajo y no me acuerdo lo que me contestó. Me había clavado la mirada y os digo que tuve miedo, a pesar de mis muchos años en la obra. Eso es lo que tengo de recuerdo, que me clavó su mirada. Por lo visto, no se podía preguntar a lo periodista.

Se me ocurrió que la solución estaba en tratar de reflejar lo mejor posible lo que nos había aconsejado. ¿Por qué serán tan serios en la obra? ¿Por qué siempre están dando consejitos? Y todos debemos copiar en la agenda de nuestra vida interior para enviárselo a otros. Eso sí, el año que yo estuve de redactor del diario de la convivencia decidí dar un poco de jabón y de halagar para no tener problemas. Ya estaba yo con un pie fuera del opus. Se notaba y yo no caía en este detalle.

Un hecho curioso sucedió cuando una vez estuvo don Alvaro del Portillo en la Universidad de Navarra. Estaba pasando el verano en una casa a la que nos hacían llamarla todos 'Romanía'. Por supusto que ese no era su nombre, pero como había que guardar un poco de secreto, ese era entonces el apelativo de tal inmueble. Fui como uno más a la tertulia y tomé notas. Quedó todo reflejado en el diario. Me ceñí en la redacción a una línea oficial del opus. Si hace falta, los periodistas nos disfrazamos de lo que sea. Lo que no esperaban los ojos de los directores es que la tertulia de Don Alvaro en la universidad de Navarra iba a ser inmediatamente enviada a Paco Navarro, el primer agregado de la historia de la obra, que llevaba mi dirección espiritual en aquellos tiempos. Al tener yo hecha la fidelidad desde hacía mucho tiempo y Paco ser el primer agregado, los directores se confiaron.

Al llegar a Madrid, mi escrito a Paco Navarro se había extendido por toda la delegación de Madrid Oeste. Hasta los directores de la delegación lo citaban, Ya se sabe la manía que existe de solo hablar del padre. Pasado el tiempo, mis papeles fueron anulados. Se hizo una versión oficial que no coincidía en muchos puntos con la mía. Para colmo debía de llevar a la oración de la tarde "la versión auténtica" (la de los directores, vamos) en el centro de le delegación de la obra por donde iba. Conclusión: nada es inofensivo. El diario de las convivencias, el cuadernillo sobre los hechos que allí suceden, tiene como fin prolongar los ojos de los directores que todo lo ven. También eso sucedía en regímenes que no conviene recordar.


QUIERO SER MONSEÑOR


No me he vuelto loco. Soy laico, relaico y requetelaico. No me ha entrado envidia con el arzobispado de Tarragona, para el que ha sido nombrado un sacerdote numerario, y con el de Burgos, para el que fue nombrado un sacerdote agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.. Si decía el fundador que el opus estaba en la Iglesia para servir... como la Iglesia deseaba ser servida. Que sea verdad.

He entrado, una vez más, en la página web de la preltura y, dentro de ella, en el boletín 'Romana', que da a conocer distintos aspectos de la vida de la Iglesia y de la obra. Una de las cosas interesantes de las que informa es que el Papa ha nombrado cinco prelados de honor de clero de la obra y 25 (!!!!!!) capellanes de Su Santidad a otros tantos sacerdotes numerarios. Esto sí que es ir poniendo un pie donde conviene. No es frecuente que tantos miembros de una institución reciban distinciones como las citadas. Entre los prelados de honor figura monseñor Fernando Ocáriz Braña, considerado el número dos de la prelatura y con muchas posibilidades a suceder a monseñor Javier Echevarría al frente de la prelatura del opus dei, si se produjera un fallecimiento en estos momentos. No hay que olvidar que es un teólogo estrechamente relacionado con el prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger.

Lo que mucho le costó al fundador, obtener el título de monseñor, que luego aireó por todo el mundo, hasta el mundo de que algunos creían que era obispo, ahora a treinta de sus hijos les ha sido concedido de un plumazo. Pensar que el "santo de lo ordinario", San Josemaría, como le llaman en la página web de la prelatura, siendo solo monseñor, utilizó una vez vestimenta de color fucsia para ir a una recepción, y eso que solo era monseñor. Como sus hijos sigan el mismo ejemplo "ordinario", se va a ir al presupuesto del año en vestimentas especiales de seda para los treinta monseñores del opus. Que no nieguen esto en la prelatura que lo que digo ha salido oficialmente en 'Crónica' , la publicación interna de los hombres del opus.

Ahora, los nuevos prelados, a animarse, a vivir lo "ordinario" como el fundador, en cumplimiento de los derechos que se tienen, como es el de utilizar una sotana y acompañamientos de color fucsia. No se si eso va a servir en Roma, ciudad llena de "monseñorinos". Desde luego aquí, si se visten así, va a ser de carcajada. Por cierto, la palabra "monseñorinos" equivale en España a monseñores en pequeño. Traducido: "monseñoritos". Mi amigo de al lado me dice: "No pongas monseñoritos, que suena a señoritos". Me quedo pensando y llego a la conclusión, que si no son "monseñoritos" o "señoritos", sí tienen en casa "numerarias auxiliares" o doncellas que les sirven la comida con cofia todos los días. Y eso vale para todos ellos, que todos tienen cargos en el opus.

Estoy seguro que no utilizarán la sotana color fucsia de los obispos. Eso queda para la historia del "santo de lo ordinario", el que era uno más. Cuando los demás sacerdotes irán a las recepciones oficiales en traje de clergyman, ellos llevarán sotanas con fajín y los colores de las mangas serán de color obispo.

Se por experiencia que a cualquier sacerdote le cuesta sudar una fila de influencias para alcanzar el título de monseñor. Por lo que se ve, en el opus tienen una puerta abierta de modo especial. Ellos pueden conseguir lo que se propongan y los demás lo tienen muy difícil. Ejemplo: uno de los personajes con más peso en el Arzobispado de Madrid ha sido un sacerdote que ha trepado por diversos cargos. Al final no ha llegado ni a obispo, pero le han concedido el tíitulo de monseñor, con lo que, según se dice en el mundo eclesiástico, ya no trepará mas.

Una de las cosas que oí cuando pertenecí a la prelatura fue que los religiosos no podían ser nunca monseñores o prelados, salvo cuando fueran mombrados obispos. Los de la obra decían que sus sacerdotes, como eran diocesanos, sí lo podían acceder al "monseñoriado", si es que existe esta escala, que creo que no, pero me la invento. Bueno no solo han conseguido 30 monseñores prelados de una vez, sino que también han obtenido una vieja aspiración: la de tener obispos de su clero en España, en la persona de los arzobispos de Tarragona, el numerario don (para utilizar el vocabulario interno del opus) Joan Pujol y Burgos, el diocesano agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, don Francisco Gil Hellín.



DULCÍSIMO PRECEPTO

En un pueblo de España, cuyo nombre prefiero no citar, vivía un matrimonio, ya de edad avanzada. Dios había dispuesto que los últimos días de su vida, siendo ya mayores, los pasaran juntos. Qué felices fueron. Sus hijos, un varón y una mujer, habían abandonado el pueblo y pertenecían al opus dei como numerarios.

Claro los hijos casi no venían por el pueblo. Uno día y otro el matrimonio mayor insistía para que vinieran a estar unos días con ellos, pero eran palabras no atendidas. No venían. La enfermedad del padre debió ser llevada mayormente por la madre, sin que los hijos, numerario y numeraria, apenas vinieran.

Un día, el padre falleció. Era el momento en que los hijos vinieran al pueblo y acompañaran a la madre. Ésta pensó: vendrán a estar conmigo, estaremos juntos en el entierro y, por fin, podré estar con ellos. Se emocionaba por ello. ¡Qué momento más deseado!

Gran noticia, los hijos vinieron a estar con la madre, tan pronto como como supieron la muerte del padre. Abrazaron a la madre. Ella estaba emocionada. Le hicieron compañía durante aquel día. Parecía que habían vuelto los tiempos cuando los hijos eran pequeños.

Llegó la noche. El hijo varón dijo que no se podía quedar, pues debía viajar a la capital de provincia. La hija utilizó una excusa parecida. "¿Pero no os quedáis?", preguntaba la madre una y otra vez. Ellos insistían que no podían quedarse. Finalmente se fueron.

Cayó la noche. A la casa familiar le faltaba el padre. La madre se quedaba sola. Los parientes y amigos acompañaron a la madre hasta altas horas. Los hijos, numerarios del opus dei, ya se habían ido. Incluso algunas vecinas se ofrecieron a estar con ella aquella noche. Sin embargo la madre respondió: "Déjame que debo adaptarme a mi nueva situación".

Me lo ha contado uno del pueblo. Esto es real. Podría dar nombres y apellidos de los dos hijos numerarios. Este es el ejemplo que dejan algunos en sus familias y en las personas que les querían de pequeños pero, que visto un caso como éste, ya no son de la misma opinión.

Si el fundador del opus dei decía que los de la prelatura debían vivir con sus padres el dulcísimo precepto, este no es un ejemplo de esos cuidados filiales.

Yo era agregado. Cuando pedí más tiempo para dejar de dar charlas a supernumerarios mayores y poder atender a mi madre, que ya tenía 83 años, uno del centro me invitó a recurrir a mi hermano, pero, como podía contar poco con él, me aconsejó enviarla a una residencia.

Ya lo he contado en otra ocasión. Encontré una solución intermedia. Contraté a una señora que pudiera estar atendiendo a mi madre, hasta que yo regresara del trabajo. Cuando dije en el centro de la obra que iba a entregar menos dinero de mi sueldo, se me respondió que el salario de la señora se lo gastara mi madre de sus ahorros. Mostré mi extrañeza por tal actitud y se me respondió: "Si te va a dar lo mismo. La vas a heredar". Eso sí que es vivir el dulciiiiiiísimo precepto.


DULCES Y CILICIO

Hasta hace poco tiempo, algunos conventos de monjas de clausura suministraban cilicios a los numerarios y agregados del opus dei que lo necesitaban. Esta situación era frecuente, sobre todo, en los cursos y convivencias anuales que, sobre todo en el hemisferio norte, tienen lugar en estos días.

De acuerdo con las normas de la obra. Está previsto que numerarios y agregados del opus dei se pongan el cilicio en la la parte alta de la pierna para vivir lo que ellos llaman la mortificación corporal. Esto no se produce cuando es uno de los días de fiesta del calendario de la obra o un domingo.

Los días de fiesta en la obra son los de los santos patronos e intercesores; los apóstoles; las grandes fiestas de la Iglesia (Corpus Christi, Navidad, Anunciación) y, por supuesto las fechas de nacimiento y fallecimiento del fundador. Cuando yo me fui de la prelatura estaba incluida en el calendario de no ponerse el cilicio la fecha del pitaje (incorporación) de Don Alvaro del Portillo, el 7 de julio. Se puede decir que son muchas las fiestas en que uno se "libra" de utilizar el cilicio o las disciplinas (látigo de cuerdas). Estas últimas deben aplicarse en las nalgas el tiempo que dura una oración elegida por el autoflagelador.

Pues bien, hasta hace poco tiempo eran las monjas de conventos de clausura las que facilitaban esos instrumentos (cilicio y disciplinas) a los de la obra. Cuando yo me fui ya era la administración de los centros la que los facilitaba.

Una vez estaba yo en Córdoba asistiendo a un curso anual en los denominados Colegios Mayores de las Cajas de Ahorro, que se alquilaban durante el verano y que luego se han abandonado, debido al elevado precio. En aquella convivencia yo era el encargado de tienda. Era como un recadero. Recuerdo que recibí solicitudes de adquirir cilicios o disciplinas para los que participaban en el citado medio anual de formación.

Los de la zona que participaban en el curso anual indicaron un convento de monjas de clausura, cuyo nombre no recuerdo, para que adquiriera los cilicios y las disciplinas o látigos de cuerdas. Al llegar a la residencia religiosa, la conversación pudo ser más o menos la siguiente, delante del torno:

--NachoF: Ave María Purísima.

--Monja tras el torno: Sin pecado concebida. ¿Qué desea?

--NachoF: Deseaba adquirir dos cilicios.

--Monja: ¿De qué tipo y para qué los necesita?

--Nachof: Soy del opus dei. Me lo han encargado dos de la convivencia anual en la que participo. Los necesito de brazo (son los más pequeños).

--Monja: Ah, bien. Un momento. Nosotras somos cooperadoras (personas en este caso que rezan por la obra).

Al rato se oía girar el torno de las monjas, y se presentaban dos cilicios en un sobre. A través del torno se podía oir. Son tantas pesetas. Lo agradecí y seguí con la lista de compras de la tienda.

Estas mismas monjas que suministraban los cilicios a los de la obra, vendían a la vez dulces y vinos. Sabido es que los conventos de clausura suelen tener productos de alta calidad, que, naturalmente, no se pueden comparar con los cilicios. Seguro.


EL OPUS PIERDE ANUALMENTE 500 PERSONAS POR FALLECIMIENTO


La prelatura del opus dei pierde anualmente más de 500 personas en los diversos tipos de entregas que existen dentro de esta institucióin religiosa, según se deduce de los datos publicados en su boletín 'Romana' que recoge datos de los dos últimos años, aunque del 2003 solo se publican datos del primer semestre.

El Opus Dei no es muy amigo de las estadísticas. Sin embargo, 'Romana' publica una lista de los fallecidos en el primer semestre de 2003, que fueron los siguientes: 249 numerarios, agregados y supernumerarios y 15 de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, vinculada al Opus Dei y formada por sacerdotes diocesanos en su mayoría. Todo ello hace un total de 264 fallecimientos de personas pertenecientes a esta institución.

Sumando datos de anteriores boletines de 'Romana', en el primer semestre de 2002 fallecieron 259 personas del Opus Dei, de los que 15 pertenecían a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, y 244 eran numerarios, agregados o supernumerarios de la Prelatura. En el segundo semestre de 2002, hubo 295 fallecimientos, de los que 27 eran sacerdotes de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y 268 eran numerarios, agregados o supernumerarios de la Prelatura. El número total de fallecimientos en 2002 fue de 554 personas.

Esta cifra de fallecimientos es muy elevada y representa una de las más altas de una institución de la Iglesia Católica. Tiene menos importancia, teniendo en cuenta que es una de las más numerosas. Sin embargo, las cifras oficiales de la prelatura indican que en 1991 el Opus Dei contaba con 74.710 fieles, con 1.385 sacerdotes, lo que hacía que hubiera 53 fieles por sacerdote. En 2001, el Opus Dei contaba con 82.715 fieles y 1.788 sacerdotes, con 46 fieles por sacerdote. En 2002 había 82.765 fieles, 1.819 sacerdotes y 45 fieles por sacerdote, y en 2003, había 83.641 fieles, 1.850 sacerdotes y 45 fieles por sacerdote.

El número de obispos con los que cuenta actualmente el Opus Dei, sin incluir los pertenecientes a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, pues no aparecen en las estadísticas oficiales de la prelatura, es de 19, incluido el arzobispo electo de Tarragona, monseñor Jaume Pujol Balcells. También cuenta con dos cardenales: Juan Luis Cipriani y Julián Herranz Casado. En Perú existen varios obispos de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y en España, el arzobispo de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín. Recientemente monseñor Klaus Küng, obispo perteneciente al Opus Dei que rige una diócesis austriaca, fue nombrado por la Santa Sede visitador de un seminario en el que se han denunciado unos casos de pederastia y de relaciones sexuales entre profesores y alumnos.

En las estadísticas oficiales de la prelatura no se incluyen datos de bajas de las personas que, una vez se han incorporado, deciden abandonar la prelatura. Sin embargo en la página web 'opuslibros.com' se incluyen numerosos testimonios de personas que han dejado al Opus Dei despues de muchos años de entrega. En la citada web es frecuente encontrar testimonios de personas que se han ido después de 15, 20 y 30 años de entrega, que aportan su punto de vista a lo que ha sucedido dentro y cuál ha sido la causa de su marcha después de tantos años. Algunos incluso reconocen que han ocupado cargos importantes dentro del Opus Dei en varios países. Otros han sido directores de centros o se han encargado de grupos de personas.

Teniendo en cuenta el elevado número de personas fallecidas, se hace difícil entender que el Opus Dei siga aumentando. Las estadísticas oficiales de esta prelatura personal no señalan la edad media de los fieles de la prelatura. Es frecuente en instituciones de la Iglesia que la edad media del clero sea muy elevada, cercana a los 66 años. No parece ser esa la circunstancia de esta institución que ha aumentado en casi 10.000 personas desde 1991, a pesar del elevado número de personas fallecidas.



LOS CATECISMOS AGOTADOS

Ser informador religioso ha tenido muchas ventajas en mi vida. Puedo hablar de la vida de la Conferencia Episcopal en España desde el 14 de mayo de 1973, fecha en que me incorporé al medio de comunicación en el que trabajo actualmente y que no he interrumpido en todo este tiempo, aunque a más de un agregado, cuyo nombre prefiero no decir, le hubiera gustado, por deformación --naturalmente-- que no me hubiera dedicado profesionalmente a informar de la Jerarquía de la Iglesia Católica en España. Digo esto porque en las tertulias semanales a las que asistía era objeto de frecuentes bromas, que maldita la gracia que tenían. Al final, ellos querían demostrar que eran "más laicos". Cuando salí del opus, me encontré a uno de estos, y me pidió perdón por aquellos hechos. Eso le ha honrado.

Mi vida cercana a la Conferencia Episcopal Española ha hecho que, en muchos momentos, viviera lo que pensaban en la obra sobre ciertos obispos y que otras personas que ocupan cargos me informaran de algunos hechos que sucedían en las comisiones de lo que era antes de la calle Alfonso XI (allí está hoy la cadena de emisoras de las diócesis españolas) y hoy la calle Añastro, 1. Así, me he enterado de hechos que en la obra no se me informaba. Naturalmente me callaba, pues una cosa era mi actividad profesional y otra la de agregado del opus dei...

En un determinado momento de la vida de la obra, el fundador, San Josemaría, "el santo de lo ordinario", como le llaman en la página oficial de la prelatura, advirtió contra la doctrina dañina que se estaban infiltrando en la Iglesia a través de los libros y los catecismos. Incluso "el santo de lo ordinario" levantaba el índice de su mano y advertía que cuando dentro de la Iglesia se había suprimido el "Indice de libros prohibidos", él levantaba otro. Así de claro queda expresado en las películas oficiales de la prelatura. No me lo invento. Espero que no lo hayan suprimido.

Pues bien todo ese esmero para evitar "los virus" procedentes del modernismo y de la heterodoxia católica llevó a los directores (jefes) del opus dei a establecer que en los cursos anuales y convivencias de numerarios, agregados y supernumerarios los asistentes prinmeramente tuvieran que volver a estudiar el llamado "Catecismo del Padre Astete" en edición de una editorial en la que trabajaban algunos de los que entonces se decían "socios" del opus dei, terminología hoy abandonada, pues prefieren ser denominados, por consejo de los directores, "fieles" de la prelatura.

Paralelamente, apareció en la prensa una noticia en la que se indicaba que, según un estudio en el que habían colaborado varios de la obra, los catecismos oficiales y documentos de obispados, tenían un elevado tanto por ciento de errores doctrinales. Esto provocó un gran malestar en el Episcopado Español, que entonces estaba presidido por el cardenal Tarancón, y era vicepresidente el arzobispo de Sevilla, cardenal José María Bueno Monreal, uno de los que dieron clases a los tres primeros sacerdotes numerarios de la obra: Don Alvaro del Portillo, Don José María Hernández Garnica y Don José Luis Muzquiiz. Curiosamente era amigo del hoy llamado 'santo de lo ordinario".

Algunas personas cercanas a la Conferencia Episcopal volvieron a hablar de que el opus dei era "una iglesia paralela", como ya se había dicho anteriormente en distintas ocasiones.

El catecismo del padre Astete ya no lo estudiaba nadie. Los directores de la obra "consideraron conveniente" (muy de su terminología) estudiar en los cursos anuales y convivencias un catecismo que había sido elaborado por la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, pero que había sido superado por uno posterior.

Sin ermbargo, en la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, se les estaban agotando los ejemplares de los catecismos antiguos que iban dirigidos a los párvulos y niños, en los que se estudiaban los aspectos más fundamentales de la doctrina cristiana. Pues sí, se agotaron, pero no por los colegios, sino --creo que no lo sabían los obispos--, porque eran empleados por los de la obra. Por lo visto, en el alto mando del opus desconfiaban de aquella doctrina que contaba con el visto bueno de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal y de la Santa Sede. ¡Qué cosas!

Un buen día se dejó de usar en los cursos anuales y convivencias de la obra ese catecismo de la Comisiión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, para estudiar el siguiente. Como siempre, el opus se había resistido a los nuevos textos de la Iglesia. En un artículo anterior, titulado 'Resistirse a la reforma litúrgica' ya contaba un caso parecido a este. Total, que primero usaron el catecismo del padre Astete y luego el de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis.

Las cosas no quedan ahí. Durante mucho tiempo, en los centros de la obra se estuvo leyendo la edición de los Evangelios de Nacar Colunga. Un determinado día, los responsables de la obra desaconsejaron tal edición. Solo permitían en los centros las ediciones anteriores a 1969, estoy casi seguro. Yo salvé de la "hoguera" un ejemplar de Nacar Colunga que había adquirido por esos años.

Para suplir tal "desaconsejamiento", un grupo de profesores de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra comenzó a traducir los Evangelios en edición que fuera verdaderamente una traducción que ellos consideraban correcta suelen contar con la visto bueno del gobierno central de la obra) de los textos evangélicos más antiguos que se conocen. Para colmo, dentro de la Conferencia Episcopal, un día se produjo una duda sobre cuál era la traducción correcta en un caso que se trató. Un obispo, cuya diócesis hoy no cito, señaló que su traducción era la de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Se da la circunstancia de que tenía un secretario que era sacerdote de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Puestos a analizar una y otra versión, al final se le dio la razón al obispo citado. Menudo tanto que se apuntó aquel día el opus.

Despues no he vuelto a tener noticias de este tipo. Quizá sea que ahora los obispos "largan" (revelan) menos cosas del interior de las asambleas plenarias que tienen lugar dos veces al año.

El opus ha terminado su versión de los Evangelios, que primero vendió en libros sislados, luego ha hecho ediciones y, al final, todo ha sido un negocio, eso sí, con el pretexto de guardar la buena doctrina.


EL HERMANO EXTRAÑO


En la obra, se suele recurrir mucho al psiquiatra para tratar a las personas que desean irse, pues no aguantan más con tanta presión. Ya sabemos, por artículos como el de Alberto Moncada, las supuestas "maravillas" que hace la cuarta planta de la Clínica Universitaria de Navarra. Eso es muy fuerte y nadie ha desmentido que se produzcan esas prácticas.

Aquí en Madrid existe también algún psiquiatra que trabaja en la Clínica Salvia que ha determinado que una persona perteneciente a la prelatura estaba loca. Luego, acompañado de su director, el supuesto enfermo acudió al dictamen de un médico de la Seguridad Social, que determinó que no había ninguna base para dar tal pronóstico. Sin embargo, la persona que llevaba la charla del supuesto loco, siguió insistiendo que estaba enfermo, aunque existía un dictamen de uno que no pertenecía a la institución (otros le llaman la cosa). ¡Cuántas veces se ha utilizado este sistema de la supuesta locura! Yo ya conozco varios casos. ¿Tantos hay? ¿Cuál es la causa? ¿No será que se está abusando del "truco" del psiquiatra? ¿Por qué hay tantos supuestos locos en la obra?

Lo que sí me parece de psiquiatra es lo que voy a contar hoy. Eran dos hermanos y los dos habían pitado como numerarios en el opus dei. A uno de ellos lo conocí aquí en Madrid cuando este vivía en un centro que había en la calle Eduardo Dato, y que luego se abandonó, ante la oposición de los vecinos, que no querían que los niños del Club Dato estuvieran allí. Con el tiempo se trasladaron a los que hoy se llama 'Club Llambria'.

Pero me he desviado. Ese que residía en Madrid en el centro de la calle Eduardo Dato con el tiempo se ordenó como sacerdote. Todo iba bien. Sin embargo, un buen día, por una serie de acontecimientos, no uno solo, el sacerdote numerario del opus dei decidió dejar el opus. Al otro hermano, que seguía y sigue siendo numerario, no le gustó mucho. Por esa supuesta fidelidad, sustituyó "la sangre que tira", que se refiere a la unión entre hermanos, por la de "el que tira sangre". Vamos que ignoraba e ignora a su hermano de sangre.

Los sacerdotes del opus dei, si abandonan la prelatura, saben que no tienen seguridad social a la que acogerse. Se quedan a la intemperie. Si para cualquiera nos ha resultado dura la marcha, para ellos (los sacerdotes) es mucho más, sobre todo si se han pasado toda su vida entregados a tareas internas de la obra: primero como numerarios liberados y luego sacerdotes para todo (misas, meditaciones, dirección espiritual con gente de San Rafael o de San Gabriel o cooperadores, etc, etc).

Nuestro amigo ex residente de la calle Eduardo Dato tomó esa decisión ya mayor. Un matrimonio amigo le acogió --señores del opus, esto sí que es caridad--, le dejó su casa en un pueblo de Castilla y le pasó una pensión mensual de 600 euros (las antiguas 100.000 pesetas), cantidad con la que sobrevive.

Ahí no quedaron las cosas. Nuestro querido amigo --un ex, nombre con el que se nos conoce en la obra, si es que se nos menciona-- sufrió un infarto de miocardio. La situación pudo descubrirse gracias a que uno de los empleados del matrimonio antes citado se enteró. Acudieron algunos de sus amigos (entre ellos alguno ex, que sí le daba cariño). Su hermano de sangre fue advertido de la situación, pero no le ha visitado.

El sacerdote ex opus lo ha pasado mal. La herida es muy honda, no solo para el corazón, sino también para el otro corazón, el que va acompañado de cariño, que eso es lo que sucede en las familias bien avenidas. Sin embargo, las razones de la obra ha pesado más que las de ser hermano de sangre. Este fiel que sigue en la prelatura no es un hermano de sangre, sino un hermano extraño, pues así se ha portado.

Otros casos parecidos llegan. Se del caso de uno de la obra e hijo de supernumerarios que cuando decidió abandonar la prelatura después de muchos años en su casa no le acogieron. Y eso que eran sus padres. Luego decía el fundador, el llamado "santo de lo ordinario", que el opus unía a las familias...


EL SANTO POLIVALENTE

Dice el Diccionario de la Real Academia Española que "polivalente" es el que vale para muchas cosas. También se aplica a lo que está dotado de varias valencias o eficacias. Pues bien, he descubierto que los responsables de la prelatura a San Josemaría, el Santo de lo Ordinario, le aplican no solo ésta función de "santo de lo ordinario" sino también la de participante del Camino de Santiago.

En efecto, la página web oficial de la prelatura nos ha hecho un descubrimiento en una noticia titulada "San Josémaría, en el Camino de Santiago". La información dice: "Desde el pasado 21 de julio un relieve en bronce de San Josémaría, junto a los de otras 19 personas relacionadas con el itinerario jacobeo da la bienvenida a los peregrinos que, por el Camino francés, enfilan la entrada a la meta de Santiago de Compostela". El conjunto es obra de Cándido Pazos y forma una puerta denominada 'Porta itineris Sancti Jacobi'. Chapeau por la manera de hacer historia.

La cosa no queda ahí. Los personajes que figuran, junto a San Josemaría, en la "Porta itineris..." son, entre otros: Juan Pablo II, Santo Domingo de la Calzada, el Papa Calixto II, Diego Gelmírez, Isabel de Portugal o Jan Van Eyck. Para que el impacto no sea tan grande, aparece en la "puerta" Isabel de Lucerna, una peregrina que falleció antes de llegar a Santiago, como un recuerdo de las vicisitudes que sufrían los caminantes. La perelatura justifica su postura en el hecho de que "San Josémaría estuvo allí en 1938, ganó el Jubileo y puso una dedicatoria", para mí como muchos de los que van. La "polivalencia" no conoce límites. Aprended.

Hasta que el hoy cardenal Antonio María Rouco Varela fue designado arzobispo de Santiago de Compostela el camino de Santiago era conocido, pero no tenía la importancia que tiene hoy. A él se debe el auge de este itinerario. Ahora que son muchas las personas que hacen el recorrido, el opus se ha apuntado a que Josemaría esté en la parte más fácil del recorrido: la entrada de Santiago por el llamado "Camino francés" que es el más frecuentado por los peregrinos.

En la línea de la "polivalencia" propongo que San Josemaría sea llamado "el Santo Marqués de Peralta". Entra en lo lógico. Ya en vida solicitó y obtuvo tal marquesado, que luego cedió a su hermano Santiago. Vamos un modelo de generosidad y de "santo de lo ordinario".

Mi vecino de al lado me dice: "Mira Nachof es un título o denominación aún no estrenado que puede usar. Recuerda que San Francisco de Borja, uno de los mucos santos jesuitas, era llamado 'el santo Duque de Gandía'. Existen santos reyes (Fernando III y Luis de Francia), santas reinas (Isabel de Hungría), santo duque (Francisco de Borja) y faltaba un santo marqués, que puede ser el de Peralta. Condes no recuerdo".

Respondo a mi amigo: "Mira X --no quiere que se conozca su nombre, pues es ruboroso-- es un nuevo título para la polivalencia y hay que estrenarlo. No se te olvide que es un nuevo título de sangre azul que llega a los altares". Propongo a la prelatura que le una este título. Hablo en serio.

Sin embargo, existe una cosa que no me acaba de convencer. San Francisco de Borja, que tenía el título antes de hacerse jesuita, renunció a esta distinción para entregarse a Dios. San Josemaría fue al revés: no tenía el título, lo solicitó, lo consiguió y, al cabo de un tiempo, se lo cedió a su hermano, que por ciento no consiguió el título de Barón al que aspiraba. Lo justificó -solicitar el marquesado- en base a los derechos que tenía su familia.

Continuación


 

Arriba

Volver a Tus escritos

Ir a la página principal

Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
OPUS DEI: ¿un CAMINO a ninguna parte?