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OPUS DEI: ¿un CAMINO a ninguna parte?

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MAYORÍA DE EDAD

AQUILINA, 25 de agosto de 2004

 

Yo esta vez quisiera comentar algo acerca de las discusiones sobre lo que cabe tratar del tema de la sexualidad y, màs especificamente, de la homosexualidad, en una web dedicada a opinar criticamente acerca del opus dei.

Yo creo que sí es pertinente, porque la problematica de nuestras actuaciones morales en la vida de cada dìa es un problema muy sentido, muy importante para los que salen del opus: es el problema de cómo vamos a seguir las enseñanzas de la iglesia ahora que ya no està la instituciòn para dictaminar y controlar detalladamente cada actuaciòn y cada decisiòn ni para "interpretar acertadamente" cada situaciòn personal. Y en este contexto, la problematica sexual, y la homosexualidad para los que se encuentran en esta situaciòn de vida, tiene una urgencia debida a la importancia que la vida afectiva tiene para llegar a la plenitud personal de cada cual, que puede ayudar a servir de ejemplo y a comprender todos los demàs problemas eticos.

En otras intervenciones mìas (me refiero especialmente a "No fueron anecdotas las por la que nos fuimos", pero no solo) y de otros que no logro recordar explícitamente con nombre y fecha, ha salido varias veces el tema de la mayorìa de edad en la fe.

Muchos salen del opus y siguen acercandose a los problemas de doctrina y de moral al estilo que se fomenta en la obra (y, hay que reconocerlo, en otros ambientes eclesiasticos) de aceptaciòn supina y hasta dirìa yo pasiva de las enseñanzas de la doctrina oficial de la iglesia. Son aquellos a los que apuntamos a menudo en estas paginas cuando hablamos de los que han salido pero se han quedado dentro mentalmente. Muchos hasta defienden que esta es la ùnica manera de seguir fieles a las enseñanzas del magisterio y quedarse buenos catolicos, dentro y fuera del opus dei.

Hay otros aùn para los cuales las experiencias negativas de vida de fe sufridas dentro del opus le llevan a abandonar esta misma fe y a vivir en el ateismo o en el agnosticismo, aunque por cierto no sin moral, pero con una moral que en ocasiones no tiene las mismas consecuencias que para quien sigue con fe en Dios.

En fin estamos otros que no nos alejamos de la fe (aunque puede ser que sì, en mayor o menor medida de la religiòn, entendida como los aspectos sociales e istitucionalizados de la practica de la fé) por los cuales sigue siendo muy importante enfrentarnos con las exigencias morales que derivan de la existencia de un Dios que nos ha creado y que nos quiere, pero que al mismo tiempo encontramos dentro de nosotros la exigencia de averiguar, a la luz de nuestra inteligencia rectamente formada y ejercitada, las enseñanzas de la fe catolica segùn la iglesia romana, para cribar lo que efectivamente es de fe de lo que son consecuencias de habitos culturales debidos al momento historico y a la tentaciòn frecuente aùn entre los hombres de iglesia (por no decir sobre todo entre ellos) de controlar y gestionar su poder espiritual sobre los demàs hombres.

Para mì que me encuentro en esta situaciòn mental, no es un capricho orgulloso portarme de esta manera: es una exigencia moral, porque ya no puedo concebir una actuaciòn autenticamente moral sin el asenso libre y motivado de mi inteligencia. Hasta ha habido momentos en mì en los que mi antigua actitud escrupulosa exigìa casi que me dejara llevar segùn dictamenes universalmente reconocidos como criterios catolicos, pero en los que mi conciencia no lograba reconocerse.

Creo que es necesario poner ejemplos para hacerme entender, aunque tenga que tocar argumentos muy personales e intimos.

Cuando se agudizò mi crisis matrimonial ya habìa nacido mi niñita. Mi esposo habìa vuelto a trabajar al exterior, y cuando volvìa a casa se alternaban las discusiones y las tentativas de reconciliaciòn. Yo al mismo tiempo sentìa dos exigencias morales contrapuestas: la de poner todos los medios para cimentar nuestra uniòn, no excluìdos los momentos de intimidad fisica, y la de evitar concebir otro hijo que, por lo que se veìa llegar, iba a nacer en una pareja sin futuro y destinada a la separaciòn. Yo no sabìa cual de las dos posibilidades se iba a producir. El sentido de responsabilidad hacia mi matrimonio -entendido también como sacramento- me llevaba a poner todos los medios para salvarlo, pero el sentido de la realidad y la responsabilidad hacia otro posible hijo me llevaba también a tomar precauciones para esta situaciòn tan especial. Era una epoca en la que yo aùn me encontraba algo encajada en la mentalidad del opus, y de vez en cuando iba a hablar, en plan de consulta, con algùn sacerdote numerario.

Para mi conciencia estaba clarìsimo que debìa evitar con todas mis fuerzas volver a quedarme embarazada; para mi mentalidad de catolica aùn bastante integrista (que me lo deje pasar M.M., que pienso volver después sobre el asunto) este hecho resultaba no apropiado y me causaba muchos escrupulos. Ademàs mi esposo, que continuaba muy atado a la formaciòn recibida en el opus y con una actitud muy pasiva, no colaboraba nada. Como acabò este asunto es pura anecdota respeto a lo que quiero explicar, aunque me da satisfacciòn contaros que después de mucho reflexionar y hasta consultar con un profesor -sacerdote no numerario- de moral en el ateneo romano de la obra en Roma, al final el mismo sacerdote numerario con el que hablé en aquellas circustancias no tuvo màs remedio que reconocer que no hubiera actuado con rectitud moral si no hubiera actuado con la prudencia debida en aquellas circustancias.

Creo que esta actitud de averiguaciòn inteligente acerca de lo que la fe me pide se deba sobre todo al esfuerzo para recuperar, a mi salida del opus, mi equilibrio, madurez y libertad interior, que se vieron gravemente afectadas por el estilo de vida llevados dentro de la obra, como intento explicar en mi testimonio en esta web. Y bastantes veces las opciones a las que lleva este ejercicio de la inteligencia acerca de concretas exigencias morales lleva en otros lugares de los indicados por la doctrina oficial de la iglesia.

Por esta razòn, segùn mi parecer, es muy importante, como ex que somos la mayorìa que escribimos aquì, enfrentarnos con distintos aspectos de la fe y con los problemas morales que surgen: averiguar, por el testimonio de otros y por el mismo nuestro, como logramos salir de esta "minoría de edad" a la que nos empuja la formaciòn recibida en el opus y todo catolicismo entendido de manera pasiva y haciendo hincapié exclusivamente sobre la virtud de la obediencia sin complementarla con la responsabilidad personal.

Segùn me parece, esta responsabilidad hay que entenderla no solo como asumir en primera persona y con voluntariedad actual exigencias que pueden ser a veces dolorosas, sino también como la capacidad de averiguar, a la luz de una inteligencia que nos ha sido entregada por nuestro creador, que nos distingue como seres espirituales, y con la que, utilizandola con toda nuestra fuerza, tenemos que acercarnos a Dios, lo que en cada situaciòn tenemos que hacer para actuar como personas de fé.

Segùn lo que sé por la historia (también la sagrada) siempre ha habido estas dos fuerzas opuestas dentro de la iglesia (asì como también dentro de la sociedad): la fuerzas màs conservadoras, que hacen màs hincapié en la fidelidad al pie de la letra a una doctrina institucionalizada, y las fuerzas màs inovadoras que buscan la fidelidad menos en la letra y màs en la autenticidad de los contenidos. Por manera de ser y por sensibilidad y caracter, yo me encuentro màs en este segundo grupo, aunque entiendo y respeto, y sobre todo intento no juzgar, los que por su caracter y sensibilidad, se encuentran en el primero.

Como subrayaba al comienzo de este escrito, respecto a la actitud màs conservadora, muchos defienden que esta es la ùnica manera de seguir fieles a las enseñanzas del magisterio y quedarse buenos catolicos, dentro y fuera del opus dei. Yo creo que esto no es cierto, pues si lo fuera no se explicarian los cambios de doctrina y de actuaciones que se han experimentado dentro de la historia de la iglesia catolica y, por hacer un solo ejemplo, la petición de perdòn del papa actual respecto a actuaciones equivocadas que la iglesia oficial tuvoo en el pasado. La iglesia, ademàs de ser una realidad sobrenatural, es una realidad hondamente humana (està fundamentada en un Dios hecho Hombre) y nunca pretendiò rehusar de estas componentes humanas. De hecho, en el mismisimo opus dei nos enseñaron a valorar y hasta utilizar para la defensa apologetica de nuestra fe la dimensiòn humana que caracteriza también la iglesia.

En este contesto, creo yo, hay derecho y fundamento para distinguir entre "catolicos integristas" y catolicos con otras actitudes, y hablar de "iglesia oficial" y de otras iglesias: no son categorias teologicas, a lo mejor, pero sì son categorias historicas y sociologicas de la iglesia, y sobre todo no son categorias sin fundamentos.

Desde esta perspectiva entiendo, y por lo que pueda valer, coincido con el comentario del oreja Pablo al mensaje de José Carlos: esta web existe para dar lugar a nuestros testimonios, a los problemas que los ex hemos encontrado a la salida, a los descubrimientos que hicimos una vez fuera comenzando a atar hilos y consiguiendo recuperar la capacidad critica y autonomia psicologica, a las soluciones que encontramos, a las actitudes que asumimos, a las experiencias que nos han ayudado, a los testimonios que pensamos puedan ayudar otros, hasta la mismas cosas que se pueden salvar de nuestra experiencia comùn... en suma de todo, menos de aprovecharnos de la web para "proclamar" doctrinas oficiales, sean ellas catolicas, de partido politico o lo que sea, porque no caben con los fines de la web.

Es màs: ponerse a enseñar a los demàs cual es, segùn cada uno, la "recta doctrina" en asuntos espirituales o temporales pone a quien lo haga en una posiciòn de superioridad moral, intelectual y existencial que tampoco creo compatible con la web. Aquì caben (¿os suena?): las confidencias humildes, los testimonios confiados, los requerimientos de ayuda, las ofrendas de apoyo, las congratulaciones cariñosas y alentadoras, las reflexiones que ayudan a comprender... de todo. De todo menos verdades preconfeccionadas y acabadas. No porque no puedan existir, no voy a discutir de esto, sino porque no es esto lo que la web puede proporcionar ni lo que los que entran quieren encontrar.

Y acabo por donde he empezado: en la web hay que dar acogida a los que, como los homosexuales, o como nosotros los separados, o como tantos otros, quieren continuar aspirando a su plenitud y felicidad ya en esta vida ademàs de que en la otra y quieren encontrar la manera de perseguir este objetivo, dentro de una vida autenticamente etica, pero sin dejarse ya encasillar en una doctrina reductiva y falta de autentica fe. En el opus hemos aprendido, a nuestras expensas, que la fidelidad "perinde ac cadaver" a una doctrina codificada que pretende agotar el amor de Dios, puede causarnos daños irreparables para la misma vida de fe que pretendemos encarnar. Creo que hay que pasar desde una visiòn de "mi fe" como una fe que me pertenece y que puedo sacarme del bolsillo en recetas ya preparadas a una fe a la que yo pertenezco, màs grande que yo y que no se puede agotar en formulas, prescripciones y prohibiciones, una fe con la que tengo la responsabilidad de enfrentarme cada dìa encontrando respuestas -de fe, por cierto- pero que den cuenta de la complejidad de las situaciones de nuestras existencias, sin simplismos ni reduccionismos.

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