¿Te has parado a pensar en cuántos numerarios hay en España actualmente? ¿Y cuántas numerarias? ¿Y cuántos colegios tienen y con cuántos alumnos? Y ahora, multiplica por unas cuantas regiones... Evidentemente España es la más grande, pero hay más regiones con colegios, clubes, etc.

Ahora mismo, en la obra, tienen graves problemas para cubrir los consejos locales. Han cerrado centros, han unificado labores, etc. No llegan a todo. Y eso hace que las posibilidades de que pasen cosas aumenten, ni que sea por pura estadística. No se puede controlar todo.

Que quede claro que soy el primero en decir que en el opus se cuida hasta un punto extremo todo lo que pueda tener cualquier relación con el sexo: internet en los centros en zonas de paso, con páginas de filtros, se cierra el wifi por la noche, no se ven películas a no ser que estén aprobadas, tele bajo llave, no se va al cine, las puertas de comunicación con la administración las abren dos personas y una ha de ser del consejo local... y un eterno listado de criterios orientados a que no pase nada.

Lo que pasa, es que estamos hablando de personas. Y cuando hablamos de miles de personas y de miles de días de historia, pasan cosas. Porque son personas como las demás. Por mucho que piensen que esas cosas a ellos no les pasan, también les pasan. Y ese es el éxito de su marketing, hacerte creer que eso allí no pasa.

¿Acaso no hay suicidios de numerarios? Aquí hemos conocido casos. ¿No te parece eso muy grave?

Yo, en mi poca experiencia ahí dentro, conocí casos de historias que igual a ti te parecen poco probables, no lo sé. Por ejemplo, que un numerario se enamore de otro numerario. No me refiero a que le guste o le atraiga, digo que se enamora. Hasta el punto de que hay que poner tierra por medio, evitar comunicación, etc. porque pasaron cosas que “no eran muy normales”.

O el caso de un numerario que salió del armario. Primero empezó a llamar la atención de la gente a base de vestirse diferente, peinarse diferente, ponerse un pendiente de vez en cuando, desaparecer con amigos, etc., hasta que un día salió todo a la luz. Y que conste que me parece genial. Pero lo que estoy diciendo es que hay cosas que pasan. Otra cosa es que la gente las sepa o no.

Y como imagino que seguirás pensando que sí, que vale, pero es que estamos hablando de casos diferentes, te voy a contar algo que nunca conté en mi relato. Lo hago porque el opus, es una institución más. Y es bueno aceptarlo y asumirlo. No pasa nada. Se cuida todo muy bien. Sí. ¿Se hace todo lo que se puede para que no pasen casos de abusos? Seguramente sí. Pero por estadística, cuando tienes miles de personas y miles de días, lo normal, es que acaben pasando cosas. Y eso en la obra no debería verse como un defecto, sino simple aceptación de que son como los demás, no mejores que los demás. Con lo fácil que hubiera sido decir: no sabemos si pasó, creemos a nuestro profesor y hacemos todo lo posible para que nunca pase. ¿Por qué siempre ese afán por aparecer inmaculados delante de todos? ¿Por qué esa urgencia en conseguir más canonizaciones exprés? ¿Importa tanto eso a los ojos de Dios?

Total. Voy al grano. Justo unos días antes de terminar mi última estancia en Roma, cuando estaba en Villa Tevere viendo qué hacer con mi vida, cuando me obligaron a pasar revisión médica con un sacerdote numerario y a tomar unas pastillas que él me prescribió con el visto bueno de uno de los directores top del consejo general, me llegó la historia de un caso de abuso sucedido unos años antes en mi ciudad. Y como estaba allí, en Roma, acababa de enterarme por alguien que lo vivió en primera persona y no tenía nada que ocultar, se lo dije a ese director del consejo general con muuuuchos años de experiencia en Villa Tevere.

Le conté lo que me dijeron que había pasado unos años atrás y le dije que conocía bien a ese numerario. Le dije que de hecho, yo, siendo niño, no sufrí ningún abuso suyo, pero sí recordaba un hecho que pasó conmigo y que se me quedó grabado, porque cuando eres niño, si te pasa algo así, no se te olvida. Es como un sexto sentido de alarma de que algo es extraño. Recuerdo que estábamos persiguiéndonos entre varios niños, de unos 10 años y que este numerario nos perseguía, y cuando me atrapó, puso su mejilla sobre la mía y la frotó por encima. Eso se me quedó grabado porque entre chicos eso no pasa. Nos podemos empujar, pelear, tirar del pelo, morder... pero no frotar la mejilla sobre la mejilla del otro. Y ahí quedó la cosa gracias a Dios.

Pero, y ahí enlazo con mi historia, ese numerario de repente, un día, sin ton ni son, desapareció del centro y se fue primero a un centro de mayores y poco después a otra ciudad y literalmente desapareció. Todo contacto, fuera. No se supo nada de él. Parecía que había dejado de ser numerario (ja, ja...), pero no, estaba en otra ciudad.

Años más tarde, en el centro de estudios, hablé una vez de él con un sacerdote para decir que era muy apostólico y tal y vi que directamente el cura se ponía serio y cambiaba de tema. Raro, raro, qué pasa aquí.

Luego ya encajó todo cuando alguien me contó un caso de abuso que conoció directamente. Y luego un tercero me contó un episodio similar.

Por qué cuento todo esto? Porque cuando yo hablé con ese numerario en Roma, evidentemente no me dijo que sabía de qué iba la historia -aunque estoy seguro de que lo sabía porque todos los temas medianamente importantes, y este lo era y mucho pasan y se gestionan desde Roma- sino que se mostró entre interesado y sorprendido. Me pidió el nombre completo del numerario y me preguntó si otro director del consejo le conocía y dije que por supuesto. Le conté que además estaba trabajando en una institución de la obra, es decir, con responsabilidades dentro, aunque no en consejos locales. Me dijo que seguiría el tema.

Luego yo me salí, gracias a Dios, al poco tiempo. Y siempre me quedó la duda. ¿Qué habrán hecho con él? Ellos sabían que yo y otros sabíamos que esas cosas pasaron, aunque legalmente hubieran prescrito. ¿Qué harían ahora? ¿Irían a buscarle y le echarían? ¿Mirarían para otra parte con la esperanza de que nadie dijera nada?

No hicieron nada. Porque nadie dijo nada.

¿Cuál es mi moraleja de todo esto? La imagen, lo que más les importa es la imagen. El resto, vale muy poco para ellos. Incluida la verdad.

Yo no sé qué pasó en Gaztelueta. Solo sé, que en el caso que conozco, este profesor desapareció de la noche al día, dejó de estar en clubes y en colegios. Se le mandó lejos de allí. Y se evitó que tuviera contacto con nadie que le hubiera conocido anteriormente. Luego veo el caso de Gaztelueta y pone que a este señor le sacaron del colegio y le mandaron a estudiar inglés a Australia. Será porque no hay academias de inglés en Inglaterra, Irlanda, etc. En fin.

Y lo último. Me parece muy inocente por tu parte pensar que para que pueda haber cierta excitación sexual tiene que haber una intimidad, secreto o como quieras llamarle que ahí no había. Madre mía josef Knecht, con la de gente que hay en el mundo a la que lo que le excita es justamente lo contrario, poder hacer algo prohibido a la vista de otras personas o con riesgo de que les vean. ¿Acaso no lees las noticias? En fin, me parece un argumento muy infantil para justificar que algo no pueda pasar. O dicho de otra manera: ¿si estuvieras a solas con un niño de 12 años, a ti te excitaría? A mí no y por tus palabras intuyo que a ti tampoco. Pero justamente estamos hablando de alguien que pueda tener una cierta patología que le lleve a abusar de niños, y por eso no tiene mucho sentido juzgar lo que pasó desde la perspectiva de una relación sexual “normal”.

Con cariño y mis mejores deseos de navidad.

Novaliolapena