La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz

Gervasio, 7/01/2022

La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz —en siglas sss+—está compuesta, al parecer, por tres clases de socios: 1ª Miembros natos. Por el mero hecho de recibir órdenes sagradas, ipso facto tanto los numerarios como los agregados del Opus Dei se convierten en socios de la sss+. 2ª Miembros de libre designación. Acceden a la sss+ por designación y nombramiento del Presidente General de la sss+. Pueden pertenecer a esta categoría de socio incluso laicos, supongo que sólo si son del sexo masculino, pero no lo sé a ciencia cierta. La propuesta de nombramiento corresponde al Presidente General, tras los oportunos trámites y consultas que incluirán, es de suponer, la aceptación del designado. 3ª Miembros que lo son a petición propia. Solo pueden ser aceptados dentro de esta categoría clérigos que pertenezcan al clero secular, pero no los religiosos…

La sss+ es una sociedad  que de sociedad sólo tiene el nombre —y además mal puesto por lo de sacerdotal, porque caben otros clérigos e incluso laicos—, pues no se señala cuáles son sus fines, ni cuándo se reúnen, ni ná de ná. Sólo tiene miembros y nada más. En el 58 §2 de los estatutos de 1982 se presupone que la sss+ tiene reglamentos propios. No creo que existan tales reglamentos y si existen deber de estar muy escondidicos. O quizás es que llamen reglamentos—ordinationes— a los estatutos de la prelatura, vaya usted a saber. No se reúnen nunca, ni tienen asambleas, ni adoptan decisión alguna, ni tiene un régimen de gobierno propio. Y si lo tuvieran o tuviesen, los sacerdotes agregados, según ese mismo 58 §2, no tienen que obedecer a los superiores de la sss+, lo que acarrea que no tienen obligación de obedecer al prelado de la Sociedad de la Santa Cruz y Opus Dei, que es Presidente nato de la sss+ y al que se llama Padre; no Presidente. ¡Toma castaña! Los demás socios, sí. Tienen el deber de  obedecerlo.

 ¿Para qué sirve la sss+? Para nada. Sirvió para mucho en su día, como complemento del Opus Dei, cuando el Opus Dei estaba configurado jurídicamente como pía unión. Con la erección de la Sociedad sacerdotal de la Santa Cruz en 1943, esta sociedad sirvió para que en ella se pudiesen incardinar los sacerdotes provenientes de la pía unión denominada Opus Dei. ¡Qué tiempos aquellos!

Desde 1982 el Opus Dei está configurado como prelatura personal. La prelatura personal es una figura jurídica eminentemente clerical, pensada para la distribución del clero. De lo que se duda, si acaso, es de que pertenezcan a ella laicos, a los que habría que considerar cooperadores orgánicos y no componentes propiamente dichos de la prelatura. En los vigentes estatutos de 1982 se dice que los del Opus Dei que reciben órdenes sagradas, quedan incardinados en la prelatura; no en la sss+. Como consecuencia la sss+ ha dejado de tener utilidad. Es más, estorba. Además el calificativo de Sacerdotal de la Sociedad resulta muy impropio, porque caben en su seno no solamente sacerdotes, sino también diáconos y obispos. La sss+ podría suprimirse perfectamente, sin que nadie la echara de menos. Hasta el nombre de la prelatura quedaría más bonito: Prelatura del Opus Dei simplemente. Los propios estatutos, tanto los de 1950 como los de 1982 se decantan por abreviar la larga denominación oficial de la prelatura —Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei— y que sea denominada simplemente Opus Dei. La denominación del Opus Dei cuando era instituto secular era todavía más larga: Sociedad Sacerdotal de la Sana Cruz y Opus Dei. Solo  le faltaba añadir: y de los grandes expresos europeos. Vamos progresando. Como decía Baltasar Gracián lo breve, si bueno dos veces bueno; si malo, menos malo. Nunca hay que dejar de que aprender de los jesuitas.

Aún falta el rabo por desollar, por lo que se refiere a los socios de la sss+ de la tercera categoría antes señalada; es decir, los sacerdotes agregados. Bastaría con incluirlos en los estatutos al tratar de los agregados en general, resaltando las peculiaridades de su modalidad de agregación, como esa de que  “no tienen superiores internos”, que señala el 58 §2 de los vigentes estatutos.

Cuestiones distintas, pero también importantes, son las que podríamos llamar “de espiritualidad”. Configurado como instituto secular, el Opus Dei tenía por finalidad la adquisición de la perfección cristiana en el mundo y el ejercicio del apostolado (nº1). Exigía de sus miembros, mediante voto, la profesión de los tres clásicos consejos evangélicos de obediencia, castidad y pobreza. A los sacerdotes diocesanos se les añadía, además,  un voto extra de obediencia al obispo.

En su configuración actual como prelatura personal, el Opus Dei tiene por finalidad la santificación de sus fieles, según las normas de su derecho particular, mediante el ejercicio de las virtudes cristianas en el estado, profesión y circunstancias propios de cada uno, según su espiritualidad propia que es plenamente laical (8§2). El Opus Dei dio con este cambio un salto mortal, de esos de 180 grados. Ahora hay que santificarse, pero al margen de los consejos evangélicos. Eso debe de ser considerado cosa de frailes, monjas y personas así. Los votos desaparecen de sus estatutos y no se hace mención alguna de los consejos evangélicos.

La “peculiar obra pastoral” —propia de la figura jurídica adoptada: prelatura personal— del Opus Dei se hace consistir en la santificación de los clérigos y laicos de la prelatura, mediante la observancia de sus estatutos, bajo el gobierno de su prelado (1 §1 y 2§1). Tal “especialización” consiste en realidad en carecer de especialización. Permite tener por meta cualquier cosa y cualquier obra pastoral o misionera. Aquí lo mismo se plancha un huevo que se fríe una corbata, que decía un handyman.

Cuando la fundación de Escrivá estaba centrada en los consejos evangélicos, tenía su sentido —entiendo yo— que se agregasen al Opus Dei sacerdotes diocesanos. Tenían así donde practicar los consejos evangélicos a los que los sacerdotes no están obligados por ser sacerdotes. El propio €scrivá, siendo sacerdote secular, se hizo terciario carmelita y posteriormente nos indujo a todos y a todas a practicarlos; práctica que se consideraba importantísima y se prolongó hasta 1982. Tenía su sentido abrir ese camino a los sacerdotes diocesanos, pues las órdenes terceras de los religiosos estaban y están orientadas casi exclusivamente a los laicos.

La incorporación de los sacerdotes diocesanos a la sss+, desde 1982, conlleva implicarse en una tarea pastoral que no es, ni mucho menos, la propia de su diócesis. Las diócesis  tienen sus propias metas pastorales, que no coinciden ni tienen por qué coincidir con las de la prelatura llamada abreviadamente Opus Dei. Como señalaba el miércoles pasado en Los sacerdotes agregados, el Opus Dei instrumentaliza a su favor a los sacerdotes diocesanos, sin aportar a cambio nada o casi nada, ni a ellos ni a sus diócesis. Con la posibilidad de admisión de los sacerdotes diocesanos en la prelatura Opus Dei se produce una mala, por no decir pésima, distribución del clero. Y como sabemos, la razón de ser de las prelaturas personales es proporcionar una buena distribución del clero. Otra cosa es que Álvaro del Portillo en nombre o con ocasión de la figura jurídica prelatura haya decidido abandonar los consejos evangélicos y los votos de pobreza castidad y obediencia. Nada tiene que ver lo uno con lo otro. La problemática de  las prelaturas personales nada tiene que ver con la problemática de los votos y de los consejos evangélicos.

Lo que el Opus Dei proporciona a los sacerdotes agregados no es mucho, pero se conforman con ello, como también los demás nos conformábamos. Fomenta en ellos un montón de normas de piedad del gusto de $anjosemaría, les proporciona una encantadora Abuela y una Tía Carmen no menos encantadora, un paseo por los Pirineos de Rialp, famosos por su floración rosácea, y una “sana doctrina conservadora”. También vela por su descanso con un paseo semanal y una excursión mensual. Tiene desvelos maternales, paternales y hasta de abuela. También les facilita la posibilidad de visitar un santuario donde $anjosemaría se curó de unas alferecías. Mucho $anjosemaría por todas partes. Demasiado. Como escribí hace tiempo, la sola piedad no basta ni tampoco basta la sola doctrina, ni tampoco raciones de $anjosemaría como único alimento mañana tarde y noche.

Gervasio