Opuslibros - Nos estamos marchando.- Zartán

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Hete aquí que andaba yo tan ufano leyendo “Necrológicas” (© Editorial Thémata 2021) del ínclito Jacinto Choza y disfrutando al encontrar en ellas a algunos conocidos míos, gente con la que he vivido o coincidido en una vida anterior y de repente (de pronoto que decía alguien por estos lados) me he encontrado con un par de puntos que, de entrada, no me fijé pero que después me han llamado la atención.

Es sabido que si andas en ciertas compañías durante mucho tiempo, hay cosas de ellos que se pegan y pasan a ser de tu yo-mismo, pues eso de las vacas de mi selva y su forma de comer, de su rumiar, se me ha contagiado y estoy empezando a pensar de esa manera: leo, queda en el subconsciente y en cierto momento escucho una vocecilla que cariñosamente y melifluamente me dice “pero peaso de cretino, no tas dao cuenta de lo que has leío”. Normalmente esa vocecilla me presenta varias imágenes que inicialmente yo no había asociado con la idea en cuestión pero que tienen que ver con ella y que, en algunos casos, me mueven a escribiros.

En este caso hay dos de esas insinuaciones de la molesta voz interna, una es sobre Raimundo Paniker (Jacinto lo nombra en su forma moderna: Raimon Panikkar) y el flash asociado es el de una importante persona, en ese momento presidente de un instituto secular, diciendo que “ahora anda en la India haciendo el indio”. Para los no hispanos creo necesario aclarar que la expresión “hacer el indio” se puede traducir por “comportándose como un payaso” vamos, mas o menos, lo que hago yo al escribir. Y lo que la vocecilla maldita me ha subrayado ha sido “Luego, creo que fue el propio Del Portillo el que gestionó su traspaso e incardinación en un rito oriental en el que se permitía casarse a los sacerdotes, para que su situación no produjera escándalo” (pg.90) y eso me ha hecho pensar si, con esa acción, don Álvaro no intentó de alguna manera enderezar el entuerto claramente hecho por su inmediato superior.

Y, como una idea lleva a otra, recuerdo un comentario -petit comité- de Florentino Perez Embid, don Floro, en el que comentó que, cuando don Antonio Pérez Tenessa regresó o estaba por regresar a España, los entonces grandes o medianos jerifaltes del sistema entonces reinante, habían recibido indicaciones procedentes de Roma de ayudar en todo lo posible para que su reintegro a la vida civil española, fuese lo mejor posible. Teniendo experiencia en carne propia y las leídas aquí de cómo se trata a los ex, no me explico esa solicitud de favorecimiento a no ser que -de nuevo- don Álvaro intentase arreglar desaguisados previos.

¿Puede que estas deducciones sean solo fruto del cariño que conservo por don Álvaro? Esta duda implica una solicitud de respuesta por parte de alguno de los sabios que pueblan este lugar.

La otra idea que me ha recordado la vocecilla (¿será el espíritu de un trilobite?) es un comentario de don Leonardo Polo (¿cómo olvidar sus clases de metafísica en tardes sevillanas con temperaturas por encima de los cuarenta grados o los paseos por viale Regina Margherita buscando un sombrero borsalino que le quedase bien?) y que es la afirmación del mismo Polo diciendo que el pipiritaje mental que sufrió no había sido una depresión, sino el efecto de una medicación de psicofármacos que le administraron. (pg.101) lo que sumado a lo que dice Chozas en la pg.62 “El diagnóstico de «trastornos depresivos» se estampó en la historia clínica de buena parte del grupo” y mi experiencia personal con el insumo de antipsicóticos para evitar alucinaciones, me hace pensar en una práctica común en distintos lugares, con distintos profesionales recetantes y en diversas momentos históricos, lo que hace sospechar (o demostrar una vez más) el uso de psicofármacos ante cuestionamientos vocacionales o simples posiciones disonantes. Y como una idea lleva a otra, como cuando intentas sacar una cereza, recordé el uso de la psiquiatría en la era soviética y cómo se utilizaba para reprimir a los críticos del sistema. En el fondo es el mismo razonamiento: el sistema es perfecto y si alguien es crítico con él, es porque anda mal de la azotea y por tanto, pastillón al canto y a otra cosa mariposa. Lo divertido de esto es escucharlo en palabras no de un ex (amargados y resentidos todos ellos) sino de una persona con auténtica veneración por la obra y su fundador.

Y siguiendo con lo soviético y por derivación, con los métodos de la Stasi, Securitate o cualquiera de los montajes de inteligencia, CIA incluída, me ha venido la imagen de un montón de cables, micrófonos y adminículos varios con los que un día me encontré desparramados por los suelos en Villa Tevere, cuando se desarmó todo el sistema de escucha que estaba instalado en casi todos los rincones del edificio, por supuesto para garantizar el buen espíritu de los residentes. Creo que se desarmó en 1977 por lo que también puedo culpar de eso a don Álvaro.

Y, hay que tener paciencia con la tercera edad, lo de los micrófonos me ha puesto en primer plano algo que leí el otro día sobre que a algunos rusos, no se les permite viajar a otros países sin un permiso especial (por ejemplo, los empleados de las agencias rusas de seguridad), y a menudo no se les permite guardar sus pasaportes “externos” en casa, los suelen guardar sus jefes y -al menos el siglo pasado- cuando alguien llegaba a vivir a Roma lo primero que se requisaba era el pasaporte. Que curiosas coincidencias.

¿Y todo esto a qué va? A que sería ideal poder escribir la otra historia, la de los resentidos, amargados, pérfidos y malolientes náufragos. En OpusLibros hay suficiente material, bastaría poder ordenarlo un poco y luego completarlo con nuestros recuerdos para entregar todo como aporte al maravilloso congreso sobre la historia del Opus Dei de la Universidad de Navarra. Seguro que lo agradecerían mucho.

Desde mi selva, mi trilobite (que ya está tranquilo y silencioso) y yo os mandamos muchos abrazos de oso.

Zartan

* esta es una de las raras veces que escribo en un word antes de copiar todo y pegarlo en la página y esta vez, antes de conectarme, me he preguntado sobre cual es la razón de contaros algunos de mis recuerdos y en este caso la culpa es de Pier Luigi Guiducci que me ha conmovido con su candoroso deseo de tener acceso a todos los documentos del fundador. No soy de los que piensan que pueden haber sufrido alteraciones de contenido o fecha (soy un impenitente optimista) pero de lo que estoy seguro es que no habrá acceso libre a esos documentos. No será fácil para un externo poder investigar a fondo y escribir otra historia que discrepe con la oficial, no se da cuenta que todos los no iniciados o los rebotados, somos gente de mal vivir que no buscamos la verdad, sino solamente hacer daño (es una ironía típica en mi selva). Es un llamado a estructurar la otra historia antes de que nos marchemos los que vivimos un opus creciente y también el menguante.

** A Bonaerense me gustaría decirle que es mejor no exagerar pues podemos convertirnos en un antiAOP. Yo no he comido nunca con manteles almidonados o cubiertos de plata y -según creo- la sopa de ajo sabe igual con plata o sin ella.

Publicado el Friday, 25 June 2021