Gracias a Dios, ¡nos fuimos!
Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Contrapuntos al camino del Opus Dei
Índice del libro
Prólogo
Carácter
Dirección
Oración
Pureza
Corazón
Mortificación
Penitencia
Examen
Propósitos
Escrúpulos
Presencia de Dios
Vida sobrenatural
Más de vida interior
Tibieza
Estudio
Formación
El plano de tu santidad
Amor de Dios
Caridad
Los medios
La Virgen
La Iglesia
Santa Misa
Comunión de los Santos
Devociones
Fe
Humildad
Obediencia
Pobreza
Discreción
Alegría
Otras virtudes
Tribulaciones
Lucha interior
Postrimerías
La voluntad de Dios
La gloria de Dios
Proselitismo
Cosas pequeñas
Táctica
Infancia espiritual
Vida de infancia
Llamamiento
El apóstol
El apostolado
Perseverancia
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CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau

LLAMAMIENTO

Punto 902. ¿Por qué no te entregas a Dios de una vez..., de verdad... ahora!?

Contrapunto. No te entregues de una vez a Dios... Hazlo poco a poco..., bien seguro del paso que das, para que te encuentres cada día más identificado con él. Si lo hicieras todo de un golpe, podrías encontrarte tal vez en los brazos del mismo diablo.


Punto 903. Si ves claramente tu camino, síguelo. -¿Cómo no desechas la cobardía que te detiene?

Contrapunto. No se ve nunca con claridad el propio camino. Esto explica un poco la indecisión y a veces la misma cobardía. Pero no le des demasiada importancia.


Punto 904. "Id, predicad el Evangelio... Yo estaré con vosotros..." -Esto ha dicho Jesús... y te lo ha dicho a ti.

Contrapunto. "Id, predicad el Evangelio... Yo estaré con vosotros...". Esto lo dijo Jesús a todos. No te creas de una casta aparte porque has oído su llamamiento.


Punto 905. El fervor patriótico -laudable- lleva a muchos hombres a hacer de su vida un "servicio", una "milicia". -No me olvides que Cristo tiene también "milicias" y gente escogida a su "servicio".

Contrapunto. ¿No te has fijado en que van desapareciendo los signos de malicia de la liturgia y del vocabulario cristiano? (Angeles con espadas, ejércitos celestiales, etc.). Ha pasado el tiempo de las órdenes militares. Está naciendo el de la no-violencia. Por esto no te tengas por capitán ni por general dentro de la gran comunidad eclesial.


Punto 906. "Et regni ejus non erit finis". - Su Reino no tendrá fin! ¿No te da alegría trabajar por un reinado así?

Contrapunto. "El reino de Dios. sufre violencia y los violentos lo conquistan". No pienses que ser cristiano es cosa de broma ni tampoco coser y cantar.


Punto 907. "Nesciebatis quia in his quae Patris mei sunt oportet me esse?" -¿No sabíais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre? Respuesta de Jesús adolescente. Y respuesta a una madre como su Madre, que hace tres días que va en su busca, creyéndole perdido. -Respuesta que tiene por complemento aquellas palabras de Cristo, que transcribe San Mateo: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí".

Contrapunto. "Me dan pena estas gentes. ¿Qué tenéis para comer?". Palabras de Cristo conmovido por la miseria de los hombres, que tienen su complemento en aquellas otras de Juan: "Si no amas al hermano a quien ves, ¿cómo quieres amar a Dios a quien no ves?". El camino que lleva al Padre pasa a través de los hombres, de los pobres.


Punto 908. Es demasiada simplicidad la tuya cuando juzgas el valor de las empresas de apostolado por lo que de ellas se ve. -Con ese criterio habrías de preferir un quintal de carbón a un puñado de diamantes.

Contrapunto. El volumen y la intensidad de una cosa es el único criterio válido de medir su importancia. Ha pasado la época en que nos hacían creer que teníamos que alegrarnos de nuestra propia suerte porque éramos los mejores, a pesar de nuestra insignificancia. Dios está en todo lo grande y en todo lo pequeño, pero de distinta manera: mucho más presente donde hay calidad y solidaridad (entre los pobres), y mucho menos donde hay pequeñez de espíritu (en las mansiones suntuosas).


Punto 909. Ahora, que te entregaste, pídele una vida nueva, un "resello": para dar firmeza a la autenticidad de tu misión de hombre de Dios.

Contrapunto. Estando como estamos en camino, no pretendas que Dios te "reselle" una situación, dándola por terminada. La vida no termina, continúa; no se estabiliza, cambia constantemente.


Punto 910. Eso -tu ideal, tu vocación- es... una locura. -Y los otros -tus amigos, tus hermanos- unos locos... ¿No has oído este grito alguna vez muy dentro de ti? -Contesta, con decisión, que agradeces a Dios el honor de pertenecer al "manicomio".

Contrapunto. Si tienes la impresión de que tu apasionamiento está tocando los linderos de la locura y ves en tus hermanos y tus amigos unos locos, para tu carro. Nunca podrá ser un honor pertenecer a un manicomio.


Punto 911. Me escribes: "el deseo tan grande que todos tenemos de que "esto" marche y se dilate parece que se va a convertir en impaciencia. ¿Cuándo salta, cuándo rompe..., cuándo veremos nuestro al mundo?" Y añades: "el deseo no será inútil si lo desfogamos en "coaccionar", en importunar al Señor: entonces tendremos un tiempo formidablemente ganado".

Contrapunto. Me escribes: "Lo que parecía que no llegaría nunca, se despierta de súbito y se precipita encima, sin tiempo para poder digerirlo". Así será también la última venida. Hay que coaccionar a veces las cosas y ponerlas en situación difícil para obligarlas al cambio. Así, el Señor se hará inesperadamente presente. Lo mismo que el ladrón, que no espera.


Punto 912. Me explico el sufrimiento tuyo cuando en medio de tu forzosa inactividad consideras la tarea que falta por hacer. -No te cabe el corazón en el planeta, y tiene que amoldarse... a una labor oficial minúscula. Pero, ¿para cuándo dejamos el "fiat"?...

Contrapunto. El "fiat" no puede servir para justificar situaciones de forzosa inactividad. Desde el momento en que lo pronunció, María ya no tuvo un momento de tranquilidad. El "fiat" es un compromiso, no una ausencia de él.


Punto 913. No lo dudes: tu vocación es la gracia mayor que el Señor ha podido hacerte. -Agradécesela.

Contrapunto. Que no te pase nunca por la cabeza el que tu vocación es excepcional. Como cada quisque, estás obligado a dar el pecho. Pide a Dios el sentirte siempre como cualquiera, uno más entre todos. No hay cosa mejor.


Punto 914. Qué pena dan esas muchedumbres -altas y bajas y de en medio- sin ideal! -Causan la impresión de que no saben que tienen alma: son... manada, rebaño..., piara. Jesús: nosotros, con la ayuda de tu Amor Misericordioso, convertiremos la manada en mesnada, el rebaño en ejército..., y de la piara extraeremos, purificados, a quienes ya no quieran ser inmundos.

Contrapunto. ¿No te da grima ver qué importantes se sientes algunas minorías? ¡Y qué ridículas que son! Se piensan que sin ellas el mundo se iría abajo, cuando sucedería exactamente lo contrario. Gestos distinguidos, aires estudiados, formas amaneradas... Quisieran que todos fuéramos como ellos. Al pueblo lo llaman manada, rebaño, piara. ¡Y quisieran convertir la manada en mesnada, el rebaño en ejército! Está visto que olvidaron que el Hijo del Hombre no vivió en palacios suntuosos, sino en medio del pueblo, de la piara, de los hombres de la calle: uno más entre ellos.


Punto 915. Las obras de Dios no son palanca, ni peldaño.

Contrapunto. Las obras de Dios son palanca y peldaño.


Punto 916. Señor, haznos locos, con esa locura pegadiza que atraiga a muchos a tu apostolado.

Contrapunto. Señor, que no nos ataque ninguna locura pegadiza; sería un desastre para tu obra. Que nuestro testimonio insinúe sencillamente a los otros la dirección del camino. No pretendemos recomendar nada; que cada uno tome el que quiera, libremente.


Punto 917. "Nonne cor nostrum ardens erat in nobis, dum loqueretur in via?" -¿Acaso nuestro corazón no ardía en nosotros cuando nos hablaba en el camino? Estas palabras de los discípulos de Emaús debían salir espontáneas, si eres apóstol, de labios de tus compañeros de profesión, después de encontrarte a ti en el camino de su vida.

Contrapunto. "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?". Esto mismo habríamos de sentir nosotros al hablar de los hombres. "Es Él", tendríamos que decir.


Punto 918. Ve al apostolado a darlo todo, y no a buscar nada terreno.

Contrapunto. Ve al apostolado con ganas de descubrir, de aprender y de respetar. Si piensas que tú has de dado todo, estás fresco. Tú has de recibir, como los demás.


Punto 919. Al quererte apóstol, te ha recordado el Señor, para que nunca lo olvides, que eres "hijo de Dios".

Contrapunto. No olvides nunca en tu quehacer apostólico que eres un hijo de los hombres.


Punto 920. Cada uno de vosotros ha de procurar ser un apóstol de apóstoles.

Contrapunto. No pierdas el contacto con la base. El Espíritu de Dios está siempre en medio de la calle, con el pueblo. No en los altos cargos, si no son eco y expresión del Pueblo de Dios.


Punto 921. Tú eres sal, alma de apóstol. -"Bonum est sal" -la sal es buena, se lee en el Santo Evangelio, "si autem sal evanuerit" -pero si la sal se desvirtúa..., nada vale, ni para la tierra, ni para el estiércol; se arroja fuera como inútil. Tú eres sal, alma de apóstol. -Pero, si te desvirtúas...

Contrapunto. Cristo no dijo: "Tú eres sal, alma de apóstol", sino "Vosotros sois la sal de la tierra". Todos los hombres que escuchan a Cristo son sal. No te reserves en exclusiva la Palabra de Dios. Esto ha hecho que haya habido tantos capillismos en la Historia.


Punto 922. Hijo mío: si amas tu apostolado, está seguro de que amas a Dios.

Contrapunto. No todo el que ama su apostolado puede estar seguro de que ama a Dios. No seas tan confiado.


Punto 923. El día que "sientas" bien tu apostolado, ese apostolado será para ti una coraza donde se embotarán todas las asechanzas de tus enemigos de la tierra y del infierno.

Contrapunto. El día que "sientas" bien tu apostolado, no te quedes por eso tranquilo. Los escribas y fariseos, los doctores de la Ley eran también hombres celosos de su deber, y recuerda que fueron el tormento de Cristo, sus mayores enemigos.


Punto 924. Pide siempre tu perseverancia y la de tus compañeros de apostolado, porque nuestro adversario, el demonio, de sobra conoce que sois sus grandes enemigos..., y una caída en vuestras filas cuánto le satisface!

Contrapunto. No hagas de tu perseverancia un mito. Podría esto agradar a nuestro enemigo, el diablo. Imagínate que Charles de Foucauld hubiera perseverado en la Trapa. No hubiera sido luego el apóstol del desierto. ¡Cuánto bien hubiera dejado de hacer!


Punto 925. Como los religiosos observantes tienen afán por saber de qué manera vivían los primeros de su orden o congregación, para acomodarse ellos a aquella conducta, así tú -caballero cristiano- procura conocer e imitar la vida de los discípulos de Jesús, que trataron a Pedro y a Pablo y a Juan, y casi fueron testigos de la Muerte y Resurrección del Maestro.

Contrapunto. No hagas como aquellos religiosos observantes que tienen afán por saber de qué manera vivían los primeros de su orden o congregación, para acomodarse ellos a aquella conducta. Pueden quedar marginados del momento presente y llevar una vida sin sentido ni eficacia. En otro tiempo los pobres vivían de la caridad de los ricos, por esto nacieron las órdenes mendicantes. Pero hoy los pobres trabajan en las fábricas: ¿qué sentido tiene, pues, vivir de la caridad, religiosamente hablando? Revístete -como en la vieja leyenda del camaleón- del color y del clima mental de los hombres de tu tiempo, para que tu fe sea una encarnación viva y logre un testimonio válido para todos.


Punto 926. Me preguntas..., y te contesto: tu perfección está en vivir perfectamente en aquel lugar, oficio y grado en que Dios, por medio de la autoridad, te coloque.

Contrapunto. Me preguntas... y te contesto: tu perfección está en vivir perfectamente en aquel lugar, oficio y grado en que Dios, por medio de tu conciencia y de la voluntad del pueblo, te coloque.


Punto 927. Orad los unos por los otros. -¿Que aquél flaquea?... -¿Que el otro?... Seguid orando, sin perder la paz. -¿Que se van? ¿Que se pierden?... El Señor os tiene contados desde la eternidad!

Contrapunto. Teneos presentes -orad- los unos a los otros con un recuerdo real, comprometido. ¿Que aquél flaquea...? ¿Que el otro...? ¿Que se van...? ¿Que se pierden...? Respétalos y que te tengan a su vera, donde se encuentra también el Espíritu.


Punto 928. Tienes razón. -Desde la cumbre -me escribes- en todo lo que se divisa -y es un radio de muchos kilómetros-, no se percibe ni una llanura: tras de cada montaña, otra. Si en algún sitio parece suavizarse el paisaje, al levantarse la niebla, aparece una sierra que estaba oculta. Así es, así tiene que ser el horizonte de tu apostolado: es preciso atravesar el mundo. Pero no hay caminos hechos para vosotros... Los haréis, a través de las montañas, al golpe de vuestras pisadas.

Contrapunto. No es cierto que la vida del apóstol sea siempre un camino cuesta arriba y fatigoso sin cesar. Hay riscales y abarrancaderos con panorámicas maravillosas, sendas umbrosas que serenan y reposan el espíritu, y valles y riberas. y sobre todo amigos y hermanos que llenan de alegría el corazón. Me lo dices en tu carta: "El bien tiene también sus compensaciones; más y más profundas que el mal".

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