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Opus Dei: ¿un CAMINO a ninguna parte?

Contrapuntos al camino del Opus Dei
Índice del libro
Prólogo
Carácter
Dirección
Oración
Pureza
Corazón
Mortificación
Penitencia
Examen
Propósitos
Escrúpulos
Presencia de Dios
Vida sobrenatural
Más de vida interior
Tibieza
Estudio
Formación
El plano de tu santidad
Amor de Dios
Caridad
Los medios
La Virgen
La Iglesia
Santa Misa
Comunión de los Santos
Devociones
Fe
Humildad
Obediencia
Pobreza
Discreción
Alegría
Otras virtudes
Tribulaciones
Lucha interior
Postrimerías
La voluntad de Dios
La gloria de Dios
Proselitismo
Cosas pequeñas
Táctica
Infancia espiritual
Vida de infancia
Llamamiento
El apóstol
El apostolado
Perseverancia
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CONTRAPUNTOS AL CAMINO DEL OPUS DEI
Autor: Mosén Josep Dalmau

POBREZA

Punto 630. No lo olvides: aquel tiene más que necesita menos. -No te crees necesidades.

Contrapunto. Tiene más aquel que se ha creado necesidades que el que no necesita nada: ni leer ni escribir. Ábrete a cosas útiles.


Punto 631. Despégate de los bienes del mundo. -Ama y practica la pobreza de espíritu: conténtate con lo que basta para pasar la vida sobria y templadamente. -Si no, nunca serás apóstol.

Contrapunto. Sírvete de los bienes del mundo; desapegarte de ellos puede ser una evasión. Eso sí, ponlos al servicio -como tú mismo- de la comunidad. De otra manera, tu tarea de apóstol será bien raquítica.


Punto 632. No consiste la verdadera pobreza en no tener, sino en estar desprendido: en renunciar voluntariamente al dominio sobre las cosas. -Por eso hay pobres que realmente son ricos. Y al revés.

Contrapunto. La verdadera pobreza consiste no sólo en estar desprendido sino en no tener. De otro modo, el voto o voluntad de pobreza no es sino un juego de palabras. Por eso no hay ningún pobre que sea rico.


Punto 633. Si eres hombre de Dios, pon en despreciar las riquezas el mismo empeño que ponen los hombres del mundo en poseerlas.

Contrapunto. Si tienes el mismo afán en despreciar la riqueza que el que tienen los hombres de mundo en acumularlas, eres un obseso y un enfermo igual que ellos. El hombre verdaderamente religioso está por encima de todas estas manías.


Punto 634. Tanta afición a las cosas de la tierra! -Pronto se te irán de las manos, que no bajan con el rico al sepulcro sus riquezas.

Contrapunto. Es un argumento infantil decir que las riquezas no bajan con nosotros al sepulcro. Todo el mundo que las busca las quiere aprovechar mientras vive. Pero sí que es cierto que el que se enriquece se deshumaniza, aunque no lo sepa.


Punto 635. No tienes espíritu de pobreza si, puesto a escoger de modo que la elección pase inadvertida, no escoges para ti lo peor.

Contrapunto. No tiene espíritu de pobreza, y es sólo un pobretón de espíritu el que, puesto a escoger, escoge lo peor por principio. No seas payaso, ¿te cuesta mucho hacer un sondeo para ver quién se encuentra más necesitado, tú o los otros?


Punto 636. "Divitiae, si affluant, nolite cor apponere" -Si vienen a tus manos las riquezas, no pongas en ellas tu corazón. -Anímate a emplearlas generosamente. Y, si fuera preciso, heroicamente. -Sé pobre de espíritu.

Contrapunto. No hay que ser esclavo de nada; ni de la riqueza ni de la pobreza. Procura no quedar atrapado por ninguna de las dos. Ambas son malas.


Punto 637. No amas la pobreza, si no amas lo que la pobreza lleva consigo.

Contrapunto. Tan no se trata de amar la pobreza, que se ha de luchar con todas las fuerzas para que no quede un solo pobre en la Tierra. ¿Cómo? Haciendo lo posible para que no haya un solo rico, porque es un crimen de lesa humanidad.


Punto 638. Cuántos recursos santos tiene la pobreza! -¿Te acuerdas? Tú le diste, en horas de agobio económico para aquella empresa apostólica, hasta el último céntimo de que disponías. -Y te dijo -Sacerdote de Dios-: "yo te daré también todo lo que tengo". -Tú, de rodillas. Y... "la bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ti y permanezca siempre", se oyó. -Aún te dura la persuasión de que quedaste bien pagado.

Contrapunto. El que hace continuamente donativos cuantiosos para obras suntuosas me recuerda aquella copla de nuestro refranero: "El doctor don Juan de Robres -de caridad sin igual- para con todos los pobres -construyó este hospital- pero antes... hizo los pobres", Dios no puede bendecir estas ofrendas económicas, por muy rociadas que estén con el agua bendita de la fiesta de la inauguración.

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